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¿Es infalible la política cambiaria del BCCR?

Columnista huésped | 2 de Marzo 2008

Por Luis E. Loría, investigador IICE-UCR - [email protected]

La política cambiaria cayó en crisis. La intención de migrar de un esquema de minidevaluaciones a uno de flotación del tipo de cambio con una mínima intervención en el mercado por parte del Banco Central de Costa Rica (BCCR) era, sin duda, muy buena. Los primeros resultados que se observaron durante el primer año de vigencia del sistema de bandas cambiarias fueron, en balance, positivos, y brindaron soporte a la idea de que la transición sería exitosa. No obstante, a finales de noviembre de 2007, la nueva ampliación de las bandas no produjo los resultados esperados. El tipo de cambio no se despegó del límite inferior de la banda cambiaria y, como resultado, requirió de la intervención activa del BCCR en el mercado para “defenderlo”. Esto elevó el nivel de incertidumbre e invitó a la especulación. Ante esa realidad, en febrero de 2008, el BCCR decidió no ampliar, nuevamente, las bandas cambiarias. Esa decisión incrementó aun más la incertidumbre, introdujo dudas acerca de la credibilidad de que se completen las reformas planeadas originalmente—quedándonos atados a una especie de tipo de cambio fijo—y, como consecuencia, profundizó la crisis cambiaria.

En tiempos de crisis los líderes no pueden mantener la neutralidad. El no tomar acción, decisión adoptada por el BCCR, no es una decisión sin consecuencias. La crisis cambiaria ya impactó, y continuará impactando, negativamente a la economía real. Los agentes económicos, desde individuos hasta empresas multinacionales, dedican esfuerzos y recursos importantes para tratar de “adivinar” cuándo y qué tan grande será la próxima ampliación de las bandas cambiarias que anuncie el BCCR, la inflación se mantiene en niveles de dos dígitos, se ahuyenta la inversión en los sectores productivos, se afecta de manera negativa el crecimiento económico y los especuladores, tanto nacionales como internacionales, han cambiado sus inversiones en dólares a colones—lo cual aplica más presión al sistema. En otras palabras, la crisis monetaria podría extenderse a una crisis económica y financiera de una escala mucho mayor. Es precisamente en este momento en que el BCCR debe reconocer que es necesaria una reforma monetaria radical—la dolarización de la economía—para superar la crisis e instaurar un sistema monetario estable.

A pesar de que, desde un punto de vista técnico, el apoyo a la propuesta de dolarización ha crecido exponencialmente y se han esgrimido abiertamente las razones por las cuales esa es la mejor opción para superar la crisis cambiaria, resulta sospechoso el silencio absoluto que ha mantenido el BCCR acerca del tema. En su ensayo Sobre la Libertad, publicado originalmente en 1859, el gran intelectual inglés John Stuart Mill sentenció que: “Todo silenciamiento de discusión es una suposición de infalibilidad.” ¿Será que el BCCR considera infalible su política cambiaria?

Columnista huésped | 2 de Marzo 2008

2 Comentarios

* #3193 el 3 de Marzo 2008 a las 04:33 PM Jorge Fallas dijo:

Creo que, mas sorprendente aun es la posicion de casi apoyo unanime, de todos los economista a las acciones del Banco Central. COmo que temen contradecir al banco y generar incertidumbre. Un debate mas animado deberia empezr ya, y felicito al escritor de este articulo por iniciarlo.

* #3194 el 3 de Marzo 2008 a las 04:37 PM Luis Paulino Vargas Solís dijo:

¿Qué le agarró a estos economistas que de pronto vienen a descubrir el agua tibia y les agarra la obsesión con que hay que dolarizar? Cuando hacia finales del año pasado el Banco Central decidió ampliar las bandas, ocurrió lo mismo que venía ocurriendo desde el año anterior: el tipo de cambio se pegó al “piso” de la banda y el Central siguió haciendo malabares como venía haciéndolo desde ya hacía más de un año. La jugada jamás funcionó y desde el principio el Banco Central se dedicó a hacer de bufón intentando sostener el tipo de cambio para evitar que los pobreciticos exportadores se declarasen en huelga y quisieran entonces botar a Guti, cosa que, desde luego, causaría tremenda aflicción en sus amigos de la banca privada que lo pusieron ahí (o quizá ya no les afligiría, vista la evidente ineptitud de este señor que ha de tener a los pobres banqueros un poco frustrados y estupefactos).

El caso es que el sistema de bandas jamás funcionó y resulta una cabal inexactitud decir que, como “ahora” ya no sirve, hay que recurrir a la dolarización.

Pero nada más impropio que hablar de “creciente apoyo técnico” a la dolarización ¡Pero si esto es asunto político, antes y mucho más que asunto técnico! Claro que para estos economistas lo político no existe o, a lo sumo, no pasa de ser una “distorsión”. Pero, la verdad, la verdad, la política es parte esencial de la vida de los pueblos. Y, ni modo, aquí hay un pueblo y una historia; un país y un futuro que esa país quiere –o quizá le imponen que quiera- construir. Gústele o no a estos economistas –ya sabemos que no les gusta- las cosas son así, aunque siempre les queda a estos economistas aquello de que “si mi teoría no coincide con la realidad, peor para la realidad”. Es, al fin y al cabo, es lo que siempre hacen.

Por lo demás, y si de “consensos técnicos” se trata, nada tan fácil como construir tales consensos alrededor de las páginas de La Nación y El Financiero y al calor de unos “wiskitos” entre gerentes de banca transnacional. En cambio, yo propongo: ¿Por qué no abrimos un dabate realmente amplio y pluralista, además de paritario, a fin de dilucidar pros y contras alrededor de esta nueva ocurrencia?

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