• Ni a favor ni en contra, sino sobre el TLC, para iluminar el di�logo nacional
Por Glenn G�mez, presb�tero
Don Rafael Carrillo Lara, presidente de la Uni�n Costarricense de C�maras y Asociaciones de la Empresa Privada, UCCAEP, envi� a monse�or Jos� Francisco Ulloa, en su calidad de presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR), una misiva en la que solicita que la Iglesia “como instituci�n social y bajo los mandatos de los �rganos eclesi�sticos”, se mantenga al margen de las discusiones del Tratado de Libre Comercio.
Este no es un hecho aislado pues, justamente en esos mismos d�as, algunos rectores universitarios denunciaron la recepci�n de cartas afines, calificadas por ellos como intromisi�n en la vida de las instituciones que representan.
Llama la atenci�n, entre otras cosas, la aseveraci�n infundada de que la Conferencia Episcopal, de manera p�blica, anunci� que la Iglesia se mantendr� al margen de las discusiones del Tratado de Libre Comercio si, antes bien, los Obispos han reiterado de forma enf�tica no estar ni en contra ni a favor ni al margen del TLC, sino sobre el TLC, para iluminar el di�logo con criterios que faciliten un an�lisis objetivo y desapasionado, superando lo puramente ideol�gico y los intereses personales y grupales y pensando, m�s bien, en aquello que favorezca el bien com�n y la paz social de Costa Rica.
A�n m�s, de frente al refer�ndum, como ha sido costumbre y muy a pesar de la miop�a liberal que impera en nuestros d�as, la Iglesia en Costa Rica se ofreci� a colaborar, en la medida de sus posibilidades, para propiciar espacios de di�logo e informaci�n sobre el fondo de la consulta.
La solicitud de los se�ores obispos al clero secular y religioso, a la que, probablemente se refiere el se�or Carrillo, nos pide el respeto a los espacios lit�rgicos para asumir, responsablemente, una l�nea dial�gica y constructiva, nunca para inhibir al clero en su rol de formador de conciencias.
Pero a�n m�s preocupante es la interpretaci�n que don Rafael hace del mensaje del Santo Padre en la sesi�n inaugural de la V Conferencia del Episcopado en Aparecida, en donde, seg�n �l, “durante su reciente visita a Brasil el papa Benedicto XVI pidi� a la jerarqu�a cat�lica latinoamericana alejarse de la pol�tica y las ideolog�as que influenciaron a la Iglesia en la regi�n”.
No s� qu� discurso escuch� el se�or Carrillo, pues el que el Papa pronunci�, y yo estuve all� para escucharlo, si bien se�ala que el trabajo pol�tico no es competencia inmediata de la Iglesia, enfatiza que la vocaci�n fundamental e irrenunciable de ella es formar las conciencias, ser abogada de la justicia y de la verdad, adem�s de educar en las virtudes individuales y pol�ticas.
Fue justo en este mensaje donde el Papa afirma que los pueblos latinoamericanos tienen derecho a una vida plena, propia de los hijos de Dios, con unas condiciones m�s humanas: libres de las amenazas del hambre y de toda forma de violencia. Al respecto, dice el Papa: “�c�mo puede contribuir la Iglesia a la soluci�n de los urgentes problemas sociales y pol�ticos, y responder al gran desaf�o de la pobreza y de la miseria?”. A mi humilde entender, el Santo Padre pide contribuir, pero nunca evadir.
En su mensaje, nuevamente, Benedicto XVI ha destacado que las estructuras justas son una condici�n sin la que no es posible un orden en la sociedad. A�n m�s, insiste el Papa: “las estructuras justas son una condici�n indispensable para una sociedad justa, pero no nacen ni funcionan sin un consenso moral de la sociedad sobre los valores fundamentales y sobre la necesidad de vivir estos valores con las necesarias renuncias, incluso contra el inter�s personal”.
Comparto con don Rafael el hecho de que la Iglesia no puede transformarse directamente en sujeto pol�tico pues perder�a su autoridad moral, identific�ndose con una �nica v�a y con posiciones parciales discutibles. Pero, y cito nuevamente al Santo Padre: “la Iglesia es abogada de la justicia y de los pobres, precisamente al no identificarse con los pol�ticos ni con los intereses de partido. Solo siendo independiente puede ense�ar los grandes criterios y los valores inderogables, orientar las conciencias y ofrecer una opci�n de vida que va m�s all� del �mbito pol�tico”, y agregar�a yo, empresarial.
En todo caso, el concepto de Iglesia del se�or Carrillo es visiblemente reductivo, pues Iglesia somos los bautizados y, en este particular, los laicos cat�licos en el �mbito en que se encuentren, deben ser conscientes de su responsabilidad en la vida p�blica, haciendo presencia de Iglesia en la formaci�n de los consensos necesarios y en la oposici�n contra las injusticias.
Curiosamente, en el seno de esa misma V Conferencia, los obispos participantes, asumiendo su responsabilidad como pastores de pueblos “tan sufridos por las injustas relaciones entre pa�ses pobres y pa�ses ricos”, apelan a los jefes de Estado y de Gobierno del G-8 reunidos en Heiligendamm, Alemania para que gu�en la econom�a mundial a un desarrollo humano, ecol�gico y sostenible, basado en la justicia, la solidaridad y el bien com�n global. �Ser� que los obispos no acataron la supuesta directriz que, dice el se�or Carrillo, impuso el Santo Padre?
Finalmente y, como eco al discurso del Pont�fice, los obispos nos legan el siguiente mensaje: “Las agudas diferencias entre ricos y pobres nos invitan a trabajar con mayor empe�o en ser disc�pulos que saben compartir la mesa de la vida, mesa de todos los hijos e hijas del Padre, mesa abierta, incluyente, en la que no falte nadie. Por eso reafirmamos nuestra opci�n preferencial y evang�lica por los pobres. Queremos contribuir para garantizar condiciones de vida digna: salud, alimentaci�n, educaci�n, vivienda y trabajo para todos… Entonces, se�or Carrillo, la Iglesia no puede ni debe, moralmente hablando, estar al margen de la situaci�n en cosas tan serias.
(La Naci�n)
Columnista huésped | 19 de Junio 2007
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