Por Juan Stam, teólogo
¡Ay, perdón! Me equivoqué. Fue “la gran marcha por la protección del matrimonio, la familia y la paz social”. Se repetía frecuentemente, “Esta es una marcha de amor”. Pero por supuesto no lo fue. El tono era de hostilidad agresiva. En toda esa marcha, que escuché por radio, no oí la menor nota de amor a los homosexuales o de respeto a su persona. ¿Cómo pudo ser una marcha de amor, cuando repetían que están declarando la guerra a la homosexualidad y pedían que Dios destruyera esa maldición? Ninguna lesbiana ni ningún gay se hubiera sentido amado o amada en ese ambiente fanatizado. ¿Cómo hubiera ayudado esa marcha a un padre o una madre con un hijo homosexual a comprender y amar a ese miembro de su familia? Esa marcha jamás ayudará para la paz social en Costa Rica.
Fue una marcha contra una abstracción despersonalizada, “la homosexualidad”. Todas las personas afectadas, como seres humanos, estaban ausentes de esa marcha, estaban invisibles. Existían sólo como objetos de guerra espiritual. Pero la homosexualidad es un fenómeno humano, y el evangelio nos enseña a amar al prójimo, aunque sea homosexual. Nos exige amar al pecador, a la vez que repudiamos el pecado. Los homosexuales también son imagen de Dios y ciudadanos de la patria, y deben gozar de los derechos civiles que les corresponden legítimamente.
Quiero dejar claro que soy un evangélico de firmes convicciones y creo sin reservas en la inspiración divina de las escrituras, incluso los textos sobre la homosexualidad. Pero el problema bíblico y ético es mucho más complejo que el uso simplista de textos de prueba fuera de contexto. De hecho, es contradictorio que la Alianza Evangélica apela a textos bíblicos cuando le conviene, pero a la vez sigue a cada viento de doctrina falsa sin el menor criterio bíblico (prosperidad, apóstoles, falsas profecías, manipulación constante de las escrituras). Quizá habrá llegado la hora cuando las iglesias que toman en serio la Palabra de Dios deben luchar por la interpretación fiel de las escrituras, y si no, retirarse de la Alianza por sus herejías anti-bíblicas.
La Alianza Evangélica, y el diputado Guyón Massey, hacen alarde de defender la moralidad sexual. Pero deben corregir primero los problemas morales dentro de la misma iglesia. Algunos casos han sido descubiertos y denunciados; circulan rumores muy preocupantes de otros casos más. No es descomunal que se encubren los abusos, haciendo la vista gorda, mientras los culpables juran ante Dios que son inocentes. Un primer paso para poner la casa en orden sería que algunos pastores se sometieran a pruebas de ADN para comprobar si han procreado hijos fuera del matrimonio. Está presente también el problema de la violencia doméstica en parejas dizque cristianas.
La Alianza Evangélica y el diputado Massey no han dado buen testimonio en la vida política de nuestro país. Ya comenzamos a ver las consecuencias nefastas de decisiones que ellos apoyaron ciegamente, por los motivos que pueden haber sido. Nuestro diputado no tuvo ninguna palabra profética ante el “Memorandum de la vergüenza” sino ayudó a archivar el problema; tampoco insistió en que acusaciones de acoso sexual fuesen investigadas debidamente. Ante la manipulación inmoral del plebiscito, y otros mil abusos, nuestro diputado no ha tenido nada que decir; más bien, se enredó en su propio escándalo de plata. En la marcha hubo oraciones fervientes contra el narcotráfico, el robo y la violencia, pero sin mencionar la represión violenta de marchas de protesta. Se oró también por todos los gobernantes, según sus puestos oficiales, y por cada provincia del país por nombre. Entre tantas plegarias, nunca escuché nada sobre la galopante corrupción del gobierno y el irrespeto a la ley que carcomen la vida cívica de nuestra patria. Tampoco oró nadie para que el magistrado Sosto se arrepintiera, ni por los campesinos de Sardinal, para que no pierdan su agua, ni contra las lujosas marinas que van a contaminar nuestros mares para la ganancia de unos pocos ricos.
Mejor nos hubiera correspondido un acto masivo de arrepentimiento por no ser fieles al evangelio y a la misión profética de la iglesia (en el verdadero sentido bíblico de “profecía”).
La marcha me daba mucha pena por el contingente católico que estaba presente y por los demás que la escuchaban por los medios de comunicación. Se exhibió, sin el menor pudor, toda la banalización del evangelio que ha venido ocurriendo en las últimas décadas. La repetición de fórmulas vacías, a gritos, tan superficiales como ruidosas, se parecía mucho a la “vana repetición” que denunció Jesús. En los púlpitos protestantes el nivel general de predicación es pésimo, y en la marcha ni hubo lugar para algo un poco serio como una exposición bíblica o una aclaración sensata del tema de la homosexualidad. Abundaban las payasadas: “Muevo las manos, doy vuelta para marcar el territorio contra los demonios, doy una patada y después un brinquito”, etc. etc. Eso no es el gozo del Señor; es frivolidad absurda e irreverente. De principio a fin, la marcha dio muy mal testimonio del evangelio.
Hubiera sido más responsable y más edificante organizar una serie de talleres sobre el tema de la homosexualidad, desde la perspectiva bíblica, teológica, ética, genética y social. Lo correcto hubiera sido invitar a conferencistas de diferentes puntos de visita para ayudar al pueblo a madurar. Pero la Alianza Evangélica escogió un método politiquero, nada apropiado para el tema ni para el buen testimonio de la iglesia.
Desde Ronald Reagan en los Estados Unidos, los políticos han entendido muy bien que la guerra contra la homosexualidad es un instrumento poderoso para acaparar muchos votos. Nada mejor que una gran marcha en esa causa para favorecer las posibilidades de salir bien en las elecciones de 2010. Después del vergonzoso fracaso de los partidos “cristianos” y el desprecio que han traído al evangelio, sería sumamente lamentable que el pueblo cristiano se dejara engañar de nuevo por tanta demagogia y manipulación. ¡Pueblo evangélico, despiértate!
Columnista huésped | 28 de Julio 2008
7 Comentarios
Me parece acertadísimo el artículo. El respeto a la diversidad nos exije que escuchemos a todos, pero debemos tener la inteligencia de encontrar puntos de convergencia. Este país no debe convertirse en territorio de extremistas y desubicados. Siempre hemos sido hermaniticos y es bueno que entendamos que podemos tener ideas distintas, pero al final somos lo mismo.
Comparto su posición. Si hablamos de amor al prójimo debemos cumplir con ese mandamiento antes que cualquier otro y entonces clamar ser legítimos seguidores de Jesucristo.
Esa marcha quedará grabada como una vergüenza y un retroceso, atenta contra la tolerancia y los derechos de 10% de la población.
Si Jesús hubiese estado presente, no dudo habría tomado un látigo y habría actuado como cuando sacó a los mercaderes del templo, pues llevan la misma mala sangre.
Es increíble que todavía haya gente que siga a Guyón Massey.
Estimado don Juan: Usted fue mi profesor de teología allá por los años 70 y tantos, quiero felicitarlo porque sigue coherente con su pensamiento, quizá en una época que como dice el cantaautor nos conformamos no con cambiar el mundo, sino con que el mundo no nos cambie demasiado. Un abrazo. Yolanda Bertozzi.
Me parece que no se puede opinar si no estuvieron en la marcha, que se aclaró: ” amamos a los homosexuales y lesbianas” pero Dios al igual que ama a los pecadores, aborrece el pecado. No estamos de acuerdo con el matrimonio gay, si hubiera sido asi Dios lo hubiera constituido en la biblia!…
Deseo referirme acerca de lo que la participante llamada Marcela está exponiendo en el comentario #9928 del 29 de Julio de 2008, en esta lista
Ese razonamiento arroja luz sobre la cuestión aquí: Hay gente que confunde el hambre con las ganas de comer.
El proyecto de Ley NO ES un proyecto de corte religioso, como parece ser que algunos lo quieren hacer creer. Y, ¡claro!, siempre habrá quien se embarque, siguiendo a ciertos “líderes” que no han hecho más que llevar agua a sus arcas a punta de bibliazos fuera de contexto que generan buenos diezmos.
El “matrimonio gay”, como se le dice peyorativamente, no es más que un otorgamiento de derechos semejantes al “matrimonio civil”; este último es un contrato social, que se firma ante un notario en algún bufete o salón de actos. Es una legalización de la vida en concubinato.
Y ese contrato social -no religioso-, se celebra entre dos personas que acuerdan aunar esfuerzos para llevar adelante un proyecto de vida. Similar a cuando dos personas constituyen una sociedad, aunque con otros fines. Entonces, si se quiere evitar que dos personas del mismo sexo constituyan una sociedad del tipo “marital”, ¿Dos personas del mismo sexo no pueden constituir acaso una sociedad de tipo “anónimo”? ¿Y si fueran más personas del mismo sexo? En esencia, ¿cuál es la diferencia?
Este contrato social llamado “matrimonio civil” es el asidero legal que se otorga a las partes para que puedan saber qué terreno pisan. Es “marcar la cancha”. Si los “normales” pueden reclamar repartición de bienes a la hora de romperse una relación, ¿por qué los homosexuales no? Si los “normales” pueden heredar, ¿los homosexuales no? ¿Un homosexual no puede recurrir a la Ley contra la violencia doméstica si su pareja le da “sopa de muñeca”? ¿Y si hay infidelidad?
El contrato que es un “matrimonmio civil” no tiene nada que ver con un matrimonio religioso. Allá cada quien con sus creencias en el buen Dios.
Por cierto que las personas homosexuales con gran frecuencia son creyentes en el Todopoderoso. Con más frecuencia y fervor que los que nos creemos “normales”.
¿Serán mejores padres los “normales” que los “gay”? Francamente, conozco muchos -demasiados- casos de padres “normales” que no debieron de tener hijos.
En fin.
Lo que este contribuyente demanda es que se detenga el circo. Nos ufanamos que nuestra constitución dice que “todos somos iguales ante la ley”. ¿De veras?, me pregunto cada vez más seguido.
Esos que se auto titulan líderes religiosos, como Buchón Massey, y que de paso han quedado en evidencia como “corruptillos” (pues no solo peca el que peca, sino el que encubre el pecado), y que lo que muestran es un galillo y un don -que pudiera NO venir de Dios- para andar proclamando fuera de contexto como fariseos citas bíblicas, y que dicen que son “de Dios”, deben ser desestimados para siempre, y desterrados de la Asamblea Legislativa y del poder político, pues, además que los vemos como diputados incompetentes, si se creen con la misma investidura que un Sacerdote Católico, entonces les alcanzan las mismas prohibiciones que al Clero: NO PARTICIPACIÓN EN POLÍTICA POR MANDATO CONSTITUCIONAL.
He dicho. Y estoy asqueado, católico y creyente en el amor del Padre como soy, de ver a esos 20.000 fariseos que desfilaron y convirtieron la religión en un circo, al lado de “su” diputado: Buchón Massey, actuando, según ellos “en el nombre de Dios”.
Pero no: fueron instrumentos de todo lo contrario.
Ya vamos sabiendo por qué Costa Rica está tan mal.
Yo voto porque en Costa Rica el contrato de matrimonio sea asexuado.
No se quienes estan cometiendo mas pecados, si ustedes o los que marcharon,esto por los comentarios que estoy leyendo, realizados por ustedes, y saben por que? por que la critica es uno de los tantos pecados que tanto deño ha causado a la iglesia, ha, y el tal decir que debemos espresarnos por que tenemos ese derecho, es una farza. Ni aun Jesus con todo y su derecho acuso o señalo … ¿acaso son ustedes mas que Jesus? Si no tienen nada bueno que decir les voy a dar un consejo “Mejor no digan nada”
La critica, murmuracion, famosos comentarios son la cauda de muchas diviciones en las deferentes congregaciones, y que lastima que hayan personas que se presten para destruir la imagen, y reputacion de las personas , “De que les valen” por que que gano yo, se defiendo a los GEY, por que debemos de “amarlos” si aborezco a mi hermano, Criticandolo y murmurando de el y de lo que hace….Tenemos un gran ejemplo es a Jesus, el tambien fue victima de la critica y dela murmuracion, sin embargo el no habrio su boca… Acaso son ustede mas que Jesus, para señalar y jusgar… Saben algo les voy a dar un consejo. “Si no tienen nada bueno que decir de algo o de alguien no caigan en condenacion, mejor no digan nada” (No critiqueis para que no seas criticado) por que con la misma vara que medis seras medido y un tanto mas)…