Mora el Libertador, hacia el Bicentenario de Costa Rica
Publicado por Armando Vargas Araya en sep 30, 2011 en Articulos | 2 comentariosDentro de diez años –apenas 3.639 días–, festejaremos el Bicentenario de Costa Rica, cuya independencia fue asegurada a fuego y sangre en la Guerra Patria que comandó don Juan Rafael Mora, Libertador y Héroe Nacional. Aunque pareciera que fue ayer, hace ya una década que el mundo fue sacudido por los ataques al Pentágono y las Torres Gemelas, el Hemisferio Occidental festejaba esperanzado la Carta Democrática Interamericana y don Abel Pacheco se aprestaba a anunciar sus compañeros de papeleta presidencial. Diez años, ¡es tanto y es tan poco!
En 1921, primer centenario de la emancipación del Imperio Colonial Español, el país carecía de una conciencia clara sobre los alcances trascendentales de la Guerra Patria, librada en 1856 y 1857 contra la invasión paramilitar del filibusterismo procedente de Estados Unidos. Los designios del *destino manifiesto* eran convertir a Centroamérica en una parcela esclavista uncida a la Unión Americana, eliminar a la raza mestiza sustituyéndola por esclavos africanos y capataces angloamericanos, con William Walker como dictador supremo. Hoy sabemos –como ha escrito don Alberto F. Cañas– que «la del 56 es nuestra Guerra de Independencia. Distinta a las de los otros países de América, porque no fue una guerra para *obtener*, sino una guerra para *defender* la independencia que ya teníamos».
Hace poco, en los Estados Unidos se ha situado en un mismo plano a Mora el Libertador con Abraham Lincoln. El Dr. Stephen Clark, profesor de Literatura Española en la Universidad de California – Channel Islands, escribió que el Presidente Mora es la figura política más importante del siglo XIX y puede decirse que lo es en todo Centroamérica. «La significación de Mora en la historia costarricense es comprensible para los estadounidenses al compararlo con Abraham Lincoln. La analogía se basa en muchos paralelos entre ambos presidentes, como sus antecedentes académicos humildes; el rol central desempeñado por ellos en la preservación de sus respectivas repúblicas frente a ominosas amenazas militares; y el hecho de que los dos fueron asesinados poco después de alcanzar sus más grandes triunfos».
Sesenta y siete años antes de que la Asamblea Legislativa lo proclamara Libertador y Héroe Nacional, el Brasil, la nación-continente de Latinoamérica, había entronizado al Presidente Mora en la Galería de Próceres Americanos ubicada en la sede original del ministerio de Relaciones Exteriores, en Río de Janeiro. Porque en Sudamérica se lo honra como símbolo de los ideales de independencia y libertad. Vale decir, el aprecio por la figura de Don Juan Rafael Mora ha sido más grande afuera que adentro de Costa Rica.
Si su gloria mayor fue marcarle la raya al expansionismo del destino manifiesto en la América antes española, atajados los conquistadores cerca del paralelo once en la hacienda guanacasteca de Santa Rosa, es pareja su grandeza en la construcción de la costarriqueñidad. La patria estaba en su infancia con solo 28 años de existencia emancipada, cuando Don Juanito ascendió a la Presidencia de la República. Su primo segundo, don Juan Mora Fernández estableció las bases, en los nueve años de su mandato auroral. Con mano de hierro, don Braulio Carrillo proyectó la arquitectura del Estado. Correspondió a don José María Castro Madriz decretar la fundación de la república. Pero fue el Presidente Mora quien edificó las instituciones de la nación. Qué clase de influencia civilizadora la del linaje de los Mora, quienes marcaron para siempre el carácter de nuestra comunidad de destino: Mora Fernández y Mora Porras gobernaron durante 19 de los primeros 38 años de vida independiente.
«Como gobernante, Juan Rafael Mora es el forjador del Estado moderno en Costa Rica», escribe el historiador don Raúl Aguilar Piedra. «Esto lo demuestra sobradamente la normativa generada durante su amplio período presidencial (1849-1859). Con su gestión administrativa y, muy particularmente, su protagonismo ante la amenaza del filibusterismo americano, el Presidente Mora asume la posición de un auténtico líder de la identidad latinoamericana, especialmente en la defensa de los principios y valores del continente. No obstante, a nivel local y regional ha sido poco comprendido y, sobre todo, ocultado en su auténtica dimensión por quienes expresan prejuicios europeos y estadounidenses sobre el istmo centroamericano. En cuanto a la historiografía de los Estados Unidos, prácticamente ha sido ignorado».
El estudio de la figura señera de Mora el Libertador en escuelas y colegios, responde a decisiones parlamentarias de la Asamblea Legislativa, a directrices pedagógicas del Consejo Superior de Educación y a disposiciones curriculares del Ministerio de Educación Pública. Uno de los libros que deben leerse, a partir del año entrante, es *El lado oculto del Presidente Mora*. Esta obra relata cómo un comerciante sin lustres académicos, presidente de un pequeño país, tiene la audacia de darse a respetar ante el gigante del norte, convirtiéndose así en un fundador de discurso nacional que desencadena todo un movimiento continental de identidad. Revela la fuerza irradiadora del Presidente Mora como estadista extraordinario. Es un parteaguas, una investigación histórica diferente que da un nuevo enfoque y una moderna comprensión de la gesta liberadora del 56. A juicio de la profesora María Amoretti, de la Universidad de Costa Rica, se contextualiza la Guerra Patria en medio de las estrategias geopolíticas de la época. Se puede ver el tablero de ajedrez completo, la posición y vecinaje de las piezas próximas y lejanas, y apreciar la inteligencia del gambito moraciano. No se trata de la tradicional narrativa histórica en que Costa Rica se enfrenta simplemente a la invasión de una gavilla de aventureros, sino de la confrontación ante la amenaza de una estrategia política y diplomática que oculta una verdadera guerra clandestina. Se trata del heroísmo de un estadista hispanoamericano que desenmascara por primera vez el diagrama de poder de la doctrina Monroe y el *destino manifiesto*.
Hay libros de reciente aparición que posibilitan aprehender diversas facetas de la personalidad de nuestro Héroe Libertador. Padre e hijo han producido sendas obras literarias dignas de todo provecho por ciudadanos, estudiantes y profesores: uno es *Cantar de Gesta de Juanito Mora* con poesía de Antidio Cabal González, otro es el drama *El vuelo a la libertad* escrito por Dionisio Cabal Antillón. El de Antidio es un libro pionero, generado en 1962 y 1963: a caballo de la poesía, leyó e interpretó la versión oficial sobre Don Juanito, luego incorporó noticias y hallazgos que añaden matiz y detalle –este *Cantar de Gesta* asombra y conmueve–. El de Dionisio es una obra en cinco actos cuya clave de la trama es el asesinato del Presidente Mora, a la vez que cuenta la vida de la heroína Pancha Carrasco. Refiere razones del asesinato de Don Juanito y del general José María Cañas, los entretelones de guerra, las anécdotas amorosas de la Carrasco, y muchos datos más. Son dos obras que enriquecen la literatura morista.
El abogado, historiador y politólogo Tomás Federico Arias ha publicado *Sesquicentenario ignominioso: proceso y ajusticiamiento del Presidente Juan Rafael Mora*, análisis crítico del asesinato del Héroe Libertador, a quien se le negó el derecho a la defensa en «el más grande crimen de Estado cometido en Costa Rica». Un libro asequible a todos es *Juan Rafael Mora Porras. Escritos selectos*, de Juan Durán Luzio, profesor de Literatura Hispanoamericana en la Universidad Nacional, que reúne 18 escritos, desde un artículo de 1843, pasando por discursos y mensajes principales de su vida pública, hasta la carta que escribe a su esposa poco después de que se le anuncia su condena de muerte. El autor selecciona los textos, los anota y comenta con esmero, se ocupa por hacer accesible al lector el pensamiento y los principales hechos de la vida del «primer ensayista costarricense». Y no solo lo sitúa entre los fundadores de la literatura nacional, sino que lo inscribe en la estirpe de los grandes ensayistas y próceres continentales del siglo XIX, «claro antecedente del patriota y escritor cubano José Martí».
Sale en estos días de las prensas de la EUNED el libro *Don Juan Rafael Mora. El proceso parlamentario de su proclamación como Libertador y Héroe Nacional*, que he editado. En 513 páginas, se recoge la producción de 86 autores de artículos, cartas, conferencias, discursos y poemas. El propósito de la obra es acreditar el trámite legislativo del Acuerdo aprobado el 16 de setiembre de 2010. Se compilan discursos de los representantes populares, como también 63 artículos o poemas divulgados por la prensa digital o impresa, testimonio de la efervescencia intelectual que generó la iniciativa parlamentaria entre un apreciable elenco de académicos, investigadores, periodistas, poetas, políticos y otras personalidades representativas de diversos sectores y tendencias de pensamiento en el mundo de la cultura. Se incorporan siete textos fundamentales del Presidente Mora relativos a la Guerra Patria, cuatro comunicaciones alusivas que fueron presentadas al Plenario legislativo, más una reseña sobre el mejor Presidente de la República y el *Himno a Juan Rafael Mora* del poeta Carlos Luis Sáenz y el compositor Manuel Alberto Coto. A manera de epílogo, se rescata el poema «Juan Rafael Mora, el héroe y su pueblo» del recordado literato Arturo Echeverría Loría, descendiente directo del Héroe Libertador, que presenta en un renglón todo un programa para dar contenido real a la decisión de la Asamblea Legislativa: «Ahora al pueblo le toca hacer suya la vida de su héroe».
El renacimiento del Padre de la Patria, el estudio de su vida y su obra, y el avivamiento del patriotismo auguran bien para la república. Al haber colocado su retrato en la Sala de Libertadores de América, el parlamento lo ha puesto en un pie de igualdad con próceres como Simón Bolívar, Benito Juárez, José Martí, Bernardo O’Higgins, José de San Martín y George Washington. En la ruta al Bicentenario de la Emancipación patria, contamos con una brújula que nos orienta en medio de la turbulencia de la globalización y sus crisis recurrentes: la figura del primer estadista de Costa Rica y esclarecido latinoamericano, Don Juan Rafael Mora, Libertador y Héroe Nacional.
Qué bueno que se explota el filón. Tenemos un extraordinario valor nacional de dimensiones continentales, todavía no desenterrado del todo, que contribuirá a “desncadenar un movimiento continental de identidad” tan neceasrio, y darle al país una signifiación diferente a la de dependiente que le dan los colaboracionistas que nos someten a la globalizacion con sus “prejuicios europeos y americanos” manteniendo en cambio a nuestros heroes ignorados. Esta tarea en que colaboran don Armando, los Cabal, Arias y Durán, puede poner a Costa Rica ayudando a encontrar una salida a la crisis económica global, pero se tendrá que seguir con tesón para contrarestar a la clase histórica que todavía pretende mantener a don Juanito ignorado, y que tiene los dias contados.
Muy necesario seguir difundiendo y dar a comocer en escuelas y colegios, quién fue y que importancia tuvo para nuestro país ese valiente y visionario patrióta.Lamentablemente la historia oficial en mucho desvirtua esa realidad científica y social de grandes acontecimientos políticos y sociales. Necesitamos revivir ese espíritu de lucha que caracterizó a los héroes del 56, para volver de nuevo a enfrentar y expulsar a los nuevos filibusteros neoliberales que están entregando nuestra patria.