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La pobreza se debe erradicar

Columnista huésped | 9 de Noviembre 2007

Por Silvia Lara, consultora

Si aceptamos que la pobreza constituye una violaci�n flagrante del derecho elemental a una vida digna, entonces su erradicaci�n debe constituir el horizonte principal de la pol�tica p�blica y del aporte social del funcionamiento de los mercados.

Los resultados arrojados por la �ltima encuesta de hogares son esperanzadores. Muestran que si confluyen los factores causales m�s importantes, junto con decisiones acertadas de la pol�tica p�blica, se pueden obtener avances significativos.

Los resultados de la �ltima medici�n indican que varios factores confluyeron positivamente. Los mercados generaron empleo en mayor medida que en los �ltimos a�os; el control macroecon�mico arroj� un balance inflacionario reducido pese al aumento de los precios del petr�leo, y el sector social del gobierno ha intensificado y mejorado los programas de transferencias de ingresos a los grupos con necesidades especiales. El resultado es muy bueno pues el pa�s est� a un paso de erradicar la pobreza extrema (39.000 hogares); tenemos los recursos financieros, humanos e institucionales, es cuesti�n de voluntad pol�tica.

En relaci�n con la Encuesta, existen consideraciones metodol�gicas que deben siempre tenerse presentes, pero no vale la pena detenerse ahora en estos aspectos. Lo cierto es que con las mismas limitaciones metodol�gicas los resultados son comparables y el avance por lo tanto es incuestionable.

Considero m�s importante valorar los buenos resultados arrojados por la encuesta de hogares del 2007 a la luz de las siguientes cuestiones:

�Es posible mantenerlos en los pr�ximos a�os, rompiendo por fin con la grave tendencia al estancamiento de la pobreza?

�Es cuestionable que una parte importante de este logro se derive de transferencias directas de efectivo?

�Qu� importancia tiene el hecho de que al mismo tiempo que disminuy� la pobreza, volvi� a aumentar la desigualdad?

Sostenibilidad

La reducci�n en el porcentaje de hogares en condiciones de pobreza es especialmente relevante por las razones que la explican.

Una buena interpretaci�n de las causas de variaci�n de los indicadores es esencial para activar los mecanismos de pol�tica o de acci�n econ�mica que la produjeron o bien desactivar los factores responsables del aumento de la pobreza.

El 2003 fue el �ltimo a�o en que se present� una disminuci�n en los niveles de pobreza. En el pasado reciente hubo errores de interpretaci�n que r�pidamente relacionaron los resultados con las decisiones del Gobierno de entonces a favor de los pobres.

Por ello no es de sorprender que de un a�o a otro pasamos de la proporci�n m�s baja en 10 a�os al porcentaje m�s alto en esos mismos 10 a�os. Esta es una lecci�n que hoy debemos recordar.

Para la situaci�n actual el aporte de la inflaci�n es de nuevo relevante y la cuesti�n es si los niveles bajos del per�odo de julio 2006 a julio 2007 son posibles para el pr�ximo per�odo.

Sobre este �ltimo punto conviene tener presente, que la inflaci�n acumulada al d�a de hoy es ya levemente mayor a la inflaci�n acumulada hace un a�o y que el precio del barril de petr�leo pronto alcanzar� los $100.

Empleo

Respecto del empleo, los datos de la encuesta revelan un aumento de los ocupados muy por encima del promedio de los �ltimos a�os.

La encuesta que comentamos report� 96.000 nuevos empleos contra un promedio anual de 55.000 en los �ltimos a�os.

Por otra parte, una significativa proporci�n de los nuevos empleos actuales es aportada por 25.000 que corresponden al sector de la construcci�n.

A fin de cautelar logros futuros debe tenerse en cuenta que el empleo en el sector de la construcci�n pareciera ser m�s vol�til y menos permanente y duradero que en otras actividades econ�micas.

Probablemente el factor de reducci�n del porcentaje de los hogares en condiciones de pobreza m�s sostenible son las transferencias monetarias del Gobierno las cuales podr�n adem�s aumentarse el pr�ximo a�o y los siguientes. Este factor tiende a generar un debate sobre la “artificialidad o no” de la reducci�n de la pobreza por este motivo. La pobreza es producto de la capacidad que tengan los individuos de disponer de ingresos suficientes para hacer frente a sus necesidades.

La mayor�a de nosotros obtenemos los recursos de nuestro trabajo, por lo que salarios justos y crecientes constituyen una fuente principal de los ingresos familiares.

Otras personas, como los adultos mayores o quienes tienen capacidades f�sicas diferentes no pueden realizar esa capacidad y por lo tanto su ingreso no depende del trabajo sino del aporte solidario del conjunto de la sociedad.

En estos casos no se trata de prestaciones temporales porque las circunstancias no van a cambiar, ni tampoco se trata de entregar destrezas para insertarse al trabajo, porque en el caso de los adultos mayores, ellos ya dieron su contribuci�n.

Aqu� lo que no dio o no puede dar el mercado, lo debe proporcionar el Estado por medio de la contribuci�n solidaria derivada de los recursos fiscales. Ese es el origen de las pensiones del r�gimen no contributivo de la Caja Costarricense del Seguro Social, que en el �ltimo a�o se han triplicado y que constituyen aproximaci�n gradual a un derecho de �ltima generaci�n hacia un ingreso m�nimo de subsistencia.

Disminuy� la pobreza, pero aument� la desigualdad

Mientras que por un lado disminu�a el porcentaje y n�mero de hogares en condiciones de pobreza, en contraste se profundizaron las brechas (cada vez m�s convertidas en abismos) entre los ingresos de los hogares m�s pobres e incluso de la clase media , con respecto a los ingresos de los hogares m�s ricos.

En efecto, el Coeficiente de Gini muestra un aumento, a�n cuando leve, pero ciertamente en la direcci�n contraria y en contraste con la magnitud de reducci�n de la pobreza.

El ingreso promedio de los hogares del quintil m�s pobre aument� 20% y en el quinto quintil aument� 16%. Pero mientras que el caso del primer quintil este porcentaje representa un aumento de cerca de �20.000 , en el caso de los hogares del quinto quintil signific� �160.000 m�s como promedio.

El crecimiento econ�mico produjo una cantidad de ingresos que permiti� a cerca de 29.000 hogares colocarse por encima de la l�nea de pobreza, pero lo cierto es que la mayor parte de la riqueza producida se qued� en los hogares del 20% m�s rico.

M�s crecimiento econ�mico, m�s ingresos, m�s transferencias del Gobierno a los pobres, no lograron una distribuci�n m�s equitativa de la riqueza.

Puede prevalecer, no obstante, la visi�n de que “no importa la desigualdad”, es decir que, “mientras haya menos pobres no importa que haya m�s desigualdad de ingresos”.

La experiencia internacional ofrece evidencia en contrario. Por ejemplo, la violencia social est� m�s asociada a las condiciones de desigualdad que a los niveles de pobreza. Cuando llueve parejo no hay con quien enojarse. La polarizaci�n que implica la desigualdad se expresa en contrastes que producen enojo y llevan a la violencia. Por otra parte, mientras los hogares m�s pobres y los hogares m�s ricos vieron aumentar sus ingresos, en t�rminos relativos, la clase media se ha ido quedando rezagada. Los ingresos del segundo, tercer y cuarto quintil aumentaron alrededor del 10%.

Las brechas no son s�lo entre pobres y ricos e incluso con respecto a la clase media. De acuerdo con la Encuesta es notable el aumento en la ocupaci�n laboral de las mujeres, mucho mayor que en el caso de los hombres que pr�cticamente se mantuvo estable.

Podr�amos entonces esperar un aumento mayor en los ingresos de las mujeres y no es as�. El ingreso promedio de las mujeres ocupadas aument� 6%, mientras que en el caso de los hombres aument� 11% ampliando as� la brecha de ingresos entre hombres y mujeres.

S� es importante notar la fuerte reducci�n del porcentaje de hogares en condiciones de pobreza en las dos regiones m�s pobres de la historia reciente del pa�s: la Brunca y la Chorotega (cerca de 9 puntos porcentuales) lo cual implica una disminuci�n de las brechas territoriales que debemos celebrar.

(El Financiero)

Columnista huésped | 9 de Noviembre 2007

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