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20 de noviembre

Flora Fernández | 26 de Noviembre 2007

Por Flora Fernández

El presidente constitucional de la República de Costa Rica Juan Rafael Mora Porras, un patriota inteligente, visionario, magnífico estratega y luchador, amó tanto a su Patria que arriesgó su vida y al final fue traicionado por la oligarquía que lo asesina vilmente en Puntarenas. Sin embargo, su memoria es recordada y amada siglo y medio después de la gesta más gloriosa de la historia Patria. Tan querido fue, que el pueblo le llamaba cariñosamente don Juanito, ningún otro presidente por benévolo o magnífico se recuerda de esa manera.

Es curioso que habiéndose visto obligado a liderar una guerra, lo hiciera más preocupado por mantener la paz y la felicidad de su gente. Así comienza su proclama el 20 de noviembre de 1855: “La paz, esa paz venturosa que unida a vuestra laboriosa perseverancia, ha aumentado tanto nuestro crédito, riqueza y felicidad, está pérfidamente amenazada” y continúa hablando de la gavilla de advenedizos, escoria de todos los pueblos que vienen a invadir a Costa Rica para satisfacer su codicia y feroces pasiones.

Hoy, un hombre que dice ser de paz, ocupa el mismo puesto de don Juanito. No es querido ni busca nuestra felicidad y bienestar, sino sólo satisfacer su codicia. Se da cuenta cómo los casinos y mucho turismo viene a satisfacer sus feroces pasiones y nada hace al respecto. ¡Todo lo contrario! Vimos cómo durante la campaña del referéndum sedujo la inocencia del pueblo con falsas promesas que iban desde motos BMW, carros Mercedes Benz, bonos de vivienda, empleos, bienestar económico hasta ofrecer aeropuertos y obra pública con recursos del pueblo, sin que un Tribunal Electoral, que de Supremo no tiene nada, complacientemente lo dejara hacerlo. También permitió al extranjero Mark Langdale, embajador usamericano hacer su parte sin restricciones, sembraron miedo y cizaña según el memorando Casas-Sánchez y el 21 de noviembre del año 2007 firmó el TLC haciendo con ese acto entrega de la Patria.

Habrá entendido ese señor la premonitoria advertencia que dejó Mora al pedir que veláramos que “otro Walker no viniera a esclavizarnos” y hoy George Walker Bush, otro Walker con sus emisarios Langdale y Zoellick lo hicieron. ¿Entenderá la claridad de la proclama “Ay del nacional o extranjero que intentara seducir la inocencia, fomentar discordias o vendernos” dicha 152 años y un día antes de la fatídica firma del TLC?

No poseo la visión y claridad de Mora para anticipar eventos siglo y medio después, pero creo que puedo anticipar lo que sucederá en 30 años. Si para entonces estuviese viva espero ser tan jovial y vital como doña Miriam Zamora o tan intuitiva como doña Hilda Chen Apuy, ambas amigas mías son un verdadero modelo a seguir. Espero ver a los y las jóvenes de 30 años o menos que son los que hoy día he visto con mayor furor salir como verdaderos hermanos y hermanas a defender la patria como a la Santa Madre.

Esa gente linda agrupada en comités, en organizaciones como el Bloque Verde, el Movimiento Estudiantil Alternativo, los estudiantes de escuela y colegio que en votaciones simuladas arrasaban contra el TLC, aunque debieron aceptar el resultado del 7 de octubre sin tener derecho a votar -esa es una de las debilidades de la democracia, que excluye por edad, antes lo hacía por sexo ¡o por ser indígena!. Fue lindo ver cómo los niños se rebelaron y no aceptaron que sus padres votaran a favor del TLC por infundado miedo a perder su empleo o dejar de exportar. Esos valientes en 30 años tendrán el país en sus manos y sabrán enderezar y expulsar hasta el último de los filibusteros.

Los traidores siempre dejan huella, desde Judas con sus 30 monedas hasta quienes hoy en proyectos de la agenda de implementación entregan más allá de lo que se exige, siempre motivados por monedas. Su traición persistirá, pero en 30 años sólo serán un mal recuerdo de la Patria, huesos que se pudren y almas rindiendo cuentas en el averno sin antimotines que los “protejan”.

Si no estuviese viva en 30 años, tengo fe en mis hijos y en esta nueva generación que exhibe un reverdecer hermoso, lleno de esperanza, sé que mantendrán encendida la vela que recibieron el pasado 20 de noviembre de manos de Julieta Dobles, María Eugenia Bozzoli y Rodrigo Carazo para que mantengan vigente el legado de Mora.

Flora Fernández | 26 de Noviembre 2007

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