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Enfoque

Jorge Vargas Cullel | 2 de Julio 2008

El domingo 2 de febrero del 2042 amaneció encapotado. “Otro día sin sol y sin lluvia”, pensó. Hizo la correspondiente nota mental: el último aguacero había sido en abril del 36, seis años atrás, aunque la verdad es que dejó de entender el clima allá por el 2015. Entonces todavía tenía pelo. Apartó la vista de la ventana sin mirar las oscuras montañas.

“¿Por quién votará usted para Presidente de la República, ciudadano cédula 1-00298-47281?”. En la pared-pantalla se proyectaron los hologramas de dos mujeres. “Por favor, estreche la mano de la candidata de su escogencia”. Sabía que la favorita era la mujer negra nacida en Bluefields, Nicaragua. No solo era mejor oradora, sino que tenía más y mejor experiencia y logros que la otra. Gracias a ella, Costa Rica resolvió el faltante de agua potable a cambio de concesiones mínimas al Brasil, un éxito negociador que recorrió el mundo.

A finales del siglo XX había llegado la primera gran oleada. Entonces, los nicas (nicanores, paisas) fueron apenas tolerados. “No hubo tanta xenofobia -recordó-, pero los menospreciábamos”. Con los años, la migración se convirtió en una necesidad apremiante. Por allá del 2005, los ticos empezaron a tener cada vez menos hijos, pues las parejas no pedían o se quedaban con uno. “Nos envejecimos como sociedad en un santiamén”.

Primero, empezaron a llegar cada vez menos niños a las escuelas y, luego, cada vez menos jóvenes a los puestos de trabajo. Faltaba gente. Justo a tiempo llegó la segunda oleada, entre el 2016 y el 2020. El desastre de los gobiernos nicas y años de petróleo y alimentos caros empujaron a doscientos mil para este lado. Esta vez hubo menos caritas, pues Costa Rica necesitaba carne fresca para mantener la economía caminando. Los nicas eran cada vez más indispensables.

Tampoco esa migración alcanzó. Entonces, el Gobierno empezó a pagar bonos a los que quisieran venirse (¿fue en el 2023 o en el 2028?). Hace un tiempo se cambió la Constitución para que los nacidos en el extranjero con veinte años de residencia pudieran elegir y ser electos. Para entonces, una tercera parte de los adultos eran extranjeros, muchos como para ser ignorados en una democracia.

Estrechó la mano de Dorotea Welcome, la candidata favorita. “Total, no estamos innovando en eso”. Alí Suleiman es presidente europeo desde hace ocho años y Zapata ha sido reelegida por cuarta vez en Estados Unidos. Con 82 años, el ciudadano cédula 1-00298-47281 había visto voltearse el mundo al revés. “Antes: muros y arrestos sin derechos para los migrantes; ahora, los gobiernos pelean por carne fresca”. Sí, carne color ébano, carne café con leche.

(La Nación)

Jorge Vargas Cullel | 2 de Julio 2008

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