No me voy a cansar de decirlo, para lograr un triunfo pírrico en el pasado referéndum el Gobierno de Arias actuó en forma fraudulenta y violó todos los principios democráticos. Para ello gozó de la complicidad de algunos empresarios que de patriotas no tienen nada, con las corporaciones transnacionales y su fiel representante el embajador gringo, que descaradamente tuvo gran injerencia en el proceso. Usaron el miedo y la presión, violaron la tregua electoral y no tuvieron escrúpulos para hacer lo que fuera necesario para sacar la ventaja y conseguir el ansiado 51.6% de los votos.
Lo más grave es que no hubo un magistrado o magistrada del TSE que se atreviera a poner freno a un proceso corrupto y todavía esperan que callemos y aceptemos una agenda de implementación que va más allá de lo que el TLC exige, en el que entregamos demasiado a cambio de casi nada. Por menos que eso el país fue a una revolución en 1948.
Después de este trago amargo, hay que analizar realidades que son importantes. La población estimada del país según el INEC es de 4.401.849 y en el referéndum participaron tan sólo 1.500.000 (incluyendo votos nulos y blancos), el abstencionismo fue de 40.76%. Eso significa que 1.767.220 personas eran menores de edad y no podían votar. ¡40.14% de la gente que padecerá los efectos del TLC no tenían derecho a decir NADA!
Puesto en sencillo, 80% de los costarricenses no quiso o no pudo manifestarse y serán víctimas directas de una decisión minoritaria, forzada y fraudulenta. Ahora tienen el descaro de hacer publicidad a favor de una agenda de implementación que es peor que el mismo TLC, comenzando por 2 proyectos que no ofrecen una sola ventaja al pueblo costarricenses como son UPOV y el Tratado de Budapest, obra de perversos y desalmados cerebros, quienes creyéndose dioses patentan la vida como si fuese invento humano, irrespetando al Creador mismo. Los diputados del G-38 que lo apoyan, con seguridad no han analizado una letra y por esa razón se niegan a debatir lo que desconocen. ¿Qué los hará apoyar de forma tan entusiasta el más flagrante irrespeto a la vida como son esas dos “leyes de implementación”? ¡y dicen creer en Dios!
Frente a esto, cada día me impresiona más conversar con jóvenes que tienen una clara conciencia y conocimiento de esos proyectos, que son críticos y analíticos a la vez. Jóvenes que representan un reverdecer de una sociedad cansada y apática.
El nuevo ciudadano que está surgiendo en Costa Rica es sensible y solidario, posee información y por ello los medios de comunicación tradicionales no lo engañan, se meten en barrios marginales y recorren su país sin temor para conocer la realidad.
Tienen conciencia ambiental y actúan de acuerdo a ella. No son consumistas y rechazan productos que exploten gente o recursos, respetan la vida humana, animal y vegetal. No desperdician energía y más bien tienen energía de sobra para luchar por las causas en las que creen.
Se apoyan en valores reales y no económicos –para esos están los yuppies y los hijos de papiymami-
No son machistas, ni racistas, sienten respeto por las diversas culturas y los mueve un sentimiento de Interculturalidad para lograr el entendimiento entre los pueblos. Promueven una cultura de paz en todo sentido.
Son agentes de cambio que no se dejan vencer por la desesperanza o sentimientos de “ya no hay nada que hacer, no hay remedio”.
Muestran interés en las artes y en las actividades culturales. Respetan los derechos de autor pero no los abusos en la propiedad intelectual.
Hoy mi hijo menor está llegando a la mayoría de edad y se convierte en un ciudadano pleno en derechos y obligaciones, es en él, en sus amigos y en tantos jóvenes como César, Keka, Eva, Lester, Silvia, Cristina, Roberto, David, Juan, Vilma y muchos otros en quienes veo las cualidades que describí arriba y me llenan entusiasmo y esperanza, a todos ellos les ruego que nunca aflojen.
Para que este reverdecer siga creciendo, la maleza de los políticos y gente vieja sin esperanza debe eliminarse, sólo así veremos el país renovado y vigoroso.
Flora Fernández | 28 de Enero 2008
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