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Chisporroteos

Alberto F. Cañas | 23 de Septiembre 2007

Una de las cosas m�s extra�as y oscuras que est�n ocurriendo en Costa Rica con el idioma castellano, es la manera que han adoptado ciertos comercios de quitarse previamente el tiro cuando hacen una oferta (o promoci�n como suelen decir ahora) de esas que marean a la gente sencilla y atrapan incautos: “aplican restricciones”. No se dice cu�les son las restricciones, ni qui�n las va a aplicar. Simplemente avisan que la ventaja, el regalo, el premio, lo que sea, a lo mejor usted no se lo gana porque su caso o su persona (nadie sabe nada) figuran entre las misteriosas restricciones.

“Aplican restricciones”. Ni siquiera dicen qui�n las aplica. Tal vez si dijeran “aplicaremos restricciones”, aunque no dijeran cu�les, sabr�a uno a qu� atenerse. Pero el verbo va mondo y lirondo en tercera persona de plural, y sin sujeto. Como quien dice, en el aire.

El colmo fue el jueves pasado, cuando un organismo p�blico, ese que llaman Sugeval, encontr� una nueva manera impersonal, o sea sin sujeto, de aplicar el verbo aplicar a la pura bulla de los cocos.

En ciertas disposiciones que han tomado, y a las que recientemente se refiri� Rodrigo Alberto Carazo como violatorias de la privacidad de las cuentas personales, y que yo mismo en alg�n caso me negu� a cumplir por esa raz�n, piden, entre los requisitos para determinadas operaciones, que los clientes de las instituciones financieras deben llenar el siguiente: “direcci�n electr�nica (si aplica), n�mero de tel�fono y de fax (si aplica). �Si aplica qui�n? �Y en qu� consiste que aplique? Ser�a muy conveniente que Sugeval compre un diccionario.

Estoy seguro de que la Academia Costarricense de la Lengua, pues pertenezco a ella, asesorar� con el mayor gusto y responder� las consultas que se le hagan sobre la mejor manera de expresarse en castellano, que al fin y al cabo sigue siendo el idioma oficial del pa�s. Lo que pasa es que, por lo que vemos, est� tomando el camino del col�n, que era la moneda oficial del pa�s y no sabemos si todav�a lo es, pues ya hay organismos gubernamentales que cobran algunas cosas en d�lares, aunque uno pueda pagarles en colones al cambio del d�a.

En fin, es conmovedor contemplar lo aplicados que estamos. En la escuela de mi tiempo, sin embargo, nos habr�an puesto una mala nota en aplicaci�n.

(La Rep�blica)

Alberto F. Cañas | 23 de Septiembre 2007

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