Por Rodolfo Francisco Calleja Grau, agr�nomo
Con gran orgullo apoy� el No al TLC, pese a compartir la necesidad de inserci�n a la globalizaci�n, el apoyo irrestricto a la empresa privada y a los monopolios estrat�gicos del Estado solidario, la gesti�n de tratados de “LIBRE” comercio, as� como el respeto absoluto a la decisi�n libre y soberana de la mayor�a de los costarricenses.
Sin embargo, a la vista de los acontecimientos, no puedo dejar de valorar efectos sobre la vida nacional que preocupan profundamente. La victoria del S� la considero p�rrica, aunque “satisface” plenamente los intereses y el objetivo �nico de los Arias S�nchez. P�rrica porque ante una campa�a desenfrenada de recursos econ�micos (p�blicos y, en especial, privados) se obtiene un fr�gil, pero efectivo, 1,7% de ventaja para el triunfo. Si el bando del No hubiera vencido por un 0,1% de ventaja habr�a significado un extraordinario �xito, en una lucha de “tigre suelto contra burro amarrado”, no as� para el pa�s con el resultado alcanzado.
Ante tales circunstancias considero lamentable la gesti�n presidencial. Si de algo podr� jactarse el Presidente es haber dividido este pa�s nuevamente, paradoja para un N�bel de la Paz. Las incongruentes manifestaciones al final de la campa�a, su participaci�n activa y beligerante con su investidura, el uso de recursos p�blicos pese al desmedido financiamiento del S�, la ausencia de liderazgo para conciliar a este pueblo, entre otros, devienen en un s�ntoma preocupante sobre la libre elecci�n en nuestro querido pa�s. Retrocedimos d�cadas, como cuando el poder econ�mico nombraba presidentes, y tiramos por la borda la madurez c�vica nacional de financiamiento equitativo por parte del Estado en periodos de elecci�n, todo ante las narices y tolerancia del Tribunal Supremo de Elecciones.
El memorando Casas-S�nchez desnuda la estrategia utilizada por el Gobierno y la Alianza del S�, inequ�voca muestra de actuaciones a la libre sin la sanci�n oportuna y efectiva de las autoridades responsables. Pero m�s grave a�n es la injerencia externa del embajador de Estados Unidos y la Secretar�a de Comercio de ese gran pa�s, con la responsabilidad directa del presidente Bush. Tal estrategia de enga�o y miedo fue deliberadamente planificada para los �ltimos d�as previos al refer�ndum, causando gran impacto y confusi�n en los votantes.
Hoy todos los costarricenses, de cualquier tendencia, credo o grupo pol�tico, debemos razonar las amenazas sobre la democracia de nuestra patria. Hoy, m�s que nunca, debemos identificar con objetividad el riesgo de ser arrastrados a dictaduras disfrazadas. Hoy, m�s que nunca, debemos rechazar con “verdadera” honestidad y efectiva determinaci�n que le pongan precio en $ a nuestro voto.
La real libertad de comercio est� seriamente cuestionada en el mundo y la libertad de elecci�n hoy queda fr�gil en nuestra patria.
(La Prensa Libre)
Columnista huésped | 15 de Octubre 2007
1 Comentarios
Buen comentario. Sin embargo, pregunto: �cu�ndo dej� el poder econ�mico de nombrar presidentes?