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El refer�ndum y la UCR

Columnista huésped | 1 de Junio 2007

Por Yamileth Gonz�lez Garc�a, rectora, Universidad de Costa Rica

La Universidad de Costa Rica, como universidad p�blica al servicio del bien com�n, tiene la responsabilidad hist�rica de contribuir al debate pol�tico social. Debe luchar contra las ficciones, los estereotipos y los prejuicios que dificultan dicho debate, e iluminar caminos en la b�squeda conjunta de la verdad. Las personas que formamos parte de la comunidad acad�mica de la Universidad somos conscientes de que nuestra misi�n es de complemento, de apertura de opciones y jam�s de sustituci�n de responsabilidades.

A las/os universitarias/os el contexto sociopol�tico y cultural nos interpela e invita a reflexionar. A reflexionar en di�logo, con diferentes sectores del entorno, sobre los temas y problemas –nacionales e internacionales– que nos afectan directamente como ciudadanas y ciudadanos, y a los diferentes grupos de la poblaci�n, en especial los m�s vulnerables.

Costa Rica vive una �poca hist�rica trascendente. La discusi�n en torno a nuestro futuro se desarrolla en este momento alrededor del Tratado de Libre Comercio entre Centroam�rica, la Rep�blica Dominicana y Estados Unidos (TLC). El pa�s se ha sumido, desde hace ya bastantes meses, en una fuerte discusi�n sobre sus alcances y l�mites; un debate donde muchos participan, pero donde el grueso de la ciudadan�a permanece en actitud pasiva porque no conoce el texto ni tiene informaci�n veraz y adecuada sobre el asunto en discusi�n. La Universidad no puede dejar de participar en ese debate e incidir en �l con una meta clara: colaborar en el logro de un desarrollo democr�tico, con equidad, inclusi�n y justicia.

En la UCR se ha le�do el TLC con profundidad, desde sus diversas aristas, y en esa lectura han participado equipos interdisciplinarios de alto nivel. Se le ha analizado con mirada cr�tica y con prudencia, porque toca todos los �mbitos de la vida de quienes vivimos en este territorio. La acci�n de la Rector�a se ha centrado en facilitar la elaboraci�n de propuestas institucionales sobre diferentes temas, con el prop�sito de que los actores sociales y pol�ticos dispongan de instrumentos que posibiliten tomar las mejores decisiones para la colectividad. Por la responsabilidad que nos corresponde hemos decidido trabajar en temas como la salud p�blica, la calidad de la educaci�n, las telecomunicaciones y el futuro del Instituto Costarricense de Electricidad, as� como la reforma fiscal.

Lamentablemente, el Tratado no admite reformas; solamente se puede aprobar o rechazar, y eso nos coloca en una disyuntiva que no podemos evadir. Antes la responsabilidad de la decisi�n la ten�an los diputados; ahora vamos a ir a un refer�ndum, lo que nos permite como conjunto decidir directamente, sin mediaciones de ning�n tipo. Los costarricenses estamos acostumbrados, demasiado acostumbrados, a la democracia representativa, a delegar nuestras respuestas en otros. Ahora la situaci�n ha cambiado: el poder delegado ha regresado a nuestras manos, las de todo el pueblo, y debemos votar NO o S� al TLC.

La decisi�n que tomemos debe estar basada en la informaci�n y la deliberaci�n. No es con propaganda que podemos resolver sobre asunto tan complejo. En esta labor de informar y debatir, la UCR –y las universidades p�blicas– deben jugar un papel relevante. Por esa raz�n en los pr�ximos meses la UCR incrementar� sus actividades de informaci�n y discusi�n abiertas a toda la ciudadan�a, tanto en la Sede Rodrigo Facio, como en las dem�s sedes universitarias y en diversas comunidades del pa�s.

Hay que ayudar a preparar a la ciudadan�a para el refer�ndum, y tambi�n para aceptar sus resultados. Por eso hay que cuidar, adem�s de la informaci�n, la transparencia, la honestidad y la legalidad en los procedimientos, para evitar que lo que puede ser un hermoso ejercicio democr�tico se convierta en una nueva frustraci�n ciudadana por la irresponsabilidad o la falta de visi�n de los diferentes actores sociales e institucionales involucrados en el proceso.

(La Naci�n)

Columnista huésped | 1 de Junio 2007

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