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La profec�a de la violencia

Columnista huésped | 10 de Agosto 2007

Por Francisco Escobar - [email protected]

El 2 de agosto, el obispo San Casimiro, hablando en nombre de la Conferencia Episcopal y de la Iglesia Cat�lica costarricense, dijo: “En este momento en Costa Rica, la polarizaci�n es evidente. Las �nicas dos opciones de elecci�n, s� o no, pueden entronizarse como s�mbolos de una naci�n dividida”. El mismo d�a, el presidente de la Rep�blica, �scar Arias, manifest�: “En esto quiero ser muy claro y enf�tico, el Gobierno se compromete a respetar el resultado del refer�ndum (cualquier resultado) sin ambages ni condiciones”.

Es asombroso que un pastor espiritual que conoce a sus ovejas no haya previsto cuando los obispos aplaudieron la idea del refer�ndum, que se dar�a un enfrentamiento pol�tico y social en Costa Rica. Pero, a�n m�s inquietante es que el Presidente se sienta obligado a ser enf�tico y claro en algo que siempre debi� estar claro, que el Gobierno respetar� el resultado de las votaciones. �Es que alguna vez los costarricenses hemos dudado de que si se rechaza el TLC en las urnas el Gobierno encontrar� alg�n legalismo para desconocer los resultados, como lo ha hecho hasta ahora?

El segundo vicepresidente de la Rep�blica, Kevin Casas, y el diputado liberacionista Fernando S�nchez denunciaron haber sido v�ctimas de agresi�n por parte de un grupo de opositores al Tratado de Libre Comercio, tras un debate en el que particip� el rector del Tecnol�gico. Seg�n ambos se�ores, al terminar la actividad varios j�venes manifestantes a favor del No se les abalanzaron y los agredieron verbalmente. Afirmaron que la situaci�n “casi” se transforma en agresi�n f�sica, situaci�n que se evit� gracias a la intervenci�n de un grupo de vecinos de San Isidro de Heredia, donde se efectu� el debate. “Si no es por un grupo de gente de la comunidad que me rodea y me empieza a sacar hacia la puerta del gimnasio, me hubieran agredido”, dijo Casas, y afirm� que esto “denota un deterioro en la capacidad de debate en el pa�s, y que alguna gente est� llegando a niveles sin precedentes de intolerancia y que est�n dispuestos a que el debate sobre el TLC, en esta coyuntura del refer�ndum, suceda en un ambiente de intimidaci�n que francamente nunca se hab�a visto en este pa�s. Hay alguna gente en el campo del No que est� dispuesta a incendiar este pa�s con tal de que el TLC no se apruebe, y eso es grav�simo.”

�Por qu� se ha dado esta escalada de violencia pol�tica en el pa�s? �Por qu� no cabe el menor debate, discusi�n ni an�lisis del TLC? Los negociadores que planificaron el proceso de firma del Tratado asumieron que se aprobar�a por la v�a r�pida y segura de la Asamblea Legislativa, contando simplemente con una mayor�a de los votos de los diputados. No fue as�. El ex presidente Pacheco firm� el texto negociado y cerr� toda posibilidad de cambio, modificaci�n o enmienda al proyecto de ley. El presidente Arias lo hizo muy claro al decir que era m�s f�cil cambiar los diez mandamientos que el TLC. No hab�a nada que discutir en la Asamblea entre diputados que ni siquiera hab�an le�do el Tratado y que solo buscaban imponerlo por simple mayor�a. Ante la imposibilidad de debatir para cambiar el texto, la sociedad entr� en efervescencia.

Una Costa Rica que ve morir a tres personas por d�a v�ctimas de la violencia en las carreteras, en los domicilios, en los negocios y en todos los rincones del pa�s, se ha armado para entrar en combate. �ramos una naci�n de hermanos, ahora estamos marcando los campos de batalla y definiendo a los enemigos. Es peligroso que el Vicepresidente y un diputado digan que “casi” los agraden f�sicamente. Hasta ahora en el campo pol�tico las agresiones son verbales, pero si se hace con tanta fuerza la profec�a social de que se pasar� de la agresi�n verbal a la f�sica, as� ocurrir�.

El refer�ndum no es m�s que la caldera donde est�n hirviendo los sentimientos de frustraci�n y de c�lera de sectores explosivos de la sociedad. Ahora estamos embarcados en una escalada de enardecimientos y agresiones hasta el 7 de octubre. Nada puede detenerla. Un pa�s frustrado y descre�do se ve acosado por una oligarqu�a y una tecnocracia que lo han obligado a vivir la terrible paradoja de decidir el destino de la patria con dos simples monos�labos: s� o no.

Los romeros a la Virgen de los �ngeles ten�an raz�n cuando, adem�s de peregrinar para pedir alg�n milagro personal, ped�an por el milagro nacional de restablecer la paz y la tranquilidad destruida por las m�s oscuras ambiciones. No nos queda sino el grito de Jes�s en el pat�bulo hacia quienes lo crucificaron: “Perd�nalos, Padre, porque no saben lo que hacen”.

(La Prensa Libre)

Columnista huésped | 10 de Agosto 2007

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