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Agua potable, bomba de tiempo

Columnista huésped | 2 de Julio 2008

Por Juan José Sobrado Ch.

La agresión a la naturaleza, por parte de políticas de Estado -por acción o por omisión- ha sido de tal magnitud, que en lo relativo al agua potable pone en peligro la vida humana, particularmente en el Valle Central, que concentra los dos tercios de la población total del país, y la Gran Área Metropolitana (GAM) que reúne la mitad de esa población.

La concentración de nitratos en el agua de las fuentes subterráneas, de las que depende mayoritariamente el abasto de agua potable, ha ido en aumento y en algunos casos excede los límites permisibles. Así resulta de cuidadosos estudios del Laboratorio de Hidrología Ambiental de la UNA, a lo largo de doce años. Tales nitratos provienen mayoritariamente de los tanques sépticos urbanos que, en ausencia de cloacas y plantas de tratamiento -única alternativa admisible- los percolan a los acuíferos que están debajo. Al más superficial que es el del Barva, pero también al más profundo, Colima Superior, que se creía inmune. En materia de tratamiento de aguas negras es tal la irresponsabilidad estatal, que Costa Rica figura a la cola de América Latina, apenas por encima de Haití y Nicaragua.

En los sitios en que existe una red de cloacas, las aguas negras se tiran a los ríos sin tratar, por lo que éstos son cloacas abiertas, que en su desagüe hacia el mar, tienen peligrosamente contaminado el Golfo de Nicoya. Todo porque los funcionarios son unos perfectos golfos que por cincuenta años no han hecho nada por impedirlo.

Adicionalmente, y para mayor alarma, se han encontrado peligrosos compuestos orgánicos volátiles (VOCs) provenientes de desechos industriales, y es de suponer de los aún mas peligrosos metales pesados, de la misma fuente; así como de pesticidas, en sitios en que, como en la provincia de Alajuela, las fuentes de la ciudad capital y de Poás tienen siembras de helechos en su entorno a distancias prohibidas.

Los controles de los metales pesados y de pesticidas solo son efectivos si se hacen preventivamente, alejando los peligros, porque a posteriori, la detección no la pueden hacer los laboratorios en el país, es muy difícil y cara.

Toda esta contaminación va junta, por lo que si se da la de los nitratos se da también la otra. Y el tal AyA -supuesta autoridad reguladora al que habría que quitarle la “A” de alcantarillado, porque no ha hecho ni hace nada para asumirla- solo hace exámenes microbiológicos para “garantizar” la potabilidad del agua, pero se escapan todos los demás contaminantes diferentes de los vivientes microbios y bacterias.

Toda la peligrosa contaminación química que acompaña a los nitratos en su marcha letal hacia las aguas que están abajo, solo se detectará a mediano plazo, cuando empiecen a aparecer los cánceres y otras consecuencias en la población.

Este gravísimo problema sanitario, ante el cual hacemos la del avestruz, se acelera exponencialmente con el tiempo, por el vertiginoso aumento de la población urbana en la GAM. Ésta pasó de tener el 11% de su territorio cubierto por área urbana al 16% en l997, 30% en el 2003 y probablemente a cerca de un 60% ahora.

Hasta el más ciego puede entonces apreciar, que a la supervivencia humana en el Valle Central la amenaza una bomba de tiempo de próximo estallido.

Esta es la realidad y no la falsa de “Paz con la Naturaleza”, del discurso oficial, o de proyectos como el de la “Ley del Recurso Hídrico”, que, aduciendo todo lo contrario, arteramente desarman en beneficio de los contaminadores todos los instrumentos legales en contra de este autogenocidio.

(Página Abierta - Diario Extra)

Columnista huésped | 2 de Julio 2008

1 Comentarios

* #8504 el 3 de Julio 2008 a las 08:00 AM Sol Fernandez-Val dijo:

¡Definitivamente! Estamos atrasados medio siglo en lo que respeta al agua y alcantarillados. Vivo contiguo a un rio que es una cloaca abierta. Las tuberias metropolitanas estan tan viejas que constantemente hay fugas de agua potable. Cuando hay prestamos no llegan a obras se queda en pago de asesorias… La inconciencia de los que han tenido el poder de toma de decisiones en las ultimas decadas es deplorable. Si tras esto sumamos cambios climaticos, contaminacion, desvio de aguas para favorecer mega proyectos de lujo, daños irreparables a bosques, montañas, etc el agua sera escasa, cara y casi un mito.

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