Disminuir tamaño de letraAumentar tamaño de letraImprimir paginaEnviar esta pagina por e-mailAmpliar el ancho de la paginafluid-width

Enfoque

Jorge Vargas Cullel | 17 de Abril 2008

Como no hay dos sin tres, aquí va la tercera columna sobre el tema de seguridad ciudadana. La semana pasada, los presidentes de los tres poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) firmaron un manifiesto en el cual se comprometieron con políticas públicas para mejorar la seguridad de las personas. Al fin tenemos una vara para, en adelante, evaluar el desempeño del Estado en este tema.

El manifiesto es importante por varias razones. Rechaza las políticas de “mano dura”, de golpe y porrazo, aplicadas en otros países como remedio a los problemas de seguridad ciudadana. Tampoco es complaciente con el estado de cosas. Plantea múltiples intervenciones de prevención social, mejora policial, cierre de portillos legales y más vigilancia sobre el comportamiento de las autoridades públicas. Reconoce la necesidad del trabajo conjunto entre los tres poderes del Estado (y no solo del Ministerio de Seguridad). Esto trae la necesidad de abrir canales de diálogo con partidos políticos y de aplicar un enfoque no electoralista al tema. Le faltan precisión y metas específicas, pero es un punto de partida para la acción.

Decía un amigo mío que los “ticos somos personas de principios”. Ante el brinco que pegué, agregó: “Todo lo comenzamos, pero nada terminamos”. Un rasgo de nuestra psicología colectiva es que somos buenísimos para declarar intenciones y “chapísimas” para llevarlas a cabo (aunque siempre aducimos buenas excusas). Este es el riesgo con el manifiesto de los tres Poderes: que las autoridades públicas se contenten con un golpe de relaciones públicas para desactivar la presión de una opinión pública que demanda mejoras en seguridad ciudadana. Sin embargo, no poner en práctica este compromiso sería un craso error: regalaría el tema a los demagogos.

Nota aparte: creo que los medios de comunicación colectiva debieran hacer una autoevaluación crítica de la manera como están informando sobre la violencia delictiva. Como el tema vende, hay una competencia entre ellos por ver quién tiene la mercancía más llamativa. Abre uno los periódicos y queda pringado de sangre; prende los noticieros de TV y la mitad son crónica roja. Hay una construcción mediática, según la cual pareciera que la única cosa que pasa en Costa Rica son los golpes del hampa. Como estamos en un país democrático, no creo en la censura previa o en un tribunal que dictamine lo que debe informarse y cómo. Pero sí creo en la autorregulación y me parece que los medios debieran, cuanto antes, explorar las maneras para reducir de común acuerdo el show business de la violencia. Tan vigilantes con los demás, debieran mostrar el mismo celo con ellos mismos.

(La Nación)

Jorge Vargas Cullel | 17 de Abril 2008

0 Comentarios

Publique su Comentario




Recordar mis datos?


Reglas para publicar comentarios: Antes de publicarse, cada comentario será revisado por el moderador. Su dirección de e-mail no aparecerá.