Un buen día de noviembre, la moción para abrir la telefonía fija a la competencia se montó en el bus de Sabana-Cementerio y se bajó allá por la Asamblea Legislativa. Pasó sin que nadie la viera por la caseta de los guardias que revisan bultos; con el reflejo de los nuevos vidrios polarizados de las barras se arregló el peinado y, finalmente, entró caminando solita y sin chaperón al plenario. O eso parece.
La jefa de fracción del PLN no sabe cómo llegó esa iniciativa allí, pero dice que una moción que camine solita y sin invitación no implica ir más allá de lo que dispone el TLC, aunque el TLC no exija abrir la telefonía fija. El Gobierno masculló declaraciones varias y pocos días después, ante la oposición generalizada, el presidente ejecutivo del ICE declaró que desistía de la apertura de la telefonía fija porque es inconveniente.
¡Qué vivan las mociones que caminan solas y, por malas, mueren abandonadas!
Los gringos tienen una buena expresión para eso: nice try. En castellano significa reconocer deportivamente que una iniciativa fue un buen intento, aunque fracasase. Sin querer queriendo, a lo mosca muerta, alguien (¿quién?) pretendía abrir un mercado que el Gobierno había jurado y perjurado que no iba a abrir.
¿Por qué hacerlo así, en vez de plantearlo abiertamente, una vez cerrado el capítulo de la agenda de implementación dentro de unos meses? Me temo que estén apareciendo los vivazos. Para ellos, cuando uno dice una cosa significa otra. Si se dice, en el caso de telecomunicaciones, que la apertura será “gradual y selectiva”, debe entenderse que “haremos todo lo posible para meterle diez con hueco a usted y abrir lo que queramos”. Tonto el que confía en la palabra empeñada. Sin embargo, recordemos que con esta actitud se siembran vientos y se recogen tempestades.
En este episodio, el Gobierno cometió un error innecesario. La excusa “ex-post” de que se abría la telefonía fija para que pudiera recibir subsidios del proyectado Fonatel ni ingeniosa es. Ahora, el Gobierno se ha ganado una marca personal de respiración en la nuca pues, si uno se descuida, un buen día de Navidad otra mocioncita andariega, de esas que no van más allá del TLC, coge un bus de Sabana-Cementerio, rumbo a la Asamblea Legislativa. Tras que la situación está complicada –en poco tiempo debe aprobarse una agenda legislativa compleja–, alguien (¿quién?) se pone a jugar de vivo.
En telecomunicaciones tenemos ya dos malas pasadas: el nice try de la telefonía fija y la propuesta para que el Poder Ejecutivo reparta concesiones. ¿Debemos, en esta y otras leyes, esperar nuevos episodios? Ojalá que no se desperdicie más capital político en tiros vivos.
(La Nación)
Jorge Vargas Cullel | 6 de Diciembre 2007
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