Por Jos� Luis Callaci
En el mundo animal se le llama depredador a un ser vivo cuyo alimento es otro ser vivo. Esta definici�n abarca a much�simas especies como las aves rapaces. El aguilucho caracolero, Rostrhamus sociabilis, es una de ellas. De vuelo bajo y lento, mantiene la cabeza hacia abajo en busca de caracoles. Una vez capturada la v�ctima la sujeta con una de sus patas y con el pico hace un agujero en la concha, donde el caracol est� retra�do y por �l lo extrae sin comerse el cascar�n. El caracolero habita desde el centro de Florida en Estados Unidos hasta La Patagonia en Am�rica del Sur.
Sin�nimos de depredador son, saqueador, ladr�n, asaltante, atracador, usurpador, timador, t�rminos muy utilizados para calificar ciertas conductas en el �mbito de la pol�tica.
Al referirnos al r�gimen de los Arias como ejemplo de una depredaci�n anunciada contra el sistema democr�tico y la independencia en la toma de decisiones, que fija la Constituci�n para los tres poderes del Estado, hay que comenzar por el que ocupa la silla presidencial. Sentado en esa rama del ejecutivo se niega a representar el inter�s del conjunto y con engreimiento, fatuidad y bufonadas realiza la faena de substraer los contenidos de las instituciones de los tres poderes del Estado dejando eso s� los cascarones de la apariencia.
Los legisladores oficialistas por defecci�n, presi�n o corrupci�n callan, no debaten y sumisos al poder depredador agachan la cabeza mientras el resto monologa. Y la Corte expuesta a presiones, “torceduras de brazos” en el l�xico oficial, concilia y sucumbe. Cuando a los responsables que una y otra vez violentan los fundamentos de los poderes que representan les llegue el debido juicio, habr� que desentra�ar la trama de esta vergonzosa connivencia con el r�gimen depredador del sistema democr�tico.
El deterioro ha llegado a l�mites inimaginables y si no se produce una reacci�n para impedir que los depredadores contin�en su tarea, reconstruir el Estado Democr�tico, luego de la ca�da irremediable del r�gimen, costar� a�os de esfuerzos y sacrificios.
Que no tengamos que pasar por una historia de p�rdidas y violaciones de conquistas logradas por varias generaciones de costarricenses; de violentas sacudidas que destruyen ilusiones productivas y de espejismos de aperturas con sus dram�ticas consecuencias sociales; de absurdas, irracionales y codiciosas ambiciones capaces de conducirnos al caos, la anarqu�a y la disoluci�n del Estado Social de Derecho, para entonces reaccionar.
De prosperar el pertinaz empe�o en posicionar el poder del mercado por encima del poder del Estado en que el pueblo y su democracia han sido siempre los ejes centrales, Costa Rica se desintegrar�. El r�gimen extremista de los Arias esta jugando con fuego si cree que este pueblo quedar� tranquilo si se le arrebatan sus conquistas o se le quiere impedir so�ar con una sociedad cada vez m�s justa, humana y solidaria.
Cuando los designios del r�gimen sean vencidos y todo se revierta, retorne la tranquilidad, se alejen los fantasmas de la confrontaci�n social y los ciudadanos vuelvan a creer; cuando la alegr�a vuelva a dibujarse en los rostros de los costarricenses, un infinito regocijo invada el ambiente y la solidaridad, siempre omnipresente en la historia patria, regrese y levante a los m�s golpeados para sacarlos del infierno, entonces todos a viva voz diremos: se fueron los depredadores, los charlatanes, los engre�dos y los bufones, �gracias a Dios!
Columnista huésped | 24 de Julio 2007
0 Comentarios