No so�� jam�s que en Costa Rica, en mi Costa Rica, en la Costa Rica de mis padres y antepasados, en la Costa Rica que so�� para mis hijos y descendientes, pudiera ocurrir lo que ha ocurrido en el Liceo de Pavas.
No es un hecho aislado. Pero no es un hecho espont�neo. Es el producto de la Costa Rica que denodadamente nos vienen construyendo hace veinte a�os.
La Costa Rica del lucro. La Costa Rica del becerro de oro. La Costa Rica de los mercaderes en el templo. La Costa Rica de la entrega a las transnacionales v�a concesiones y tratados. La Costa Rica de la sustituci�n de monopolios nacionales que la han servido, por monopolios extranjeros.
La Costa Rica clasista. La Costa Rica de los barrios exclusivos (l�ase excluyentes).
La Costa Rica que abandon� el agro a su suerte y convirti� en multitudinaria su capital, que no estaba preparada para ello, haci�ndola as� intransitable, inhabitable y peligrosa. Adem�s, carente de polic�a.
La Costa Rica que acab� con la censura de espect�culos. La Costa Rica que dominada por la televisi�n violenta y amoral, dej� en manos de los padres de familia el vigilar lo que ve�an sus ni�os, precisamente cuando se generaliz� el que ambos, el padre y la madre, estuvieran ausentes del hogar por razones laborales. La Costa Rica que copi� el periodismo corrongo de los paparazzi y similares, dedicado a exaltar las actividades m�s repudiables, bajas e inmorales de la far�ndula.
La Costa Rica que crey� que las leyes pod�an sustituir las reglas de la moral y la �tica.
La Costa Rica que, de tener m�s maestros que soldados, pas� a tener m�s casinos que maestros.
La Costa Rica que ha permitido que fuentes extranjeras pagaran los salarios de sus diplom�ticos, y sobresueldos de sus negociadores.
La Costa Rica donde una dependencia del Poder Judicial se arrog� el derecho de reformar la Constituci�n, y la reform� viol�ndola de paso.
La Costa Rica que legaliz� el robo siempre que no exceda de cierta suma, y dej� en libertad al delincuente siempre que no exceda de cierta edad.
La Costa Rica donde una orden judicial sacraliza los matrimonios que celebren por poder extranjeros indeseables y hasta delincuentes con mujeres costarricenses menesterosas para lograr introducirse al pa�s, y de paso castiga censura o condena al funcionario pundonoroso que intenta detener esta barbaridad.
La Costa Rica que se olvid� oficialmente de su pasado, convirti� ciertas fechas patrias en delicia de taberneros, y cuyo gobierno prefiri� no conmemorar el sesquicentenario del d�a m�s importante de su historia.
El Liceo de Pavas podr�a sustituir, en nuestro escudo nacional de hoy los volcanes, las siete estrellas y las dos embarcaciones.
(La Rep�blica)
Alberto F. Cañas | 23 de Junio 2007
2 Comentarios
�Excelente comentario! Solo verdades, lastimosamente solo verdades.
Pueblo de Costa Rica, ya es hora de echar a andar con paso de gigante para infligirle una derrota a�n m�s contundente que la de 1856 a los nuevos filibusteros, causantes de este desastre.
Don Beto….lamentablemente estamos en la Costa Rica de la Grader�a de Sol…en todo orden de vida.