LUTO EN ‘TRIBUNA DEMOCRATICA’

El Dr. don Rodolfo Cerdas Cruz ha fallecido hoy. Ha sido un fiel colaborador de la *Tribuna Democrática*, que está de luto. Nos sentimos agradecidos por la vida fecunda y la amistad entrañable de este gran ciudadano costarricense. Y expresamos nuestras más sentidas condolencias a la Dra. doña Marjorie Ross de Cerdas y su apreciable familia.

Como un adelanto, se reproduce aquí la primera parte del prólogo (en borrador) a *Hacer patria*, antología de su columna dominical “Ojo Crítico”, de pronta aparición en la Editorial Juricentro.

**EL PODER CRÍTICO DE UNA CONCIENCIA LIBRE**

Por **Armando Vargas Araya**

Rodolfo Cerdas es un hombre de letras que ha encauzado una genuina vocación de servicio a sus semejantes –fruto de una gran pasión costarricense–, por los rumbos del magisterio desde la cátedra y el libro, los derroteros de la política desde la tribuna y el partido, las rutas de la difusión del pensamiento desde los medios de comunicación. Heraldo de un esperanzador humanismo democrático, el prestigio de su liderazgo intelectual se sustenta en la independencia de su carácter, la perspicacia de su discernimiento y la fuerza moral de sus ideas. La lengua de Cervantes es la herramienta, el arma o la linterna que utiliza con singular destreza persuasiva para compartir sus sentimientos, impartir sus conocimientos o propagar sus reflexiones.

La publicación de *Hacer Patria*, esta antología de su columna periodística dominical «Ojo Crítico», es propicia para presentar al pensador de elevados quilates, reseñar la década acre que cubren sus escritos aquí recogidos, y escudriñar la función cívica desempeñada por él con el buril de su pluma.

**Primero**, ¿quién es Rodolfo Cerdas?

**I** – **La pedagogía social como vocación**

Nace en San José el 12 de setiembre de 1939, tercer vástago en el hogar de doña Olinda Cruz López y don Jaime Cerdas Mora. Retruena en aquella coyuntura histórica el conflicto bélico europeo contra el nazismo, augurio de una nueva época que en Costa Rica significará la reapertura de la universidad, la reforma jurídico-social, la constitucionalización del Estado Social de Derecho, el auge del sector industrial, la consolidación del periódico *La Nación* (desaparece *La Tribuna*) y, como consecuencia de la Guerra Civil del 48, la ilegalización por tres décadas del partido comunista del cual es cofundador su señor padre, diputado nacional en el parlamento clausurado tras la debacle de la derrota infligida al Gobierno coaligado del presidente Teodoro Picado por las fuerzas figueristas y sus incontrastables aliados.

Sus recuerdos infantiles quedan marcados por la persecución política y los encarcelamientos del papá y de Carlos, el hermano mayor. Milagrosamente, su progenitor fue librado de morir en un crimen múltiple y simultáneo con el del Codo del Diablo. Las tribulaciones dan ocasión a recias lecciones de vida recibidas de su señora madre: no usar la justicia ni la ley de pretexto para cobrar ofensas personales, jamás dejarse llevar por el odio o el resentimiento. La discriminación anticomunista de la maestra que le toca, es paliada por la oportuna intervención de la directora de la Escuela Buenaventura Corrales, indeleble iniciación en el respeto y la tolerancia. Es el precio pagado por ser hijo de un revolucionario en una sociedad pacata.

Lo conduce en la forja de su carácter don Manuel Prada, profesor de trabajos manuales en el Liceo de Costa Rica. Don Teodoro Olarte le enseña redacción y ortografía, gramática don Arturo Agüero y literatura don León Pacheco. Profesa el morismo de la mano de don Rafael Obregón y don Armando Rodríguez, preceptores de cosmografía y de historia. Lector tenaz, su señora madre adquiere cada semana para él un tomo de los clásicos grecorromanos o del Siglo de Oro español. Con un puñado de compañeros, echa a andar el periódico estudiantil *El Huerfanito*, su primer emprendimiento en el ámbito de la comunicación. Son los años convulsos del golpe de Estado contra el presidente Jacobo Árbenz en Guatemala, el asesinato del presidente José Antonio Remón en Panamá y la invasión somocista del 55. La ronca voz del papá les enseña a él y a Jaime Manuel, su segundo hermano, que detrás de todo adulador y servil hay un traidor; y, del derecho romano, la norma de vivir honestamente, no dañar a nadie y darle a cada quien lo que es suyo. En el núcleo familiar embebe una ética secular, enraizada en las virtudes de la costarriqueñidad.

**Sigue los pasos** del abogado y notario que es su señor padre e ingresa en la Universidad de Costa Rica. Se inicia la reforma del 57 que produce profesionales con fuertes valores de humanismo y solidaridad, artífices de su progreso personal y baluartes en la construcción de la identidad nacional. Influyen en su visión de mundo el Dr. Archie Carr y don Rafael Lucas Rodríguez en biología, don Salvador Aguado Andreut y don Isaac Felipe Azofeifa en lengua española, don Abelardo Bonilla en historia de la cultura y don Constantino Láscaris en filosofía. Entre sus profesores de la Facultad de Derecho destacan don Rogelio Sotela, don Pablo Casafont, don Miguel Blanco Quirós, don José Luis Redondo, don Antonio Rojas y don Ulises Odio, cuyos nombres se pronuncian con veneración en el foro. Complementa el estudio en sus libros de texto con lecturas de hondo calado cultural como, en derecho romano, la *Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano* del británico Edward Gibbon o la *Historia de Roma* del alemán Theodor Mommsen en ejemplar que perteneció a don Ricardo Jiménez Oreamuno y adquiere como libro viejo en El Erial. Explora el derecho en la literatura: *Antígona* presenta el dilema permanente de la ley injusta; *Hamlet*, la distinción entre la justicia y venganza; *El proceso*, las instituciones corruptas y la perversión procedimental. Comprende que para llegar a ser un jurista competente, primero debe ser una persona cultivada que lee poesía, contempla obras de arte, escucha música; por la lectura desarrolla la capacidad de usar correctamente el leguaje oral y escrito. Es alumno de honor en cada uno de los cinco años de la carrera, premiado con un curso de derecho comparado en Washington University, de San Luis, Misuri.

El rector don Rodrigo Facio dicta una charla sobre liberalismo y socialismo. A sus 20 años, el estudiante escribe «La Conferencia del Rector Facio sobre Marxismo. Una respuesta», trabajo que presenta en el curso de filosofía del derecho. Su profesor, don Carlos José Gutiérrez, lo remite al rector y el Consejo Universitario acuerda publicarlo en la Revista de la Universidad de Costa Rica (1960), precedido por la carta de Gutiérrez y una nota de Facio. En cien páginas, argumenta sobre la validez del marxismo en relación con el liberalismo y la socialdemocracia en un país del Tercer Mundo. Es la primera vez que la universidad edita un ensayo marxista, hecho que le granjea renombre en los días del lanzamiento del Sputnik y el advenimiento de la Revolución Cubana. ¡Qué audacia la del estudiante, cuánto liberalismo el del profesor, cuán magnánimo el rector y qué paradigma de pluralismo el del Consejo Universitario! Desde la izquierda anticuca, un escrito vitriólico acogido por el semanario comunista ataca a la universidad por dar pábulo a «un mequetrefe»; desde la derecha intransigente, la ANFE protesta en carta sulfúrica al rector por dar pelota a «un revuelca albóndigas». Mi amigo el Dr. Gerardo Trejos Salas cuenta que cuando él llega a estudiar derecho en el 67, el episodio de aquel estudiante ante el rector es relatado con visos de leyenda viva.

Egresa en el 62 y dedica un bienio a preparar su tesis de licenciatura. Contrae nupcias con la filóloga Zaida Solano Soto; nace su primogénito Jaime Guillermo. Dos años antes ha iniciado el ejercicio de la abogacía, aunque no abre su protocolo sino en 1964 y hasta 1970. Se dedica al derecho civil y laboral, luego se concentra en casación pues algunos colegas demandan sus servicios para escribirles recursos de alzada. El buen derecho utiliza el poder de la palabra con elegancia y precisión en la expresión clara de la idea.

Mientras estudia, funda la Juventud Socialista, de la que es Secretario General (1960-62), por lo que participa en el buró político del Partido Vanguardia Popular. Se opone a repudiar la visita del presidente John F. Kennedy y rompe con el partido. Aunque la razón lo asista, cualquiera advierte que el impetuoso gallito riñe a la vieja guardia y provoca a sus contemporáneos.

Su vena periodística se activa en esos años. Animado por el ingenio de Adolfo Herrera García y con el seudónimo de *Observador*, produce su primer artículo en el semanario *Adelante*. Con su amigo Luis Burstin, funda el mensuario *Polémica*. Colabora en el periódico *Opinión* de José Néstor Mourelo, y en *El Universitario* con los seudónimos de *Anteo* y *C. Morúa*. Redacta escritos para *La Nación* o *La Prensa Libre*, que firman varios estudiantes. Muy temprano decide utilizar los medios de comunicación para transmitir el mensaje político al mayor número de sus conciudadanos, a la manera de Vladimir Lenin en su periódico *Izkra*, *Il Risorgimento* del conde de Cavour, o *La Tertulia* del padre Vicente Castro.

**Un tribunal** integrado por los profesores Casafont, quien preside, Gutiérrez, Odio y don Eduardo Ortiz Ortiz aprueba con honores su tesis de licenciatura *La formación del Estado en Costa Rica* y recomienda su publicación. Consultados los historiadores don Rafael Obregón y don Hernán G. Peralta, dan dictamen favorable. Así sale el primer libro marxista de las prensas de la Universidad de Costa Rica (1967). Obra pionera de juventud, polémica por el recurso al materialismo histórico en el estudio de la independencia nacional y el surgimiento del Estado, lleva varias ediciones. Por años, es obra de consulta universitaria, referencia obligada de historiadores y, para su época, ejemplo de seriedad, ponderación y documentación.

Se reincorpora al partido y viaja a Moscú, donde realiza estudios avanzados en la Academia de Ciencias de la Unión Soviética, con vistas al doctorado en ciencias filosóficas. Su profesor de historia de la filosofía, Rafael Martínez –quien había llegado niño a la URSS tras la caída de la república española– le abre una ventana a la realidad cotidiana del ruso común y al tinglado piramidal del Kremlin. En tres años, sistematiza saberes filosóficos, focalizado en el desarrollo político del Estado moderno. Allá se relaciona con Franklin Montero, campesino de San Ramón, quien es su amigo aún. A la distancia, ve a Costa Rica como un paraíso, tierra que fluye leche y miel. Pero sus adversarios capitalizan la ausencia para intrigarlo y debe regresar a desfacer entuertos en San José. Su franqueza en torno al régimen moscovita, su rechazo a la intervención soviética en Checoslovaquia y su crítica al nido de víboras del comunismo tico lo llevan a separarse definitivamente del partido por diferencias ideológicas, políticas y morales. Pasa a ser un indeseable a los ojos de sus ex camaradas, blanco de sus diatribas y objeto de sus tirrias.

Ajusta la treintena cuando nace su hija Ligia María. Al mediar el año se registra la separación de su pareja, que concluirá en divorcio. Dos grandes vuelcos, sincrónicos casi, determinantes en su destino vital: la escisión del partido, la ruptura matrimonial. Ciertamente, en el fondo de todo ser humano se alberga el deseo de grandes cambios periódicos.

En el 70, inicia su carrera de 33 años como profesor, primero de historia del derecho en la facultad del ramo, luego en ciencias políticas, escuela universitaria que llegará a dirigir (1975-76), hasta alcanzar la categoría de catedrático. Un día le pregunto por su alumno más talentoso y no duda en decírmelo: es Marcelo Prieto Jiménez, quien en todos los cursos le entrega dos hojas de examen, una contiene lo que el profesor enseña, otra es lo que el estudiante reflexiona por sí mismo. El joven educador publica varios ensayos en revistas académicas. Escribe el trabajo fundacional «La crisis política nacional: origen y perspectivas», plataforma del movimiento Faena, surgido con la efervescencia estudiantil por el contrato-ley de ALCOA y el ascenso del presidente Salvador Allende en Chile. Faena eleva el nivel de la discusión política, quita el mando a los grupos tradicionales y abre paso a la posibilidad de una izquierda autóctona, sin ataduras foráneas. Ya se perfila su voluntad de enfrentar al comunismo ortodoxo y de desarrollar un partido político autónomo.

La Editorial Universitaria Centroamericana imprime su ensayo politológico *La crisis de la democracia liberal en Costa Rica: interpretación y perspectiva* (1972), en el cual examina las mutaciones sociales ocurridas desde el inicio del Mercado Común Centroamericano, cuyas secuelas políticas rebasan al sistema democrático anquilosado. El libro no es comentado en el país como si lo hace un académico de Panamá en el *Anuario de Estudios Centroamericanos*. De análisis denso y propuestas transformadoras, viene a ser la clarinada que convoca a organizar el Partido Frente Popular Costarricense. Agrupación neo marxista que desecha el determinismo económico y realza aspectos psicológicos, sociológicos o culturales, es una «izquierda con sello de hecho en Costa Rica» –compre y use lo que Costa Rica produce, decía la propaganda institucional de la Cámara de Industrias–. Reúne a una pléyade de inteligencias jóvenes quienes, al cabo del tiempo, nutrirán las filas de la «tecnocracia política»: Antonio Álvarez, José Manuel Arroyo, Fernando Bolaños, María Elena Carballo, Jorge Cornick, Eduardo Doryan, Leonardo Garnier, Rebeca Grynspan, Fernando Herrero, Ricardo Lizano, Fernando Marín, Carlos Monge, Guido Alberto Monge, Lisbeth Quesada, Ennio Rodríguez, Florisabel Rodríguez, Saúl Weisleder, etcétera. Las vueltas que da la vida… ¿quién hubiera podido presagiarlo entonces? La primera participación del Frente Popular, sin resultados cuantitativos pero si cualitativos, es en las elecciones de 1974. En la campaña por el voto recoge anhelos y congojas de millares de compatriotas con quienes se relaciona en sus travesías por los dilatados caminos de la patria. Crea *Prensa Política*, órgano partidista al que aporta editoriales y columnas.

**Es cofundador** en el 75, hombro a hombro con el Dr. Samuel Stone, don Jaime Daremblum, don Ronald Fernández y don Rafael Villegas, del Centro de Investigación y Adiestramiento Político Administrativo (CIAPA), en el cual es investigador y profesor durante 35 años. Entidad privada, sin fines de lucro, CIAPA promueve el conocimiento académico mediante la investigación pura en las ciencias sociales y contribuye al debate de políticas públicas para la solución de los problemas económicos, políticos y sociales de Latinoamérica, con énfasis en la región centroamericana. La relación con el Dr. Stone es entrañable, de intenso intercambio intelectual, en la cual el constante contrapunteo de criterios desde posiciones ideológicas disímiles, los enriquece a ambos; pescadores en el mar y cazadores de aves migratorias los dos, en lo más álgido de la guerra fría Sam lo nombra en la Escuela de Ciencias Políticas y enfrenta a pie firme fuertes presiones –hasta de la Embajada de Estados Unidos– para removerlo; el aprecio tiene origen en la simpatía surgida en París entre el costarricense *amoris causa* que hace estudios superiores de sociología y Jaime Manuel, el hermano de Rodolfo, que realiza estudios doctorales en farmacia, simpatía amalgamada luego por la admiración y el respeto del *Americano Bueno* hacia doña Olinda y don Jaime, los padres de sus dos amigos Cerdas Cruz. Pienso que es en el CIAPA donde empieza a cuajar su mirada diferente y sosegada de la sociedad, la cultura y la civilización de Costa Rica.

Ese mismo año, contrae segundas nupcias con la poeta y periodista Marjorie Ross González. Ella labora en *La Nación*, cuyo director –palabras más, palabras menos– desembucha: –«Nos satisface el profesionalismo de su trabajo y bien podría hacer carrera con nosotros. Usted tiene libertad para actuar como le plazca. En ejercicio de esa libertad, se ha casado con un marxista. Pero su opción de vida transgrede las fronteras de nuestra libertad. Aquí tiene sus prestaciones, ¡queda despedida!». Es que, en ambos extremos de esa democracia liberal menoscabada, la inquina prevalece sobre la tolerancia. En el 76 nace su hijo Luis Rodolfo.

Ha iniciado estudios superiores en Francia, con vistas al doctorado en sociología. Viaja desde San José dos veces al año a la Ciudad Luz, donde reside por largas temporadas mientras completa su trabajo de investigación. Allá absorbe con apetencia el eurocomunismo que ponen en marcha Georges Marchais en Francia, Enrique Berlinguer en Italia y Santiago Carrillo en España: rechazo al modelo soviético, acercamiento a la clase media emergida del capitalismo y aceptación del pluripartidismo democrático. Un tribunal integrado por los profesores Annie Kriegel de la Université de Nanterre – Paris X, Jacques Vernant del Centre d’Études de Politique Étrangère, y François Bourricaud de la Université René Descartes – Paris V y de la Université Paris-Sorbonne – Paris IV, distingue su tesis de doctorado con la máxima calificación y recomienda su publicación. La Dra. Kriegel dice que es lo mejor que ha leído sobre la Internacional Comunista en Latinoamérica. La obra titulada *Stratégie et tactique de l’Internationale communiste en Amérique centrale (1920-1936). Trois cas d’analyse : Nicaragua, Salvador et Costa Rica*, es editada en español por la Editorial de la Universidad Estatal a Distancia como *La hoz y el machete: la Internacional Comunista, América Latina y la revolución en Centroamérica* (1986), y en inglés por la Editorial Macmillan de Londres como *The Communist International in Central America, 1920-36* (1993). Nadie la comenta en el país como si lo hace una académica británica en el *Journal of Latin American Studies*. Resultan inocultables la mezquindad y la pequeñez dominantes en el círculo cerrado que maneja los premios estatales con parámetros sectarios: ¿por qué no recibe ningún reconocimiento esta obra seminal, libro de consulta obligada en Europa y Norteamérica?

**Nos conocemos** recién doctorado él en París, poco después de que la Universidad Nacional publicara su *Costa Rica, problemas actuales de una revolución democrática* (1977). La militante del Frente Popular, Maru Madriz reclama trato equitativo para su candidato a diputado en el primer lugar por San José. Durante una conversación radiodifundida, tomo nota de su perspectiva histórica, su nacionalismo raigal y su sentido de ubicación ecuménica para nuestra democracia. Me parece que es una de las personalidades políticas más recias en la arena pública de la nación, de condición ética enaltecida. A fines de ese año, su jefe de campaña, Eduardo Doryan Garrón, me solicita apoyo para filmar con el Dr. Cerdas un *tête-à-tête* de televisión, en el escenario de la casa de campo de sus padres en Santo Tomás de Santo Domingo de Heredia. En actitud desacostumbrada aquí, si bien normal en Estados Unidos por ejemplo, la víspera de las elecciones generales de 1978, digo por radio: «*Como lo importante es elegir personas inteligentes y talentosas, he decidido votar por Rodolfo Cerdas, por él y no por su partido. Se trata de un intelectual de alta calidad, idealista dentro de la mejor tradición costarricense, progresista en lo social, respetuoso de las personas y de las ideas diversas. Confío que será un eficaz diputado, responsable y patriota*». Aquel comentario, en el cual también anuncio mi voto por don Luis Alberto Monge para Presidente de la República, alborota el cotarro del país político. Reconozco la comprensión y el apoyo de los propietarios de la radioemisora, empresarios emblemáticos como don Douglas Soto, doña Berta Carvalho, don Carlos Lachner o don Rodolfo Jiménez Borbón, quienes aguantan el chaparrón que se nos viene encima y me reafirman su confianza como director de *Noticias Monumental*.

El primer domingo de febrero, el Dr. Cerdas Cruz resulta elegido representante nacional a la Asamblea Legislativa 1978-82, con casi once mil sufragios. Su partido también elige regidores en los gobiernos locales de Abangares y de Corredores. En la campaña ha ensanchado su conocimiento personal de los afanes y las angustias que mueven a sus conciudadanos. Desde el parlamento, organiza comunidades y, con la participación consciente del pueblo, gestiona obras como puentes o instalaciones deportivas. Funge como catalizador entre el oficialismo y la oposición en momentos delicados como la pugna con el Fondo Monetario Internacional, la rebelión armada en Nicaragua y la organización en San José de la junta sandinista de gobierno, o el uso del territorio nacional en el trasiego de armas. Evidencia la posibilidad de que un partido con un solo diputado pueda mantener su independencia y su verticalidad. Piensa desde Costa Rica para Costa Rica, sin ataduras extranjeras ni bendiciones imperiales. El escenario externo se trastoca con el giro de Occidente hacia la derecha, que aún perdura: en una seguidilla de solo tres años, Karol Wojtila es elegido papa, Margaret Thatcher primera ministra del Reino Unido y Ronald Reagan presidente de Estados Unidos. Nuestra amistad se consolida al incluir en el círculo afectivo a su compañero diputado, el gran hombre de empresa y político circunstancial que fue don Rodrigo Madrigal Nieto, quien había sido director mío cuando serví en el cargo de jefe de redacción del diario *La República*.

Nace su hija María del Mar. Y cuando él alcanza sus cuatro décadas de existencia, confirma la máxima de que «los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto, los treinta siguientes, el comentario». Su experiencia vital en la academia y en los partidos, la influencia de la fuerza tranquila de su pareja, los conocimientos meditados en Francia, la intelección del proceso político en la campaña y en el parlamento, la aprehensión profunda de la realidad autóctona, las reflexiones con su madre y su padre, más los cambios que transmutan el mundo, motivan en el interior de su ser un acto pleno de coraje y de integridad personal: decide abjurar del comunismo, dejar atrás el marxismo-leninismo.

**En una comida familiar** con su señora esposa, me confiesa su conversión cívica. Les propongo que me permitan dar a conocer su tránsito hacia el humanismo democrático en un diálogo radiofónico sin restricciones que ellos aceptan y se efectúa en noviembre del 80. Es una conversación vidriosa para mi interlocutor, quien escoge con especial cuidado las palabras y sopesa cada expresión para revelar su pensamiento con precisión y fluidez. Nuestro común y recordado amigo, Enrique Benavides Chaverri –que había sufrido una experiencia intelectual semejante, de muy hondo y dramático significado–, dedica tres comentarios en «La Columna» de *La Nación* al escrutinio de la entrevista y, a sus 64 años de edad, escribe: «*La confluencia de experiencias intelectuales reveladoras, de experiencias decepcionantes para el idealismo de un joven de esclarecida inteligencia, y el contacto directo e interpretativo con la realidad histórica de su propio país, de su propio pueblo, fueron abonando la conciencia crítica del joven Rodolfo Cerdas hasta florecer, casi súbitamente, como el descubrimiento de todas las verdades, en una visión auténtica y fiel de nuestro destino, enraizada en el pensamiento político costarricense y en la vocación democrática y libre de los costarricenses*». Ciertamente, es una hazaña de íntima y absoluta sinceridad consigo mismo.

En preparación para los comicios generales de 1982, funda el Partido Nacional Democrático, junto con ciudadanos tan acreditados como doña Hilda Chen Apuy o don Isaac Felipe Azofeifa y promesas universitarias como Constantino Urcuyo Fournier o Eduardo Doryan Garrón, quien será el primer candidato a diputado. El nuevo partido, establecido con estricto apego a los valores costarricenses y las instituciones democráticas, es una opción para sectores de la población interesados en reafirmar las conquistas nacionales y reorientar la acción política en ese rumbo. Me parece a la sazón que el emprendimiento carece de diferenciación adecuada con otras ofertas electorales, el planteamiento de política económica es insuficiente, sus candidatos lucen ayunos de garra y resultan poco conocidos, además de la penuria de recursos para financiar la campaña. Crea el periódico *El Nacional*, para el cual escribe editoriales y columnas. Los resultados electorales le serán desfavorables, aunque en Corredores elija regidores municipales.

Para entonces he asumido la Coordinación de Comunicación Política en la candidatura de don Luis Alberto Monge y una mañana de octubre del 81, en un balcón del hotel Cristal, mientras Víctor Ramírez Zamora y su equipo técnico preparan cámaras, luces y sonido para la filmación de un corto televisivo, conversan en torno a una mesita circular don Luis Alberto, don Daniel Oduber y don José Figueres. Como tema de distensión ajeno a las disputas entre ellos, les sugiero conceptuar al Dr. Cerdas. –«*La juventud le presta atención por todo el país, incluso un hijo mío es partidario suyo*», dice Monge. –«*Es el mejor preparado de los políticos nuevos, posee sólida formación europea y tiene ideas innovadoras. Hay que tenerle cuidado*», agrega Oduber. –«*Aprecio mucho la honorabilidad de su papá y de él también, especialmente su valiente evolución hacia el centro democrático; acharita que la vida de un hombre sea tan corta como para que el péndulo pudiera volver al medio*», concluye Figueres.

La Comisión Nacional de Ideología y Doctrina del Partido Aprista Peruano reedita en Lima su ensayo *Sandino, el APRA y la Internacional Comunista: antecedentes históricos de la Nicaragua de hoy* (1983), publicado originalmente por el CIAPA. Él sostiene que el aprismo es la ideología original del figuerismo, por lo que resulta una curiosidad que allá se de a conocer este ensayo. Se vincula con el Instituto Interamericano de Derechos Humanos que lo incorpora como profesor invitado a un Curso Interdisciplinario sobre Derechos Humanos.

**Mientras** sirvo por un cuatrienio en el cargo de ministro de Información y Comunicación, ejercemos la amistad con gran respeto de su parte hacia las decisiones gubernamentales. A menudo conversamos a trío con Enrique Benavides Chaverri, como en aquel refrigerio campestre sobre las faldas del volcán Barva, aderezado con análisis y opiniones sobre la conducta perturbadora de los comandantes sandinistas, los designios estratégicos de Washington para Centroamérica, y el imperativo de proteger y profundizar la neutralidad perpetua, activa y no armada de Costa Rica.

En tándem con su señora esposa, incursiona en el espacio de la comunicación audiovisual y realizan en el canal 2 de televisión el programa *Foro Dos* que se mantendrá por cuatro años, seguido por *Hoy Mismo*, magacín de noticias y entrevistas (1986-87). Comprueba en la práctica que la televisión fabrica realidades en la sociedad mediática. Después de dos emprendimientos partidistas, opta por la comunicación política a fin de influir en la juventud y así descubre para el resto de sus días quién es él mismo, convencido de que su rol habrá de ser el de precursor del cambio más que el de capitán de las transformaciones por venir. De inteligencia superior y vasta cultura, dos barreras para la acción política al uso, no jugará más su destino personal en la lotería electoral.

A partir de 1984 inicia una década de importantes logros académicos. En Inglaterra, la University of Oxford lo nombra Visiting Fellow (docente invitado) durante un trimestre en el Latin American Centre del Saint Antony’s College –Oxford es la segunda universidad más antigua del mundo en funciones aún y la de mayor solera en la cultura de habla inglesa; St. Antony’s es la más cosmopolita de sus facultades, especializada en relaciones internacionales, economía, política e historia–. Es convidado por la University of London –la más grande de las universidades británicas– a dar una serie de conferencias en su Departamento de Historia Latinoamericana. La empresa asesora de negocios Oxford Analytica Ltd. lo contrata como analista. Dos años después, es profesor invitado en el Latin American Center de Stanford University, Palo Alto, California –resulta casi imposible identificar una empresa líder en Silicon Valley sin vínculos estrechos con Stanford–. En el 88, Oxford University lo realza al nombrarlo profesor durante un año lectivo completo. Vuelve en el 90 a Oxford como conferencista en un seminario sobre las consecuencias políticas del tráfico de drogas en Latinoamérica. ¿Cuál académico costarricense ha tenido, con base en San José, una proyección comparable en universidades británicas? El European Union Research Institute publica en Londres tres ensayos suyos: *Actitudes regionales sobre la integración* (1990), *El entorno internacional de la nueva integración centroamericana* y *Problemas en torno al desarrollo institucional de Centroamérica* (1992). Es nombrado por Cambridge University Press en el Consejo Asesor Internacional del *Journal of Latin American Studies*.

**Varias veces** nos reunimos en Londres, donde me desempeño profesionalmente durante un sexenio como Director para Latinoamérica de Inmarsat, operador de una constelación satelital de comunicación móvil marítima. Inolvidable es nuestra excursión a Hay-on-Wye, metrópoli global del libro usado y asiento del famoso festival literario, como indelebles son las conversaciones sobre el terruño distante mientras cruzamos las onduladas colinas de Gales o disfrutamos del suculento te inglés de media tarde en The Swan, hotel y restaurant que abrió sus puertas en 1821 al tiempo que nuestra patria se emancipaba de España. En prolongadas pláticas y degustaciones de whiskies escoceses de una sola malta con bocadillos de queso Stilton, percibo cómo crece con el tiempo el ascendiente de la pareja en su espíritu más sereno y su matizada sensibilidad. Gracias a la «*marjoriezación*» de Rodolfo, constituyen una dupla intelectual asentada en un noble *esprit de finesse*. A él lo encuentro más abierto a escuchar y a contrastar criterios, firme y serio en sus arraigadas convicciones, apasionado por Costa Rica siempre, efusivo conversador de afilada ironía.

En paralelo, comienza su etapa de consultor internacional. El Centro Interamericano de Asesoría y Promoción Electoral lo contrata por 13 años y durante 12 el Instituto Interamericano de Derechos Humanos (IIDH). Realiza otras consultorías para el Banco Interamericano de Desarrollo, la Organización de las Naciones Unidas en Viena, ONUSAL en El Salvador y para la Unión Europea también. Le es de gran utilidad el dominio de diversos idiomas en los que lee y trabaja, además de la lengua materna: francés, inglés, portugués, ruso. A título de autor, compilador o coeditor, el IIDH publica libros suyos como *Una tarea inconclusa: elecciones y democracia en América Latina, 1988-1991* (1992), *Estudios básicos de derechos humanos* (1994), *El precio de una herencia: democracia, seguridad y derechos humanos en Centroamérica* (1996). La Red Editorial Iberoamericana Centroamérica edita su obra *El desencanto democrático: crisis de partidos y transición democrática en Centroamérica y Panamá* (1993); la Editorial Universitaria Centroamericana publica su libro *América Latina: globalización y democracia* (1997). En revistas académicas aparecen ensayos suyos como «Perestroika y revolución: los cambios en la política soviética hacia América Central» (1989), o «Costa Rica y Rusia: 50 años después» (1997). ¡Qué sorprendente cosecha intelectual!, aunque dejo sin mencionar varios ensayos dados a conocer en revistas universitarias o en capítulos de libros de diversos compiladores, de la misma manera que dejo de lado numerosas participaciones suyas en instituciones académicas norteamericanos. *Ad honórem*, preside por cuatro años la junta directiva del Archivo Nacional, asesora por ocho años a los ministros de Relaciones Exteriores don Fernando Naranjo y don Roberto Rojas, desde el 2000 es miembro del Consejo Consultivo del programa Estado de la Nación sobre desarrollo humano.

El ensayo es el género literario preferido por él para expresar su pensamiento de manera didáctica e interpretativa. Propone una idea, la expone y la desarrolla en forma elegante. Conforme cristaliza su misión vitalicia de pedagogía social, sus escritos muestran flexibilidad de método y adquieren una más clara voluntad de estilo. Son textos muy bien elaborados, con precisión léxica personal. La suya es una literatura de ideas, trascendente en cuanto espolea el crecimiento intelectual del lector.

**Es ley natural** que la vida y la muerte van juntas. En el 93 fallece don Jaime, su señor padre; en 2001, doña Olinda, su señora madre; en 2010, su hermano Carlos. No se van completamente de la vida mientras el recuerdo de nuestros mayores perviva y estimule. Tiene 50 años de edad cuando nace su primer nieto Giancarlo, al que le siguen Esteban, Antonella, Alexia e Inara. Para él, abuelear deviene en un quehacer entrañable, a la manera de *El arte de ser abuelo* de Victor Hugo.

La distinción académica de mayor rango le llega en 1998 al ser nombrado en la Cátedra Simón Bolívar de la University of Cambridge, mérito conferido a latinoamericanos de la talla de Octavio Paz, Celso Furtado, Fernando Henrique Cardoso, Mario Vargas Llosa, Pablo González Casanova o Carlos Fuentes. La academia *cantabrigiensis* (adjetivo derivado de Cantabrigia, forma latinizada de Cambridge), es la primera entre las 300 mejores casas de altos estudios del mundo. La cátedra Simón Bolívar conlleva, entre otros honores, residir durante un año en el prestigioso campus universitario, enseñar en la facultad más próxima a la especialidad del catedrático y ser electo *fellow* o docente de una facultad académica, Wolfson College en su caso. Los pocos costarricenses que por entonces residimos en el Reino Unido –75 a lo sumo– nos enorgullecemos por los enaltecedores éxitos del compatriota en los centros sapienciales de *Oxbridge*, aunque la prensa únicamente se ocupe aquí de los goles de Paulo Wanchope en la Premier League del balompié inglés.

En años recientes, la Editorial de la Universidad Estatal a Distancia ha publicado tres libros suyos: *La otra cara del 48: guerra fría y movimiento obrero en Costa Rica 1945-1952* (1998), *Las instituciones de integración en Centroamérica: de la retórica a la descomposición* (2005), y *La cofradía de la buena sombra y otros relatos* (2008). En este último, su primera obra de narrativa, el autor sostiene un nivel de calidad artística en historias finamente construidas con un cierto humor negro y una elegante cuota de sarcasmo que, a juicio de don Alfonso Chase, muestran inteligencia desplegada para comunicar sus más profundas sensaciones del recuerdo. A los 70 años de edad, abre su *blog* en Internet, www.rodolfocerdas.com, manifestación de su espíritu emprendedor que no cesa en su senectud biológica que no vital.

**La Editorial Juricentro** publica en 2010 su último libro *Costa Rica en la encrucijada*. El subtítulo, *Globalización, identidad y democracia*, delimita los ejes del diagnóstico emprendido, mas no así el mensaje principal: para sobrevivir y prosperar en medio de la crisis mundial del siglo XXI, nuestra nación requiere de una democracia nueva, justa en lo social, equilibrada en la producción, igualitaria en las oportunidades, participativa y no solo políticamente representativa, enrumbada hacia lo que él denomina un «socialismo humanista». La sociedad en devenir ha de fortalecer una economía de mercado libre, con el ser humano como núcleo y meta de un todo indisoluble, integrador del mundo social y el mundo natural, de la cultura y la civilización, del espíritu y la materia.

La cátedra de teoría del Estado de la Universidad de Costa Rica, le otorga, en octubre pasado, el Premio Alfonso Carro Zúñiga, como reconocimiento a «*su extraordinaria trayectoria intelectual y política*». El viejo maestro concurre al acto para hacer entrega personal de la presea a quien ahí es ponderado a título de «*conciencia crítica de la nación*». Sus colegas, sucesores y discípulos en el alma máter lo ubican al lado de intelectuales independientes como Omar Dengo, Roberto Brenes Mesén o Joaquín García Monge en la primera mitad del siglo XX, Rodrigo Facio y Enrique Benavides al final de la centuria vigesémica. Es, dice el Dr. Jaime Ordóñez, «*uno de los pensadores más relevantes e influyentes que ha tenido este país en las últimas décadas*». Hasta la fecha, este es el único premio que se le ha concedido, para cumplir con el refrán de que «*nadie es profeta en su tierra*».

En el aniversario 71 de la Universidad de Costa Rica, el Consejo Universitario y la Rectoría lo invitan a dictar la conferencia magistral con la cual se clausura una semana académica de celebraciones. «*Costa Rica, una identidad en juego*» es el título de la última lección del catedrático jubilado quien, aquejado por una grave dolencia, me hace el honor de encargarme su lectura. La Dra. Sonia Marta Mora destaca «*la gran significación de esta voz reflexiva y profundamente crítica de un intelectual de sobresaliente trayectoria*»; entre sus méritos, «*el más extraordinario -en un país en el cual no faltan los talentos pero escasean a veces aquellos que están dispuestos a no traicionarse y decir lo que realmente piensan- es que nunca ha renunciado a correr con los riesgos que conlleva la libertad de espíritu. Y es que sin esas voces, sin esos espíritus libérrimos, una democracia no perdura*».

Mas no apaga motores para dedicarse a planear en vuelo blandengue. ¡Qué va!, el gallo sigue en la pelea y arremete corajudo. Es contagiosa la juventud de su ánimo emprendedor. Escribe actualmente unas memorias, cuyos recuerdos de infancia y mocedad están casi listos para entrar a imprenta. Mientras tanto, se publica esta antología de sus artículos aparecidos en *La Nación* durante la aurora del siglo XXI.

**Segundo**, ¿qué ha sucedido con la democracia en los años durante los cuales escribe Rodolfo su columna dominical de prensa?


3 Comentarios

  1. Flora Fernández

    El luto no solo está en Tribuna Democrática, está en el corazón del pueblo.

    Cada domingo buscaba ansiosa las irreverentes y críticas columnas de Rodolfo en Tribuna Democrática. A partir de hoy solo me queda el vacío irremediable de un Ojo Crítico que se nos apagó.

    Aún cuando no se declarará duelo nacional, es un hecho, que igual que con la reciente muerte de Fidel Gamboa, nos duele en el alma perder hombres tan valiosos. Cada uno en lo suyo, con los recursos y talentos propios que les dio Natura, los usaron para el bien del país y demostraron un amor inagotable por su Patria. Hay en realidad un prologado duelo nacional no decretado en el país.

    Me encantó de este comentario la expresión “marjoriezación” de Rodolfo y bien haría ella en llenar el vacío que deja Rodolfo, regalándonos cada semana con su fina y coherente pluma, comentarios sensibles (y sensatos) impregnados de mucha sabiduría, variedad y amplios conocimientos -desde la cocina hasta la política- con un estilo único.

  2. José Calvo

    Lo que yo podía ver en su columna es que era inteligente y razonable.

  3. Isidro Perera Rojas

    De quién ganó las alturas del pensamiento crítico-desde una vida ética inquebrantable-a las que llegó Rodolfo, es difícil para un lego como yo, en la lengua de Cervantes, agregar algo más, a lo que con tanta justicia,ha sido dicho en estos días, por la mejor intelectualidad del país. Lo recuerdo, no sólo como condiscípulo de la Generación Centenario de 1956,del viejo y querido Liceo de Costa Rica,sino que también,como otro miembro de la Generación que en 1957, iniciáramos de manera sistemática, el desbroce del sendero de las humanidades en e la UCR, como alumnos de lo que en aquel entonces se llamó ¨Ciencias y Letras¨,hoy Estudios Generales. Mi ya vieja memoria, lo recuerda en vivencia de niños grandes, el de ocho años y yo de diez, en el amplio patio de la Escuela de Chile en Barrio Luján, coreando a todo pulmón, aquella cancioncilla política pegajosa que decía: ¨Ángeles con carabinas libranos del cortecismo¨ Entonada también por las voces mayores, de los seguidores del partido Vanguardia Popular,en plena campaña política, una de las más relevantes, que ha vivido este país.

    Paz a sus restos, porque mi Fe me dice que, aquel que recorriera los caminos de galilea predicando la verdad y la libertad, lo ha atraído a su Santo seno, como lo hace con todos aquellos que saliéndose de su insilio,hacen del bien común una bandera.

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