Por Arnoldo Mora
La suerte corrida por los TLC ha sido muy variada. Prueba de ello es que han tenido resultados totalmente contradictorios en los dos principales bloques pol�tico-comerciales del continente. Estos tratados comenzaron y fueron aprobados sin resistencia en el bloque de Am�rica del Norte, compuesto por Estados Unidos, Canad� y M�xico. Pero los resultados han sido nefastos para esos pa�ses que, como dec�an los mexicanos del siglo XIX, tienen la desgracia de ser vecinos del T�o Sam (“�Pobre M�xico! Tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”). Los resultados han sido tan desastrosos para esos pa�ses circunvecinos que ya la evidencia no se puede ocultar ni por el propio Estados Unidos. La mejor prueba y el m�s doloroso y vergonzoso monumento de lo dicho y que, por lo dem�s, quedar� como recordatorio para las presentes y futuras generaciones, son los 1.500 kil�metros de muro que los yanquis est�n levantando en su frontera Sur y que —dicho sea de paso— se ha convertido en el asunto m�s controversial en las ya habitualmente conflictivas relaciones entre ambos pa�ses. M�s a�n, el tema de la masiva e indetenible migraci�n ha llegado a ser parte obligada de la pol�tica interna y de la pr�xima campa�a electoral de Estados Unidos.
Si las pol�ticas econ�micas del TLC tuvieran los efectos prodigiosos que dicen tener apologistas medi�ticos y demagogos pol�ticos, no habr�a millones de empobrecidos mexicanos jug�ndose la vida para atravesar el muro y buscar vivir en semiesclavitud (“indocumentados”) antes que morirse de hambre en los desolados campos de un M�xico, en donde los desequilibrios entre el Norte y el Sur amenazan con destruir a la naci�n entera.
Es por eso, entre otras razones, que el ALCA fue rechazado por los pa�ses del Mercosur. Esta ha sido una de las mayores derrotas de Bush en Nuestra Am�rica. Brasil y Argentina, por no decir Venezuela, emergen como potencias de mediana dimensi�n en el �mbito internacional porque rompieron sus v�nculos de dependencia con el Norte. M�s a�n, desde entonces Am�rica del Sur muestra una indetenible e inconfundible tendencia hacia la plena independencia respecto de las potencias hegem�nicas y neocoloniales que, desde Col�n, han sojuzgado a nuestros pueblos mestizos y explotado sin misericordia nuestros recursos naturales. As� lo est�n demostrando no solo Venezuela, Bolivia y Ecuador, sino tambi�n los ya mencionados Brasil y Argentina.
Lo anterior prueba hasta la saciedad para quienes no son fan�ticos ideol�gicamente ni obtusos mentalmente —aunque algunas veces ambas aberraciones �ticas e intelectuales se dan en los mismos individuos y grupos— que el contexto internacional actual favorece m�s a quienes estamos en contra de la firma del TLC que es objeto de discusi�n en el pa�s, porque no es m�s que una componenda entre las c�pulas olig�rquicas criollas y las transnacionales que destruye a quienes han conformado la nacionalidad costarricense, como son los campesinos y, con ello, golpea gravemente a la Iglesia Cat�lica y enfrenta a los m�s l�cidos y honestos sectores intelectuales y culturales, como lo demuestra la posici�n cr�tica asumida por las Universidades p�blicas. La patria de Juanito Mora y Garc�a Monge est� de pie y ya nadie la podr� poner de rodillas.
(La Rep�blica)
Columnista huésped | 31 de Julio 2007
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