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Alberto Cañas: "La literatura costarricense se ha vuelto enigmática"

Alberto F. Cañas | 10 de Junio 2008

Por Marta Guzmán Hidalgo, periodista

Los 20 custodios de nuestra cultura y civilización acaban de establecer el Premio Academia Costarricense de la Lengua para una obra de creación o de investigación literaria. El Director de la Academia, don Alberto Cañas Escalante, explica los alcances de la iniciativa.

¿Si ya existen los premios nacionales, no está de sobra el de ustedes?

―Desgraciadamente, los premios nacionales han perdido prestigio. El Magón se ha transformado en una especie de benemeritazgo: es como un 10 en conducta. El García Monge, que es para personas físicas, se lo conceden a instituciones y organismos. El Pío Víquez, destinado a enaltecer toda una carrera periodística, se lo conceden al reportaje del año. Y los Aquileos, ni se diga. Una vez honraron un libro como objeto. El año pasado, cuando se conmemoraba el sesquicentenario de la rendición de William Walker, los jurados, imitando al gobierno, ignoraron la fecha y habiéndose publicado no uno sino varios libros notables y fundamentales sobre nuestra Guerra Nacional, premiaron un trabajo sobre la prostitución en San José. En el 2006, el Aquileo de ensayo lo obtuvo un libraco destinado a demostrar que don Pepe Figueres había sido fascista (en la realidad fue miembro activo y contribuyente del Grupo Pro-República Española), y, además, poco menos que analfabeto (en la realidad, el autodidacta más enciclopédico que este país haya conocido). La obra teatral que premiaron fue un mamarracho a los ojos de todos los que la vieron. Para qué seguir…

¿En qué estado se encuentra la literatura costarricense para justificar este estímulo adicional?

―No está en su mejor momento, pero tampoco en uno de los peores. Lamento que esté abandonando su carácter estrictamente nacional, de intérprete de la vida costarricense. Se está volviendo “experimental” y con frecuencia enigmática e incomprensible. Pero tenemos gente importante todavía, de la que podemos esperar mucho: Rima de Vallbona, Fernando Contreras, Rodrigo Soto, Santiago Porras, Rocío Pazos, Dorelia Barahona, Rodolfo Arias Formoso, Johann Schonfield, Melvin Méndez, Jorge Arroyo y Miguel Rojas en el teatro (me circunscribo a los géneros narrativo y teatral que he cultivado y no cito a los que son miembros de la Academia).

La literatura de investigación, sobre todo en el terreno de la historia, está floreciente, y hay que ver la enorme contribución (ahora sí menciono a miembros de nuestra Academia) que han hecho el lamentado Eugenio Rodríguez Vega, Jorge Sáenz Carbonell, Guillermo Villegas Hoffmeister y Armando Vargas Araya, porque a ellos se les ha querido negar su condición de auténticos historiadores.

¿Han hallado algún apoyo?

―Hemos, dichosamente, encontrado un patrocinador para nuestro premio, en una empresa cultural de gran calibre y prestigio como es la Librería Internacional, que durante cinco años agregará una dotación en efectivo al galardón de la Academia.

¿Cree usted que el premio acerque lectores al libro laureado?

―Un premio agrega lectores a la obra galardonada, cuando tiene prestigio y se sabe que es otorgado a conciencia y sin favoritismos ni compromisos de camarilla. Nuestro premio no se otorgará a miembros de la Academia, porque el reglamento lo prohíbe. Tal vez, eventualmente, ello conduzca a que una obra que merecía ser premiada no lo sea, pero así le garantizamos al público la seriedad con que trabajamos.

(Página Abierta - Diario Extra)

Instituido el Premio Academia Costarricense de la Lengua

• En 2008, se premiará una obra de creación literaria publicada en 2006 o 2007

Los autores costarricenses de creación o investigación literaria tienen un nuevo aliciente con el establecimiento del Premio Academia Costarricense de la Lengua, dado a conocer hoy.

El premio consistirá en una medalla y un diploma. La Academia gestionará, con empresas públicas o privadas, una dotación económica para el premio. El premio será entregado en sesión extraordinaria y pública de la Academia, en el mes de marzo.

Los 20 miembros de la corporación docta y de bien público, correspondiente de la Real Academia Española, acordaron otorgar anualmente el premio, que se concederá, en años alternos, a una obra de creación literaria en cualquiera de sus géneros o a una obra de investigación filológica, lingüística o literaria.

Podrán ser candidatas al premio todas las obras escritas originalmente en español por costarricenses o residentes y publicadas en los dos años inmediatamente anteriores al de la concesión del premio. No podrán ser candidatas al premio obras de miembros de número, electos u honorarios de ninguna de las academias de la Lengua.

Cada candidatura deberá ser presentada por tres miembros de la Academia a la Secretaría, a más tardar el 31 de mayo del año correspondiente a la convocatoria; por esta vez, a más tardar el 31 de julio de 2008.

El premio será indivisible y podrá ser declarado desierto. La decisión de la Academia es inapelable. En la primera sesión del mes de octubre, la Academia acordará el premio y hará público el fallo.

La creación del premio responde a estos objetivos de la Academia, fundada en 1923: impulsar el cultivo de la lengua nacional y de las literaturas hispánicas; fomentar la lectura y la crítica de obras literarias, filológicas, lingüísticas, científicas y de cultura general; estimular el conocimiento de las lenguas indígenas locales en relación con sus culturas y el español costarricense; y, despertar el interés, aprecio y gusto por la lengua patria y por su depuración y brillo.

(www.acl.ac.cr)

Alberto F. Cañas | 10 de Junio 2008

3 Comentarios

* #7326 el 10 de Junio 2008 a las 08:41 AM Luis Paulino Vargas Solís dijo:

¿Qué cosa se supone que sea la “literatura de investigación” de que habla don Beto? Admito no entenderlo, empezando porque don Alberto lo remite a la “investigación histórica” (aunque no, al parecer, la investigación histórica propiamente académica), pero luego el acuerdo que se transcribe aquí hace referencia a una “obra de investigación filológica, lingüística o literaria”, con lo que, según mi limitado entender, queda por fuera la investigación histórica.

En todo caso, y según deduzco, el pensamiento y la investigación social siguen tan ignorados y ninguneados como siempre. Excepto -al menos en lo que dice don Beto- por lo que respecta a la historia.

Supongo que, puesto de esa manera, las cosas son como deberían ser. A fin de cuentas, las ciencias sociales, para realmente serlo, no deberían ser complacientes con los poderes instituidos y los privilegiados. Ya que, cuando en efecto lo son, pasan a ser simples discursos de legitimación de un orden injusto y, así, renuncian a su verdadero estatus científico. De modo que, no siendo complacientes con el status quo, mal podrían aspirar a recibir reconocimiento alguno por parte de las elites del poder. Como mínimo, éstas querrán premiar y reconocer lo que no les cuestiona e incomoda y, preferiblemente, lo que los embellece y legitima.

En general, el arte puede satisfacer esas condiciones, aunque solo sea en cuanto generalmente resulta entretenido o, quizá, simplemente porque recurre a leguajes simbólicos que los poderosos no siempre logran descrifrar.Las ciencias básicas y naturales son, claro que sí, muy bien vistas, especialmente cuando se ponen al servicio de la competitividad empresarial. Pero ¿las ciencias sociales? Algunos sabe acomodarse y no les va mal. Hacer de la ciencia social un vulgar discurso de justificar a veces retribuye bien. Pero cuando se intenta hacer ciencia social en serio, queda tan solo saber admitir la realidad. El premio será la (abstracta pero valedera) “satisfacción del deber cumplido” y, a veces, el reconocimiento por parte de gente sencilla y honesta.

* #7350 el 10 de Junio 2008 a las 04:29 PM Walter R. Castro dijo:

¡Qué protestante, contra esto y aquello, resulta este señor Vargas! Porque yo leo y entiendo que hay dos premios: el de creación literaria en cualquier género, ensayo por ejemplo, y el de investigación literaria, lingüística o filológica. Me parece, pero tal vez don Luis Paulino lea mejor que yo, que su protesta es infundada porque un libro de ciencias sociales puede ser una obra de creación literaria. ¿Y acaso la lengua no es un bien social, raíz y base de la identidad de un pueblo? ¿O qué, acaso la economía es la ciencia madre? Ahora bien, la Academia es de la Lengua, no de Ciencias Sociales. Tal vez va siendo hora de establecer una Academia de Ciencias Sociales… y que sea don Luis Paulino quien reparta premios en lugar de dar varapalos, a izquierda y derecha pero más a derechas.

* #7363 el 11 de Junio 2008 a las 09:48 AM Luis Paulino Vargas Solís dijo:

Leo hoy en Tribuna un oportunísimo y acertado artículo de Juan Rafael Quesada titulado “¡No sea sapo!”.

Y justamente eso creo que es lo que me dice don Walter Castro: “señor Vargas ¡No sea sapo! Déjese de criticar tanto, de metir las narices en tanta cosa. Ocúpese de su vida y deje que el resto fluya sin más cuestionamiento”.

Eso me dice don Walter. Lamento decepcionarlo. Creo que seguiré siendo sapo.

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