El paÃs de doña Edine
Publicado por Anacristina Rossi en jul 21, 2009 en Articulos | 2 comentariosDespués de leer el artÃculo que la diputada Edine von Herold me dedica, se me ilumina el entendimiento y veo con claridad que doña Edine y yo no vivimos en el mismo paÃs.
Todos sabÃamos que la desigualdad creciente en Costa Rica habÃa creado dos mundos: el de los poderosos y el de los demás. Pero no me imaginaba que el paÃs de los poderosos fuera tan distinto al nuestro. El paÃs de doña Edine no tiene nuestros tremendos problemas ambientales ni sus rÃos son cloacas. Tampoco se dará en ese paÃs la minerÃa a cielo abierto. Seguramente porque en el paÃs de doña Edine hay una Sala Constitucional que toma decisiones ambientales guiándose por las opiniones de los cientÃficos y las aspiraciones de salud de las comunidades. En mi paÃs en cambio no es seguro que la Sala Constitucional escuche la razón cuando están de por medio otros intereses.
En el paÃs de doña Edine hay referendos democráticos. En mi paÃs, un alto personaje del poder ejecutivo y otro del poder legislativo describieron impunemente en un triste memorando las tácticas y estrategias antidemocráticas a implementar para ganar un referendo. En el paÃs de doña Edine tal cosa nunca se escribió, jamás, ¡si el paÃs de doña Edine es un ejemplo para el mundo! En mi paÃs no sólo se escribieron y describieron esas medidas antidemocráticas sino que se aplicaron y funcionaron con la total complacencia del tribunal electoral.
En el paÃs de doña Edine hay libertad de prensa. En el mÃo, no. Porque si doña Edine piensa que los que escribimos con una actitud crÃtica podemos decir lo que realmente hay que decir, es muy ingenua. En mi paÃs, él o la que dice lo que realmente hay que decir acaba como Parmenio Medina: muerto.
Doña Edine dice que en su paÃs el poder polÃtico está equilibrado. En mi paÃs, en cambio, el poder polÃtico se parece mucho a lo que narra la novela *Yo soy la autoridad polÃtica superior*:
*Desde este puesto me he ido enterando de cómo funciona el mundo de compromisos de Salvador Ãureo. En primera instancia, cartas de recomendación, becas y subsidios; en segundo término, la concesión de contratos millonarios con el estado y préstamos de la banca estatal -nunca de sus propias empresas financieras-, esto, si se tiene la dicha de ser un empresario amigo: después viene el ofrecimiento de puestos públicos. Como consecuencia, aparecen las deudas: enormes compromisos a favor de Salvador Ãureo, imposibles de saldar. En eso estriba la autoridad de su enorme poder invisible: convertir en servidumbre a los que siempre dirán sà a cambio de sus favores.*
Doña Edine se burla de mis desvelos. A ella no la desvela el narcotráfico como *modus vivendi* ni el manoseo de las instituciones como *modus operandi*. Parece que doña Edine no sabe latÃn o los considera métodos y modos democráticos. Hace unos dÃas leà en el periódico que un pequeño paÃs centroamericano dice ser el más feliz del mundo porque es “ecológico”. Ese paÃs no puede ser Costa Rica, donde las áreas de conservación están en ruinas y a punto de ser privatizadas para lucro de empresas y particulares y donde acusan a los ecologistas ante los tribunales por defender la naturaleza. ¿Habrá alguna relación entre ese paÃs “ecológico” que no es Costa Rica y el paÃs de doña Edine? Para terminar, quiero decir que mi paÃs es el de Sardinal, el de Crucitas, el de Alcides Parajeles; el que describe la Defensora de los Habitantes:
*Comprendiendo el impacto que tendrÃa nuestro informe, pedà luz a mi Dios, pedà sabidurÃa, y tomé una decisión. Asumo las consecuencias de ella, celebro la independencia que tuvimos como institución y como jerarca para tomarla. El castigo por esa decisión: el aislamiento de los medios de comunicación por un tiempo largo, la atomización de nuestra legitimidad y la credibilidad por parte de los sectores que se sintieron afectados, el ataque personal, la burla, la descalificación.*
Burla, descalificación, aislamiento de parte de los medios, atomización de la legitimidad. Muy, muy democrático.
No entiendo como Ana Cristina gasta su tiempo en responder criticamente a esta pediatra arrogante y dura. Solo habÃa que experimentar el trato de Frau von Herold en el Seguro Social para preguntarse por los misteriosos méritos que la hicieron acreedora de una curul. Para mÃ, fue una sorpresa verla en la lista de diputados del Salvador Aúreo. Misterio que se fue disipando conforme avanzaba la actual administración de clientes, padrinazgos y amiguismos
¿Cómo, existe una diputada llamada Edine?, Doña Anacristina debe haberse equivocado, pues esa diputada debe estar en algún congreso de algún paÃs del planeta “Reebock”.