Por Rufino Gil Pacheco
En las votaciones del refer�ndum del 7 de octubre pr�ximo pasado el resultado fue de un 3% del S� sobre el No.
Existi� un elemento que inclin� la votaci�n hacia el S�: el miedo.
El miedo que esgrimieron los del S� inclin� a los indecisos, a los temerosos, a los que tem�an a los sindicatos, a los comunistas (que ya no existen), a los trotskos, a los extremistas que aparecen en todas las organizaciones, a los temerosos de perder sus empleos –amenaza esta bastarda e innoble–, a los que tem�an que Estados Unidos tomaran represalias contra el pa�s, de que la Iniciativa de la Cuenca del Caribe desapareciera, de que la maquinaria impulsadora del tratado desde el extranjero arrasara, arrollara a nuestra tierra si el No al TLC triunfaba.
Sin embargo, es muy significativo y tiene que hacer pensar y llamar a la meditaci�n que en todo el tiempo que se tuvo para discutir y conocer el TLC los partidarios del No ganaban terreno.
El tratado no era lo que sus partidarios propalaban y as�, una inmensa participaci�n ciudadana que votara por el No dej� dicho claramente que no estaba de acuerdo con el tratado y a esta realidad hay que ponerle atenci�n, tiene que estar en la mira de nuestro futuro.
Siempre tuve en mi pensamiento, y as� lo comentaba, que el TLC lo ganar�an los del S� a los del No por un estrecho margen, o lo perder�an los del S� o los del No por un estrecho margen, y as� sucedi�.
Una de las t�cticas aplicadas con intensidad mayor aparecida en el famoso memorando fue la de aplicar, intensificar, utilizar el miedo y lo lograron entre los indecisos y los que se dejaron amedrentar. “Vamos con todo”, se hab�a dicho en sus comunicaciones. El poder en marcha. El fin justifica los medios, y se lanzaron abiertamente.
Ahora, el miedo debe andar rondando en sus tiendas y deben poner sus barbas en remojo, pues ha sido una inmensidad de votantes los que dijeron No al TLC y no debe jugarse con esa voluntad, ni con lo que ellos representan; est� muy clara su expresi�n en las urnas apoyando todo lo que se manifest� en los debates en contra del TLC.
�Cuidado con el ICE y el INS, y su dudosa apertura! �Cuidado con las leyes de implementaci�n y lo que ellas van a decir! �Cuidado con los desequilibrios sociales y econ�micos que ese TLC pueda traer consigo, y engendrar ante la tremenda brecha social –que cada d�a es mayor–, los ricos cada vez m�s ricos y los pobres cada vez m�s pobres!
Debemos luchar para que esta brecha no se haga m�s profunda, m�s honda, para que disminuya. Deben nuestros gobernantes y gobernados poner atenci�n a esta marmita en que estamos asentados hace rato.
Desde hace largo tiempo se viene cocinando, se est� preparando un sancocho, un tamal, llam�moslo as�, de grandes proporciones sociales y econ�micas que ya est� a flor de piel.
Si no se le pone la debida atenci�n a este grito sordo, pero vibrante, clamando por una mayor justicia social, por una mejor y equilibrada distribuci�n de la riqueza, por una equidad en el reparto bien atendido y entendido, justo, equitativo y real, las consecuencias ser�n imprevisibles.
Existe un descontento, alarmante, una alarma general en relaci�n con la equidad en lo social, en lo econ�mico, a lo cual debemos poner una atenci�n m�xima.
Si no ponemos la debida y firme atenci�n, si no logramos entender y temer a lo que ha aflorado en esta fruct�fera y formidable discusi�n sobre el TLC, y a lo que se est� cocinando en la marmita, m�s abajo de la piel, en el tejido social, y si no buscamos pronto, con solidaridad humana, los medios para encontrar soluciones sin entregar nuestras instituciones, despu�s no pongamos el grito al cielo, clamando y diciendo: “qu� nos pas�, por Dios, la debacle se nos vino encima”. �Por qui�n doblar�n las campanas? Doblar�n por ti.
Se�ores empresarios, tengan conciencia social, es por su propio bien y existencia normal, tranquila y pac�fica que lo decimos, no estrujen a sus trabajadores que en el fondo son la fuerza principal en sus organizaciones, no sigan amenazando con despidos, es un arma de doble filo, adem�s de bastarda e innoble, de baja ralea, no estimulen la lucha de clases tan nefasta en el conglomerado humano, busquen la armon�a por sobre todas las cosas, para beneficio de todos.
No crean que el riesgo del empresario, el riesgo calculado con que se enfrentan todos los d�as, es el �nico factor de la producci�n, que alimenta a una comunidad, a una regi�n, a un pa�s, el trabajo es quiz�s el factor m�s importante y al que hay que cuidar con esmero. La tierra y el capital lo son tambi�n. Estos cuatro factores de la producci�n de que nos habla la ciencia econ�mica son los que generan producci�n, y su producto o remuneraci�n, el salario, la renta, el inter�s y la utilidad del empresario deben ser justos y distribuidos con equidad, no deben estrangularse esos productos, mucho menos el salario.
Salimos a la palestra, en su oportunidad, para alertar contra el miedo, mal consejero, de ah� nuestro art�culo titulado “No tengas miedo”. No al miedo (dec�a nuestro veh�culo), el cual no fue combatido con mayor fuerza, intensidad y penetraci�n; lo ve�amos venir, lo ve�amos llegar, lo sent�amos y como fantasma nocturnal envolvi� a muchos, lo present�amos.
Ese golpe bajo, contemplado en un memorando perverso de baja cala�a, lanzado sin ning�n escr�pulo, que no habla bien, que no enaltece a quienes lo proporcionaron, no sufri� sanci�n alguna, la historia lo cobrar�.
Cuando �ramos ni�os, jug�bamos a “por d�nde viene el juicio”; empezaba por Aserr�, bajando de la monta�a, llegaba a Desamparados, pasaba por San Pedro, luego por Zapote y al final a San Jos�, y quienes cantaban por d�nde viene el juicio nos agarraban por la espalda y nos socolloneaban, nos daban un sacud�n, un escalofr�o nos pasaba por todo el cuerpo y al ir a la cama nos inundaba el miedo.
La noche se hac�a eterna y en la madrugada fr�a el terror nos hac�a correr a la cama de la mam�, donde nos acurruc�bamos a sus pies, para sentir su protecci�n y calor, y desterrar el miedo que nos invad�a.
Hoy, de adultos, acurruqu�monos a los pies de la Madre Patria, para sentir su protecci�n y ofrendarle nuestro amor, y los que sintieron miedo en esta justa gloriosa y democr�tica no lo vuelvan a sentir, pues un triunfo provocado por el miedo no es triunfo, no tiene sensatez ni patriotismo, que es lo que en el futuro debemos poner por delante para defender y encauzar a esta patria sin igual, por los senderos de la justicia, la libertad y la solidaridad.
Finalmente, �se han dado cuenta ustedes de qu� es lo que queda en manos de los costarricenses de las empresas creadas con el sudor, el trabajo, el empe�o, el ingenio y la visi�n de nuestros compatriotas?
�Les habr� agradado, en el fondo de su alma, tener que venderlas a for�neos o aliarse con ellos y entregarles sus realizaciones, sus sue�os, porque los oblig� la “santa competencia” de la que hablara Bastiat (economista liberal del siglo XIX), la “diab�lica competencia”, como la llamo yo?
La banca privada, los hoteles, los comercios, las industrias y las empresas a�reas est�n pasando a ser propiedad de los extranjeros. �C�mo se est� vendiendo lo que tanto nos cost� hacer!
En la banca privada solo el BCT e Improsa pertenecen a costarricenses, dichosamente todav�a contamos con tres grandes bancos en el sector p�blico y el Banco Popular. La banca de desarrollo, tal como debe de ser, para desarrollar �ntegramente a nuestro pa�s, no aparece. �Se seguir�n pegando parches, aun cuando existe en el pa�s el capital suficiente para crear un verdadero banco de desarrollo?
En el campo comercial todav�a contamos con La Gloria (a la que le fue muy mal en su alianza con los venezolanos), Lehmman, Federspiel, Yamuni, Llobet, empresas de transporte, las de automotores y comercios menores, y algunos supermercados.
En el industrial con Dos Pinos, Yamber, textileras y algunas m�s. Atlas, un orgullo costarricense, ya se vendi�. Asustaron con su venta y partida si el No ganaba, triunf� el S� y la venta se efectu�. �Qu� lindo jueguito! Durman Esquivel ya hab�a hecho su transacci�n y otras m�s; Lacsa, orgullo nacional, desapareci�. En los cielos volaba con orgullo, le encantaba la gente y se llamaba Lacsa. �Qu� se hizo? Y as�, a grandes rasgos, sin ahondar mucho en la materia, preguntamos: �Qu� se hicieron nuestros compatriotas triunfantes en estos campos? �Pasaron a ser dependientes de las transnacionales o est�n disfrutando de sus capitales, producto de las ventas?
La reacci�n del Guanacaste apoyando el No al TLC es de hacernos pensar ante tanta prosperidad que pareciera que ah� existe. �Ser� que esa prosperidad no ha bajado al verdadero pueblo y se encuentra, circunda entre los for�neos, y que pensaron los guanacastecos ante la aprobaci�n del TLC que tal situaci�n se iba a intensificar m�s?
Pensemos, costarricenses, en nuestra patria. Que No nos la ensucien, que No nos la toquen, que No nos la manchen, que No nos la estropeen. Que se imponga siempre la justicia, la libertad y la solidaridad, repetimos. Luchemos por la paz, la armon�a, los equilibrios econ�micos y sociales, y por hacer de Costa Rica lo que siempre ha sido, un pa�s centrado, de centro, equilibrado, sin extremismos perniciosos y contraproducentes.
La justicia, la libertad y la solidaridad humana, �qui�n no las acepta para vivir mejor y en paz, quien no las quiere? Ojo, costarricense, con la marmita que est� ardiendo desde hace largo tiempo, que est� a flor de piel, en el tejido social, por una mejor y equilibrada distribuci�n de la riqueza, por una equidad en el reparto bien entendido y atendido, justo, equitativo y real.
Arrieros somos y en el camino nos veremos.
(La Prensa Libre)
Columnista huésped | 23 de Octubre 2007
0 Comentarios