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La ventana de doña Hilda

Anacristina Rossi | 17 de Junio 2008

Respondo al artículo de la diputada Hilda González [ver abajo], que no es contra mi columna sino contra mi persona. Sus argumentos son ad hominem, (mejor dicho, ad mulierem), pues no rebate seriamente ninguno de mis argumentos: me rebate a mí. Dice que mi forma de pensar es caliginosa, adjetivo que quiere decir “oscura, nebulosa”. Si mi forma de pensar fuera nebulosa, nadie leería mis libros, no sería miembro de número de la Academia Costarricense de la Lengua, La Loca de Gandoca no estaría entre los libros ticos más populares de todos los tiempos, Limón Blues no tendría premios internacionales ni dos editoriales serias, una centroamericana y otra española, hubiesen publicado Limón Reggae. Puede que doña Hilda se haya equivocado de adjetivo.

Yo sí quiero referirme a los argumentos de doña Hilda. Dice que a través de mi ventana nunca miro la belleza. Sí la miro. Veo un enorme y bello gato holandés jugando con un gatito limonense; una pareja de yigüirros enseñando a volar a sus pichones, y entre las flores muchas mariposas. A la derecha veo a mis vecinos cuidando sus cabras y vacas y veo que mientras el barrio se llena de residencias de superlujo, ellos viven cada vez peor, literalmente agarrándolas del rabo. A mi izquierda la que fuera una límpida quebrada es una inmunda cloaca que ha obligado a las ranas, a las culebras y a los cangrejos a emigrar a mi patio. Los cangrejos se llaman los Eufrasios, las culebras raneras moteadas se llaman Mónicas. Yo hago por ellos lo que puedo, pero perdieron su hábitat. Por los caños frente a mi casa corren aguas servidas con restos de comida que forman charcos inmundos y huelen asqueroso. Hay muchos pájaros en mi jardín, pero no puedo evitar saber que es porque aquí cada vez cortan más árboles.

Espejismos, ideología y prejuicios. Dice Doña Hilda que yo uso “espejismos disfrazados de ideologías y prejuicios encubiertos de rigurosidad académica”. No señala cuáles son, pero yo sí le señalo a ella que esas son las palabras con las que el Banco Mundial describe el pensamiento de su fracción: el neoliberalismo, que sus compañeros siguen proponiendo como panacea para salvar el mundo y que la crisis actual -o vacas flacas como dice el Presidente- y las investigaciones han desenmascarado como totalmente falto de rigurosidad académica, pura ideología y puros intereses creados.

Le señalo a Doña Hilda que las instituciones democráticas, la paz y el sufragio, pilares de nuestra convivencia social que según ella yo ataco, se están derrumbando. Y no por mis ataques. Se están derrumbando porque se rompió la división de poderes: La Sala Constitucional, el Tribunal de Elecciones, la Asamblea Legislativa y la prensa privada -salvo este periódico, salvo este suplemento, salvo esta ventana- se han convertido en prolongaciones del poder ejecutivo, y el referendo lo ganaron “torciendo brazos” y con una política de chantaje, manipulación y prevaricato plasmada en el memorando y otros documentos y hasta videos que fueron presentados al Tribunal de Elecciones y que este, por supuesto, desestimó.

También le hago notar a doña Hilda que lo que pone en riesgo la convivencia social no son mis andanadas, sino la exclusión, la falta de solidaridad, la grosera brecha entre los más ricos y los más pobres y la falta de inversión social desde hace 25 años. Los palos y piedras de Sardinal no son más que un efecto de esa situación, que se pondrá mucho peor con el TLC, con el cuál están obsesionados los diputados, yo no, y los que hablan de él “hasta en sueños”. Yo veo con horror el capítulo 10 que, al regular inversiones, servicios financieros, ambiente y solución de conflictos, crea una ‘jurisdicción’ internacional permanente y a doble grado (Anexo 10-F), por completo desvinculada del Poder Judicial de Costa Rica; el Estado costarricense estará jurídicamente sometido a esta instancia, y a ella tendrá que sujetarse forzosamente una vez que sea demandado por el inversionista (10.16 y siguientes, 12.18, 17.2 y 20.1 y siguientes.); veo con horror también la aplicación prioritaria de las normas del TLC y anexos, por los llamados “tribunales arbitrales” (10.22 y siguiente); y el deber de esos árbitros de basar sus decisiones en la interpretación que del TLC haga la Comisión de Libre Comercio, compuesta por los siete ministros de comercio exterior (o sus delegados); (10.22.3, 10.23.1 y 2, y 19.1.5), no en las leyes y la Constitución de Costa Rica.

Además, según lo demuestra el jurista Juan José Sobrado, el acuerdo entre cualquier institución costarricense y el inversionista tendrá fuerza de ley. Y, violando todas las normas del derecho, el TLC permite que cualquier funcionario disponga de los bienes públicos como agua, bosques, etc. Talvez eso a Doña Hilda le hace ver las bellezas de la naturaleza humana. A mí no.

Problemas sin resolver. También desde mi ventana miro con tristeza que no se resuelven los problemas nacionales de infraestructura, la cual es tan frágil que una onda tropical deja sectores incomunicados; no se puede construir un aeropuerto, ni tener un buen puerto en Limón. La agricultura si no es de exportación está abandonada; hay problemas serios de agua; los ríos son cloacas; se mueren los recursos naturales y la vida silvestre; no crecemos con inversión nacional; se traspasan las playas a inversionistas inescrupulosos y especuladores; y cada vez hay más violencia, corrupción y falta de solidaridad. Obviamente por la ventana de doña Hilda todos los problemas que apunté desde el principio no se ven, y por lo tanto sus consecuencias no son parte de su pronóstico del país. Son parte del mío.

Para terminar, lo que más hay en Costa Rica son columnas que sí dan la visión dulce que doña Hilda quiere. Talvez lo que la lleva a leer la mía es la necesidad de dejar por un ratito su cristal color de rosa y ver la realidad. Le aseguro, doña Hilda, que yo no soy una pesimista: soy una optimista bien informada.

ANACRISTINA ROSSI, ANALISTA DE ASUNTOS NACIONALES

Por Hilda González Ramírez, diputada

Se nos había olvidado cómo escribía doña Anacristina Rossi, y con qué sarcasmo y sorna discurría su pluma en el análisis de los asuntos nacionales. Se nos había olvidado, sobre todo, su caliginosa forma de pensar y de pronosticar el futuro del país. Ahora tenemos, sin embargo, una nueva oportunidad para leer y “lamentarnos” sobre la Costa Rica que doña Anacristina ve y estudia “desde su ventana” cada martes.

Una ventana que no es ninguna novedad para quien haya tenido la oportunidad de leer alguno de sus libros o de escucharla dictar alguna de sus cátedras. Una ventana en que, desde hace poco más de dos años, ella y algunos de sus compañeros de “lucha patriótica”, han vuelto a asomarse con espejismos disfrazados de ideologías y prejuicios encubiertos de rigurosidad académica, para lanzar andanadas sin tregua contra las instituciones democráticas, contra la paz y contra el sufragio; pilares todos de nuestra convivencia social.

Pareciera además que doña Anacristina hace “fijos” en el marco de su ventana. Día y noche, semana tras semana, se sienta tranquilamente -y podríamos decir que hasta con cierto placer- a ver cómo los diputados, los ministros y el Presidente de la República resuelven los problemas nacionales e internacionales, toman las decisiones que Costa Rica necesita, representan dignamente al país en el ámbito mundial, coordinan esfuerzos para mitigar los efectos de las últimas lluvias, e intentan revertir el estado de inacción en el que habíamos caído, para luego encender su computadora y dejarse decir que todo lo malo que acontece en el mundo es por culpa de Óscar Arias y del TLC.

¿Será acaso que doña Anacristina tiene todavía pegada en el marco de su ventana la calcomanía de “Mi corazón dice NO”? ¿Será eso, acaso, lo que la impulsa cada martes a despotricar contra quienes apoyaron el TLC, y piensan distinto que ella? No sabemos por cuánto tiempo más durará esa calcomanía ahí pegada, y si tendremos que seguir recibiendo cada martes en su columna una cuota de incurable “notelecismo”. No sabemos si en los análisis de doña Anacristina podrá brotar un día de éstos alguna reflexión que no involucre burla, o pesimismo. No sabemos si doña Anacristina, ahora como analista de asuntos nacionales, podrá abandonar la noria en la que giran quienes encontraron en su oposición al TLC un espacio para oponerse a todo, irónicamente, “porque SÍ”. No sabemos si doña Anacristina seguirá revolviendo el terreno ahí donde la mayoría de los costarricenses quiere sembrar.

No sabemos si doña Anacristina, ahora como analista de asuntos nacionales, podrá abandonar la noria en la que giran quienes encontraron en su oposición al TLC un espacio para oponerse a todo.

Pero lo que sí sabemos es que su columna “ventana” nos podrá seguir acompañando gracias a los valores que permiten su libertad de expresión, los valores democráticos que ella tanto minimiza y desprecia. Olvida doña Anacristina que su ventana está intacta porque aún no han arremetido contra ella sus amigos, que sí han arremetido contra todas las instituciones del Estado. Olvida doña Anacristina que las piedras y los palos que ella tanto alaba en las protestas de “fraude” del pasado 7 de octubre, y ahora en las protestas en Sardinal, pueden algún día hacer añicos su ventana, como las ventanas de todos los demás.

No sé qué fuerza oculta o qué fijación mental me impulsa cada martes a leer la columna de doña Anacristina. Ha de ser la misma que me impulsa cada domingo a leer la de don Rodolfo Cerdas. Sólo sé que seguiré despertando todas las semanas con la urgencia de saber quién, sin querer queriendo, pasó por la ventana de doña Anacristina para recibir su diatriba de males e infortunios.

¿Por qué no miramos también los bellos colores de la naturaleza humana a través de su ventana?

(Página Abierta - Diario Extra)

Anacristina Rossi | 17 de Junio 2008

4 Comentarios

* #7698 el 17 de Junio 2008 a las 01:37 PM miriam poltronieri dijo:

Si yo digo que esta crisis del petroleo a nivel mundial se debe a que se han agotado los yacimientos petroleros en Estados Unidos y en otros lugares, entonces es porque soy negativa y no miro a través de los diamantes que la expeculación me pueden dar. El ser negativo no es ser patètico, todo lo contrario es ser crítico y poner el dedo en la herida que estàn tapando otros, para que no salga la sangre. Si veo un accidente en la calle, entonces no le tengo que ver el aspecto negativo, tengo que verlo positivo y decir que linda era la ambulancia que acababan de limpiar. No, la vida es blanco y negro, bien y mal, Dios y diablo y tenemos el derecho de verla como queramos, pero más que derecho tenemos el deber de mostrarle a los que no ven, esa vida.

* #7702 el 17 de Junio 2008 a las 02:00 PM Jorge Crespo Berdecio dijo:

Talvez la primera ventana que todos abrimos por la mañana sea la del televisor, y en esta nos enfrentamos a media hora de asesinatos, borrachos dejando sus automoviles en las costillas de algun peaton desconocedor de su destino, y un panorama internacional que no siempre tiene que ver con la belleza de nuestro jardin, nuestros nietitos o nuestro celular de ultima generacion.

Creo que la ventana de Ana Cristina es la de una artista que profundiza en la condicion humana, mas alla de los intereses y agendas de partidos y grupos que suman esfuerzos para vender el pais bajo la consigna de la modernizacion, ocultando, de este modo, los efectos del enriquecimiento personal cinico, “legal” y “respetuoso” de las instituciones.

Ana Cristina es una artista y una ciudadana, que en estos tiempos es mucho mas veraz y creible que ser politico-empresario o politico-sanguijuela, que para cualquier efecto son casi mismo.

Talvez cuando los politicos asuman nuevamente su oficio como un arte, volveran a tener palabras, esas palabras que se pierden o recuperan en un ejercicio de integridad inevitable. El deseable destino de ser enteros y buenos.

Un fuerte abrazo para Ana Cristina y su optimismo bien informado. Siempre deseable.

* #7705 el 17 de Junio 2008 a las 03:07 PM Jaime Quirós dijo:

Maravilloso Anacristina disfrutar de la lectura de tus artículos y de tu producción literaria. Y haber saboreado con vos los merecidos reconocimientos que por esta magnífico trabajo has recibido.

Por dicha NO has tenido que polarizar los vidrios de tu ventana, como hicieron en el congreso de nuestro maltratado país, donde algunos de los legisladores NO querían herir sus delicados sentidos, con la repugnante presencia de un pueblo valiente que reclamaba sus derechos y defendía la soberanía nuestro país…

Que bueno que mantengamos esos corazones del NO vivos y latiendo… Siempre presentes en nuestras ventanas para ver y manosear la vida…

Qué triste y cobarde es polarizar (¿serán cristales color de rosa?) para invisibilizar a nuestro pueblo y nuestra realidad… !!!

Eso sí es el sarcasmo y la sorna que eliminan absolutamente cualquier rasgo de dignidad a quienes nos representan, y han malbaratado el valor de la soberanía de un país donde gracias a personas como vos, todavía podemos hablar de DIGNIDAD !!

* #7719 el 17 de Junio 2008 a las 07:48 PM Juanita G. Pereira dijo:

¿Quién le habrá redactado el artículo que pusieron a firmar a doña Hilda? Caray, fue por lana y salió trasquilada. ¡Qué defenestrada se sacó! Doña Anacristina la dejó como un chuica. ¡Tomé mamita!

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