Eso de que declararan Benem�rito de la Patria a Jorge Manuel Dengo, era nada m�s cuesti�n de tiempo. Si no lo hac�an hoy lo har�an ma�ana, porque era de rigor.
M�s que de rigor, inevitable. Obligatorio.
Pocos costarricenses han tenido, a lo largo de la historia, una hoja de servicios tan copiosa, tan clara, tan patri�tica, tan desinteresada, tan inteligente y tan �til como la suya.
Le conoc� cuando en 1937, lleg� al Liceo de Costa Rica, proveniente de la Escuela Normal de Heredia, a hacer all� con nosotros sus ex�menes de bachillerato.
Pero sab�a de su existencia desde antes y de su abolengo. Porque desde muy peque�o escuchaba a mi padre hacer reminiscencias y contar detalles del tiempo en que hab�a compartido aula con Omar Dengo en el propio Liceo de Costa Rica, y sab�a entonces sobre �l, un poco m�s que el resto de la gente, aunque ya para entonces el nombre de don Omar era casi sagrado para los costarricenses.
Pero en el corto tiempo que compartimos, quise cultivarlo y ser su amigo. Y desde entonces sostenemos una amistad cordial y permanente, que luego se extendi� a sus hermanos Omar (coet�neo m�o), Gabriel (a quien empec� a admirar en el Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales), y Mar�a Eugenia (a trav�s de mi amistosa relaci�n con quien luego fue su marido, Carlos Enrique Vargas).
Pero fue en realidad en la edad adulta que nos acercamos. Alguna lucha dimos juntos en materia de tarifas el�ctricas all� por los a�os 50, cuando don Horacio Castro presid�a el Servicio Nacional de Electricidad y Jorge Manuel era ya el en�rgico e imaginativo gerente del ICE.
�Para qu� voy a hablar de su labor en el Ministerio de Obras P�blicas como capit�n del equipo de ingenieros que llev� don Chico Orlich a trabajar con �l en el 48? �Para qu� de su inconmensurable gerencia del ICE que est� a la vista y que destella con la construcci�n de plantas el�ctricas por ingenieros costarricenses y sin darlas en concesi�n a empresas de lucro? �Y de su labor como “Ministro de la Ceniza” en 1963 y de todas las cosas, en fin, que en estos d�as se est�n comentando, recordando, elogiando y a�orando?
En esta �poca de crisis, exaltar la labor de Jorge Manuel Dengo, como el ep�tome de una generaci�n que construy� verdaderamente una Segunda Rep�blica basada en la solidaridad y en la b�squeda afanosa del bienestar del mayor n�mero prescindiendo del fementido rebalse adamsmithista, es importante. Y m�s a�n, que se le haya hecho semejante reconocimiento a un costarricense que representa y epitomiza las mejores virtudes de esa Rep�blica que algunos se empe�an en destruir.
(La Rep�blica)
Alberto F. Cañas | 1 de Septiembre 2007
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