Por Francisco Escobar - [email protected]
En un conmovedor art�culo, don Harry Mu�oz Loaiza CPA, un padre costarricense generoso y lleno de amor hacia su hijo escribe: “Una ‘breve’ noticia (…) me hace recordar el TLC (…) ‘Brasil quebr� una patente de Merck’ (…) Aparte de los argumentos del presidente Lula en donde antepone la salud p�blica al deseo de los usureros de lucrar con el dolor de los dem�s, el art�culo en menci�n me hace aterrizar en la realidad costarricense ya que, por ser donador renal —mi hijo es el receptor— �l est�, de por vida, ligado a un medicamento que gracias a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) obtiene para su consumo diario. ‘Inmunosupresores’, entre otros, son los medicamentos que conseguirlos en las transnacionales farmac�uticas ser�a extremadamente caro”.
Y repregunta si empresas farmac�uticas como Merck, conociendo el antecedente brasile�o, permitir�n la compra de estos medicamentos gen�ricos. Y no es que estos “gen�ricos” sean de mala calidad, porque han mantenido con vida y salud a su hijo, sino que afectan las ganancias multimillonarias de estas empresas transnacionales y limitan su uso para su propio beneficio, sin importar la vida ni el sufrimiento humano.
El art�culo 9.14 del TLC establece excepciones, la posibilidad de que los gobiernos firmantes puedan hacer uso de mecanismo de defensa en procura de defender la salud p�blica; siempre y cuando las medidas no representen un obst�culo al libre comercio (…) La acci�n que tom� el gobierno de Brasil para salvaguardar la salud p�blica no ser�a posible en Costa Rica si se aprueba el TLC, puesto que afectar�a los intereses de alguna compa��a farmac�utica internacional, due�a del medicamento “original”, lo que conllevar�a a una demanda cuantios�sima.
El Parlamento de India aprob�, por imperativo de los acuerdos internacionales de la Organizaci�n Mundial del Comercio (OMC), una nueva ley de patentes que modificaba la de 1970 para que en el futuro la comercializaci�n de medicamentos en India estuviera sometida al sistema de patentes. Hasta aquel momento, en caso de que los propietarios de las patentes hicieran un uso abusivo de las mismas, proponiendo precios inasequibles para la poblaci�n india, los laboratorios farmac�uticos de India pod�an producir legalmente preparados gen�ricos de medicamentos que a�n estaban protegidos por patentes en los pa�ses ricos. Esa industria de gen�ricos daba trabajo en 2003 a 500 mil personas en m�s de 20 mil empresas que, mediante contratos subsidiarios, daban trabajo a un total de m�s de 2,5 millones de personas. De acuerdo con la ley de 1970, que en marzo de 2005 fue derogada, los gen�ricos indios pod�an ser comercializados en otros pa�ses pobres.
Do�a Amparo Pacheco no se cansa de decir que el TLC es tan, pero tan t�cnico que solo lo entienden los cortesanos de palacio.
Al obispo Trejos, el pastor m�s prof�tico e iluminado que hemos tenido desde Monse�or Sanabria, lo descalifica aduciendo que “los acuerdos comerciales que se negocian entre los pa�ses tienen un lenguaje muy t�cnico”, para enredar la interpretaci�n del texto del tratado que dice: “Ninguna disposici�n de este cap�tulo se interpretar� en el sentido de impedir que una parte adopte medidas que sean necesarias para proteger la salud o la vida humana, animal y vegetal, siempre y cuando dichas medidas no se apliquen en forma que constituyan una restricci�n al comercio entre las partes” (art. 9.14 del TLC). Y le aclara que en la trascripci�n falt� una frase del texto: “Siempre y cuando dichas medidas no se apliquen en forma que constituyan un medio de discriminaci�n arbitrario o injustificable entre las partes”, para terminar afirmando que “los pa�ses podr�n tomar las medidas adecuadas para proteger sus objetivos leg�timos siempre y cuando no lo hagan de manera discriminatoria o injustificada”.
Creo que la que se hace la no inteligente es la se�ora viceministra Pacheco. La dolorosa s�plica que nos hace un padre de familia que don� su ri��n a un hijo, para que nos unamos a �l en la tarea suprema de salvar la vida del joven, desterrando para siempre ese tratado, ilustra, confirma, verifica y evidencia que el TLC es nocivo para la salud y la vida de los costarricenses.
(La Prensa Libre)
Columnista huésped | 1 de Junio 2007
1 Comentarios
Magn�fica reflexi�n del se�or Escobar, quien siempre nos sorprende con argumentos simples e intachables. Un aplauso a su entereza y una exhortaci�n a que se publique y se divulgue su art�culo.