Disminuir tamaño de letraAumentar tamaño de letraImprimir paginaEnviar esta pagina por e-mailAmpliar el ancho de la paginafluid-width

Al maestro con cariño

Flora Fernández | 14 de Abril 2008

Tengo dos hijos curiosos, inquietos, fogosos (ahora los califican de hiperactivos). Hoy ambos son jóvenes adultos que nunca fueron groseros ni malcriados, pero sí inquisitivos, ninguna respuesta simple les satisfacía desde niños, todo lo cuestionaron.

En su recorrido por la educación formal tuvieron la suerte de tener maestros y maestras excepcionales: desde Marta, Giovanna y Lorena en Montessori, Geo, Vanesa, Hilda Mata, Ligia Barquero en kinder dirigidas magistralmente por doña Vyria Brautigham Jiménez (qdDg) y asistidos por Ulla Stein en lenguaje. En la escuela y colegio tuvieron a Juan Carlos el genial profe de Arte, Sandra Herrera y Ana Cecilia Castro hicieron milagros, mientras Gina en primer grado y Marielos en sexto fueron maravillosas. Y qué decir de José Allan, profe Andrés, la cubana María Luisa y don Hermes en Mate. Olga, Ronald y Almitra en Español, Olman, Stephen, Orlando, Mardick y Carlos Bolaños en Sociales y Cívica, María Delia Vargas en Biología y hasta el terror de Eyleen en Ciencias, dirigidos de manera extraordinaria por el Dr. Otto Silesky que es una autoridad en educación. Si omito a muchos y muchas otras profesoras no es por falta de gratitud sino de memoria.

Por eso, si hay personas que merecen todo nuestro respeto son los educadores de todos lo niveles, pero sobre todo los de colegios y liceos públicos, donde cada día tienen menos recursos y más responsabilidad. El de Purral que es el más reciente escándalo por las condiciones infrahumanas en que deben trabajar hasta el maravilloso modelo del Colegio Cooperativo de Coronado, son centros que funcionan principalmente por el esfuerzo y dedicación de padres, madres, estudiantes y sobre sus profesores y profesoras.

La reciente huelga promovida por APSE, es una huelga justa. Cualquier profesional o trabajador que lea estas líneas se sentiría ofendido si le dejaran de pagar su salario por varias quincenas, o que su formación universitaria no se valore como la de otros profesionales, pero lo más grave es que los porcentajes de interinos sean tan elevados y vivan con terror de perder su puesto. Aquí no sólo se incumplen normas nacionales e internacionales, sino que además se ignoran condiciones de salud ocupacional mínimas, así como que en muchos casos las aulas tengan 40 o más estudiantes.

¿Cómo podemos esperar que nuestros hijos reciban una educación de calidad cuando sus maestros y profesores pasan hambre o la vergüenza de vivir “de fiado” por varias quincenas? ¿Por qué quienes han sido segundos padres o madres de nuestros hijos no tienen derecho a una vida digna sin estar siempre angustiados por cuestiones económicas mientras cumplen su horario y hacen su trabajo?

Los educadores y educadoras que cité arriba fueron para mis hijos psicólogos y amigos, cocineros y consejeros, guías y enfermeros de cuerpos y almas. Siempre más consecuentes y claros estableciendo límites y exigiéndoles resultados que lo que somos los propios padres de familia y así les ayudaron a sentirse más seguros. Les enseñaron desde leer y escribir hasta los más altos valores y aún así no se les aprecian sus méritos académicos y humanos.

Por esa razón, igual que en el año 1995, sin ser educadora me uní a la más apabullante marcha en la historia del país, que muchos medios de desinformación -que cada día tienen menos credibilidad- se empeñaron en ocultar. Lo sí me dolió, fue que una parte de la dirigencia magisterial no los apoyara como merecen y negocien por aparte ¡eso no se vale, no es juego limpio! La desafiliación que sobrevendrá les hará ver su error.

Si la paz tiene como punto de partida la justicia, no queda otra opción al gobierno de Oscar Arias iniciar cuanto antes el diálogo. El chantaje para que depongan la huelga y negocien es una trampa en la que los educadores no van a caer, aquí cada día que pasa un compatriota más pierde el miedo.

¿Por qué, por un instante, no se ponen en los zapatos de nuestros maestros y profesores de segunda enseñanza con cariño? Una pizca de nobleza los obliga.

Flora Fernández | 14 de Abril 2008

0 Comentarios

Publique su Comentario




Recordar mis datos?


Reglas para publicar comentarios: Antes de publicarse, cada comentario será revisado por el moderador. Su dirección de e-mail no aparecerá.