Espero que ustedes hayan disfrutado tanto como yo la m�s reciente columna de mi colega Alvaro Madrigal, y el documento de Tom�s Guardia que la motiv� e incluy� en ella.
�Qu� hombr�a y qu� gallard�a personal y pol�tica la de ese gran constructor de Costa Rica!
Los banqueros ingleses que concedieron un empr�stito a nuestro pa�s para la construcci�n del Ferrocarril al Atl�ntico, le enviaron al presidente Guardia una fuerte suma de dinero para que la repartiera con sus ministros, de acuerdo con la costumbre, dec�an los prestamistas —que imperaba en el mundo. No s� si a eso lo llamaban soborno, o premio como parece que lo llaman ahora.
Guardia pone eso en conocimiento del Poder Legislativo, y declara que el dinero ser� incorporado al Tesoro P�blico y empleado en necesidades del pa�s. Dichosamente, Guardia no era candidato a ninguna posici�n internacional ni habr�a alegado que estaba pagando personalmente los gastos de esa candidatura, que ser�a del pa�s y no suya.
Costa Rica fue Costa Rica (no s� si todav�a lo es pero espero que s�), porque estuvo gobernada por hombres como Tom�s Guardia. �ntegros y patriotas, trat�rase de dem�cratas o de dictadores. La verdad es que nuestros dictadores del siglo XIX (Carrillo, Guardia, Rodr�guez, Yglesias) fueron todos gente honrada, constructiva y patriota, cosa que no se puede decir de todos los diz que dem�cratas del siglo XX.
Seamos claros y honestos; en el siglo XIX el ser dem�crata o no no contaba mucho. La palabra democracia no circulaba, y a lo �nico que los costarricenses aspiraban era a que los dejaran vivir en paz y libertad. Muchos presidentes, no s�lo los dictadores, violaron ocasionalmente los derechos individuales y mortificaban, por no decir que encarcelaban, desterraban o daban de alta, a sus opositores y cr�ticos. Pero todo eso con muy pocas consecuencias dolorosas. Al fin y al cabo, esta era una aldea y todos eran parientes.
Lo importante de lo que estoy comentando es la gallard�a y franqueza de Tom�s Guardia. Pudo embolsarse el dinero y nadie se habr�a enterado. Pero lo incorpor� al Tesoro P�blico y le comunic� al Poder Legislativo el haberlo recibido.
No s� si hemos sido suerteros o qu�. Pero la verdad es que en nuestra historia han sido pocos los corruptos y pocos (sobre todo a partir de 1902) los que violaron las libertades. A eso se debe el que en la galer�a de gobernantes merecedores que hay en la Asamblea Legislativa, s�lo falte uno: precisamente el que vio su gobierno declarado inexistente por el Poder Legislativo.
En estos momentos, cuando parecen estar en crisis todos los valores �ticos, es conveniente que se subrayen y se comenten los actos nobles y espectaculares de nuestros gobernantes.
Pero todav�a no le hemos levantado su estatua a Guardia, y ya basta de estatuas inmerecidas.
(La Rep�blica)
Alberto F. Cañas | 30 de Junio 2007
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