Por Juan José Sobrado Ch., abogado
Desde finales del año 2005, la Contraloría General de la República le ordenó al Gobierno que, o hacía que Alterra -administradora del aeropuerto Juan Santamaría- cumpliera en todos sus extremos con el contrato, o que lo rescindiera por incumplimiento, reasumiendo el Gobierno su administración.
Administración que es elementalmente sencilla, porque todos los servicios principales siempre han estado en manos del Gobierno (torre de control y aproximación de aeronaves, migración, aduanas, policía, salud, bomberos, etc.), y las minúsculas labores de Alterra se limitan a la administración del edificio y a unas construcciones que, cuando el Gobierno se encargó de ellas, demostró mucha mayor eficiencia, economía y rapidez en hacerlas, tal como fue el caso de la terminal actual, construida por el Gobierno en apenas dos años.
Tal orden se le dio a la administración Pacheco, de quien era de esperar que no hiciera nada. Pero la nueva administración de Oscar Arias tampoco acató la orden y se inventó un addendum al contrato como pretexto para que Alterra siguiera. Tal pretexto fue rechazado de manera contundente por la señora Contralora el 1º de agosto del 2006, “porque la pretensión básica del addendum es restituir un equilibrio financiero sustentado en condiciones que nunca formaron parte del contrato”.
La orden dada a finales del 2005 sigue desatendida por el Gobierno, que ha recurrido a toda clase de pretextos para evadirla, el último de los cuales es que Alterra cambie de sombrero y se presente ahora como un nuevo contratista, en lo que consiste el anunciado trato de la “cesión de contrato” a HAS o aeropuertos de Houston (empresa por cierto propiedad de la municipalidad de Houston, Tejas, o sea pública).
No hay tal “cesión de contrato” (en la que de todas maneras HAS habría tenido que heredar todas las culpas y responsabilidades de Alterra), sino que los accionistas de Alterra le venden sus acciones a HAS, lo que es diferente, porque la sociedad Alterra sigue con el contrato (solo sus acciones cambian de manos). Pero el precio de éstas obviamente se dispara, porque el plazo del contrato (y de participar en los ingresos del aeropuerto) se alarga en cinco años, y con ello le ingresan mas de 300 millones de dólares adicionales al gestor, y Alterra sale premiada en el precio. Desaparecen además en esa prestidigitación las multas por los atrasos que suman mas de $40 millones, así como lo cobrado de más por Alterra a los usuarios, que la Contraloría ordenó devolverles, y los adelantos del Gobierno.
Al parecer el Gobierno se aterroriza ante la Casa Blanca, que por la influencia de Bechtel y papá Bush, le otorga inmunidad a Alterra para hacer lo que le da la gana y para jugar con los mas vitales intereses de Costa Rica, como lo son su desarrollo económico ligado al turismo y a las exportaciones de alto valor, dependientes del transporte aéreo, colapsado en el presente -y comprometido en el futuro- por los caprichos y arbitrariedades interesadas de Alterra.
Como si los costarricenses fueran morones, se alega la necesidad de financiar un préstamo al Gestor por $48 millones, cuando el Cetac dispone de recursos ociosos por una suma cercana, además de unos $50 millones al año que tendría de los ingresos que produce el aeropuerto, una vez sacada Alterra de ahí, ya que ahora se lleva el 65 % de éstos, por lo que el préstamo propuesto es un disparate.
O sea que plata y capacidad de gestión sobran, lo que falta es el valor de resistir las presiones de una compañía abusiva, que desde las mas altas fuentes del poder intimida en beneficio particular a un Gobierno que, entre los intereses del país y su propio miedo, elige a éste.
Con bombos y platillos, ya desafinados y gastados porque bajo diversas apariencias siempre han tocado el mismo son engañoso, se anuncia una solución -la presunta cesión a HAS- cuando en realidad lo que hace es convalidarle y permitirle a Alterra todas su arbitrarias ilegalidades, bajo un sombrero distinto.
(Página Abierta - Diario Extra)
Columnista huésped | 11 de Junio 2008
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