Por Juan Rafael Quesada C., catedr�tico UCR
Definitivamente, se est� o no de acuerdo con el contenido del TLC, es innegable que este tratado, por su alcance e implicaciones, cambiar�a de manera significativa los derroteros por los que ha transitado el pa�s desde 1940, y en especial desde 1948, “punto de arranque de cambios profundos en la vida de nuestra naci�n”. Desde entonces, seg�n Jos� Figueres Ferrer, de acuerdo con El esp�ritu del 48 –obra de ese importante pol�tico, publicada por la Editorial Costa Rica–, surgi� un modelo de desarrollo propiamente costarricense, que “llam� la atenci�n de muchos pensadores y dirigentes de otras naciones”.
Pero, como han reconocido partidarios y adversarios del TLC, ese acuerdo va mucho m�s all� de lo comercial. Por eso, conscientes de la envergadura de esas posibles transformaciones, en el marco del “Curso de actualizaci�n y mejoramiento para docentes en el �rea de Educaci�n C�vica” (organizado conjuntamente por la Escuela de Historia de la UCR, el Colegio de Licenciados y Profesores y la Asociaci�n Ciudadan�a Activa) se abri� un espacio para que los participantes tuvieran oportunidad de formarse un criterio sustentado en el an�lisis riguroso de los pros y contras de ese pol�mico tratado.
Con el prop�sito de lograr lo anterior, se invit� a exponer sus puntos de vista a algunos de los negociadores del TLC, lo mismo que a acad�micos que lo cuestionaban. De esa manera, por el aula 308 de la Facultad de Ciencias Sociales de la UCR, pasaron personas como Anabelle Gonz�lez, Amparo Pacheco, Henry Mora, Mauricio Castro y otros m�s.
Este a�o, con la finalidad de culminar con el examen de ese tratado, de com�n acuerdo con los participantes del curso mencionado, se tom� la determinaci�n de organizar un debate, al cual se invitar�a al p�blico en general a trav�s de la prensa. Para conseguir ese objetivo, desde principios de julio se hizo la petici�n a la se�ora Mar�a de los �ngeles Antill�n, jefa de fracci�n del Partido Liberaci�n Nacional, por medio del se�or Alfonso Estevanovich, para que ella o el diputado que designara, participara en esa discusi�n con el diputado Alberto Salom, del Partido Acci�n Ciudadana.
Es necesario resaltar que voceros de la fracci�n liberacionista nos aseguraron que har�an todo lo posible para cumplir con ese compromiso ciudadano. No obstante, pasaron los d�as y no hab�amos recibido respuesta alguna. Despu�s, una funcionaria de la Alianza para el S� nos comunic� que la legisladora Antill�n no participar�a, sino que, probablemente, lo har�a la polit�loga Patricia Rodr�guez. Sin embargo, pocos d�as despu�s se nos dijo que la diputada Janina del Vechio ser�a la persona a cargo de representar al S�. Insistimos, en ese momento, en que era fundamental la confirmaci�n de su presencia en ese debate programado para el 9 de agosto, pues hab�a una fecha l�mite para anunciarlo. Pese a nuestra persistencia, llegamos al d�a de la Virgen de los �ngeles con fe, pero sin la esperada respuesta.
Resultado de lo anterior es que el mentado foro o debate debi� suspenderse, para asombro y frustraci�n de los asistentes al curso y de los organizadores, pues estamos plenamente convencidos de que el TLC debe ser objeto no de una millonaria campa�a propagand�stica, sino de una discusi�n pausada y razonada, en el marco de los centros educativos, de las organizaciones sociales, de los templos, y, �por qu� no?, de las f�bricas.
En virtud de lo narrado hasta aqu�, como universitarios, pero sobre todo como ciudadanos, hemos quedado perplejos y hasta dolidos al enterarnos de que en los �ltimos d�as los partidarios y promotores del S� acusan a la UCR de ejercer el “pensamiento �nico”, “de adoctrinar”, de” imponer ideolog�as” y de no promover “el debate inclusivo”, etc. �Qu� opina usted, compatriota?
(La Naci�n)
Columnista huésped | 27 de Agosto 2007
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