• La Campa�a Nacional gener� m�sica y poes�a populares que debemos recordar
Por Juan Rafael Quesada Camacho - [email protected]
Contrariamente a lo que se ha cre�do, la Campa�a Nacional s� logr� despertar la “fantas�a” y la fibra literaria de los contempor�neos de aquella gesta. El ejemplo m�s significativo de ello es el Clar�n Patri�tico o Colecci�n de Canciones y otras poes�as compuestas durante la guerra contra los filibusteros invasores de Centroam�rica.
Se trata de un op�sculo publicado en 1857 por la Imprenta de la Paz; su autor fue Tadeo Nadeo G�mez. Seg�n �l, “algunas de esas composiciones hab�an sido publicadas en los peri�dicos de San Jos� [desde 1855], otras en hojas sueltas, las dem�s hasta ahora se dan a la luz p�blica”.
Clarinadas
Jos� Mart� ense�� que la patria se defiende en las “trincheras de piedra” y en las “trincheras de ideas”, aunque �l cre�a que las �ltimas val�an m�s que las primeras. El Clar�n patri�tico es precisamente una prueba de la lucha de ideas, pero no fue la �nica.
�Por qu� esa producci�n po�tica fue llamada Clar�n? El clar�n era un instrumento musical caracterizado por la diafanidad y limpieza de sus notas agudas, que en el siglo XIX se utilizaba como elemento complementario de la t�ctica militar para dar �rdenes a las tropas durante los periodos de instrucci�n, maniobras y combates.
En Costa Rica, el clar�n, los trombones y las cornetas eran instrumentos fundamentales de las bandas militares, es decir, ten�an un car�cter b�lico. Justamente, Juan Santamar�a, entre 1843 y 1846, aprendi� y practic� la ejecuci�n del clar�n y el tambor.
Cabe destacar que de la palabra ‘clar�n’ deriv� ‘clarinada’, t�rmino usado coloquialmente para designar una en�rgica llamada de atenci�n. Por tanto, es v�lido suponer que el nombre ‘clar�n’, empleado por Nadeo G�mez, expresara su deseo de prevenir po�ticamente a los costarricenses acerca del peligro filibustero.
Defensa
Desde mucho antes de 1856, en Costa Rica, se ten�a claro que el expansionismo territorial estadounidense era la concreci�n de las ideas del Destino Manifiesto. Esa doctrina ya hab�a sido denunciada en 1854 por el franc�s Adolphe Marie, gran consejero de Juan Rafael Mora.
Ante la grave amenaza filibustera, entonces, el Clar�n patri�tico procuraba lanzar una clarinada, exaltar los sentimientos de identificaci�n colectiva de aquellos que ya en 1856 se denominaban “hermanos”: esto dio pie para que los filibusteros se burlaran del nacionalismo de los “buenos hermaniticos”.
El prop�sito de Nadeo G�mez se evidencia cuando afirma que, si “alg�n m�rito” tienen esas composiciones, se debe a su “origen nacional” pues “el amor a la patria es capaz de todo; ese fuego que anima el coraz�n costarricense hasta la heroicidad no necesita de p�bulo para arder, el fue quien nos inspir� lo que hoi [sic] aparece en esta corta colecci�n”.
Se comprueba que en la introducci�n o “advertencia” de esa obra literaria se encuentran t�rminos claves como nacional, patria, patriotismo, independencia, guerra santa , los cuales est�n presentes tambi�n en todo el Clar�n patri�tico y en las pr�cticas discursivas de la comunidad letrada de la �poca (autoridades civiles y eclesi�sticas, periodistas, escritores).
En todas esas “composiciones”, el filibusterismo es presentado como s�mbolo de la esclavitud, del barbarismo, de la impiedad y la traici�n. En contraposici�n, la causa costarricense es nacional, es decir, de la naci�n como un todo org�nico.
Esas poes�as y canciones se refieren a la partida y retorno del ej�rcito costarricense, a gobernantes (Juan Rafael Mora), a militares (Jos� Joaqu�n Mora), a los vencedores en Santa Rosa, a la toma del r�o y puerto de San Juan del Norte, o a conceptos como paz, libertad y patriotismo . Algunos versos tambi�n sirvieron como “adornos” en las calles el d�a de la “entrada del ej�rcito costarricense” a San Jos�.
Himno
De inter�s particular resulta el himno Antes de salir del ej�rcito para la campa�a pues ese canto guerrero fue musicalizado por el espa�ol Alejandro Cardona y Llorens.
�l fue un m�sico destacado que dio origen a una estirpe de literatos y m�sicos, hasta hoy. Seg�n su narraci�n, �l llego a tierra costarricense el 16 de octubre de 1853. “Del a�o 1853 al 1856 me dediqu� a ense�ar m�sica. La juventud a que dediqu� mis esfuerzos, hizo que adquiriera m�s cari�o si cabe, por este pa�s”, escribe.
En 1855, en v�speras del inicio de la guerra antifilibustera, ese notable compositor y trovador compuso una “versi�n a dos voces con acompa�amiento de guitarra” para el himno Antes de salir….
Se estren� la versi�n pocas semanas despu�s de que Juan Rafael Mora lanzase su primera proclama (20 de noviembre) y monse�or Anselmo Llorente y Lafuente publicase el trascendental edicto del 22 de ese mes.
Seg�n el Bolet�n Oficial, “en la noche del 6 de diciembre, se form� una cabalgata de m�s de doscientas personas con la m�sica militar a su frente y fueron a la hacienda del Sr. Presidente Mora a hacerle una manifestaci�n patri�tica con motivo de su proclama de alerta. Se estren� un himno patri�tico y se recorri� las calles de San Jos� dando vivas a la libertad”.
Cardona
La ejecuci�n del himno Antes de salir… no fue un hecho aislado. El componente musical hab�a sido muy importante en las guerras, y, ya a mediados del siglo XIX, las bandas militares gozaban de gran popularidad. En Costa Rica, esas agrupaciones musicales eran un instrumento eficaz para emocionar a la poblaci�n; pero sobre todo ten�an la funci�n de animar a los soldados e infundirles el coraje necesario en los combates. As� vemos c�mo, en la ma�ana del 4 de marzo de 1856, junto a la vanguardia del ej�rcito nacional, marchaba la banda militar de San Jos� con su director, Manuel Mar�a Guti�rrez.
Aunque Mart� sent�a mas aprecio “por las trincheras de ideas” que por las de piedra, estas fueron indispensables en 1856 y 1857. En el a�o en que empez� la Campa�a Nacional, Cardona y Llorens contrajo matrimonio; pero, seg�n su testimonio, “identificado con mi nueva patria y decidido como cualquier ciudadano a hacer propias las penas y las alegr�as de Costa Rica, me afili� con verdadero entusiasmo a los valientes que salieron a luchar por la honra e integridad de Centro Am�rica”.
El desempe�o de ese honorable hijo adoptivo de Costa Rica hizo que se lo distinguiera con el “honroso grado de capit�n de las milicias”. De acuerdo con su hijo Ismael, al morir, ya anciano, Alejandro Cardona recibi� “los honores de teniente coronel que acostumbraba a tributar la Rep�blica”.
En el mismo sentido, en 1939, don Ricardo Fern�ndez Guardia sostuvo que Alejandro Cardona y Llorens “puso su espada al servicio de Costa Rica”. As�, por su aporte a la defensa de la soberan�a nacional, nuestro pa�s deber�a preocuparse por honrar su memoria. No obstante, su obra, junto con la de Tadeo Nadeo G�mez, demuestra que, en momentos de peligro, el patriotismo conduce a los habitantes a defender a la madre que protege, pero que necesita ser protegida.
El poeta canta entonces al patriotismo porque una poes�a y una tonalidad musical son tambi�n formas de vivir y defender la patria.
(Revista �ncora, La Naci�n)
Columnista huésped | 7 de Julio 2007
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