Por Francisco Escobar - [email protected]
Le� con cierta renuencia, a causa de la actitud elitista y conservadora del autor, el art�culo “La civilizaci�n del espect�culo” de Mario Vargas Llosa, donde afirma que “en alg�n momento, en la segunda mitad del siglo XX, el periodismo de las sociedades abiertas de Occidente empez� a relegar discretamente a un segundo plano las que hab�an sido sus funciones principales —informar, opinar y criticar— para privilegiar otra que hasta entonces hab�a sido secundaria: divertir”. Confiesa que en todo peri�dico que abre, o programa noticioso que escucha o ve, aparece el cuerpo desnudo de la se�ora Cecilia Bolocco de Menem. Esas fotograf�as tomadas y divulgadas por el fot�grafo le han reportado ya $300 mil de honorarios, sin contar la desconocida suma que la se�ora Bolocco le pag� para que no divulgara otras im�genes m�s comprometedoras.
Estos hechos revelan un esquema de comunicaci�n masiva que induce al comunicador y al periodista a buscar la primicia, la imagen escandalosa e ins�lita que promueva el escarnio p�blico. Esto me recuerda a m� los autos sacramentales de la Santa Inquisici�n, en los que las hogueras con los cuerpos achicharrados de herejes, brujas y pose�dos del demonio eran una atracci�n circense para las masas embrutecidas por los pr�ncipes. Tanto frente a las hogueras como frente a las pantallas, los receptores de radio y las p�ginas del peri�dico o la revista, el “rating” es el criterio period�stico fundamental y todo se oculta bajo la alfombra hip�crita de la “libertad de prensa y el derecho de informaci�n”.
Internet ha contribuido a crear un espacio supremo para la gran conspiraci�n contra los valores de la civilizaci�n occidental. En l�nea se garantiza la inmunidad para el libelo, la violaci�n de la privacidad, la calumnia, el falso testimonio, la insidia y dem�s especialidades del amarillismo period�stico. Al verme objeto de calumnias, burlas, vejaciones, escarnio e injurias en un “blog” an�nimo, donde los comentarios no llevan una firma, solo pude ahogarme de indignaci�n y de tristeza. En teor�a existen jueces y tribunales y leyes que amparan los derechos civiles a los que somos v�ctimas de esta violencia medi�tica, pero en la pr�ctica �qui�n se va a enfrentar con esas publicaciones, poderosas, con grandes recursos, abogados e influencias dif�ciles de derrotar? �C�mo denunciar los sitios de Internet? Coincido con el se�or Vargas Llosa en que “se trata de un problema cultural. La cultura de nuestro tiempo propicia y ampara todo lo que entretiene y divierte, en todos los dominios de la vida social, y por eso las campa�as pol�ticas y las justas electorales son cada vez menos un cotejo de ideas y programas y cada vez m�s eventos publicitarios, espect�culos en los que, en vez de persuadir, los candidatos y los partidos tratan de seducir y excitar, apelando, como los periodistas amarillos, a las bajas pasiones o los instintos m�s primitivos, a las pulsiones irracionales del ciudadano antes que a su inteligencia y su raz�n”. Por eso “triunfan la frivolidad, el esnobismo y formas crecientes de idiotez y chabacaner�a por doquier”.
As� lo constatamos en las pasadas elecciones, donde se mont� un inmenso y multimillonario show, mientras se rehu�an los debates y las discusiones sobre los asuntos m�s importantes del pa�s. Todos seguimos la telenovela de “los ex presidentes que pasaron en perrera”, la cacer�a de sacerdotes ped�filos y homicidas, el ministro que pasa la noche en un tugurio de cinco estrellas, la consulta p�blica al se�or Presidente de si usa viagra en sus actividades presidenciales, los detalles de las borracheras y las pasiones nocturnas de un fiscal trasnochado. Todo esto divierte y escandaliza al p�blico mientras se lo informa… Uno se queda esperando la evidencia de que esos hechos son verdad, pero eso no tiene la menor importancia. Acabo de escuchar a un periodista de la televisi�n que dijo que China comunista se har�a cargo de las obras que Taiw�n dej� botadas.
As� vamos hacia el refer�ndum… sin pan ni discusi�n profunda del TLC, pero con un gran circo que apenas comienza. Estamos bailando con la prensa.
(La Prensa Libre)
Columnista huésped | 22 de Junio 2007
2 Comentarios
Menos prejuicio ideol�gico se�or Escobar. Vargas Llosa no es un conservador sino m�s bien un liberal que, usted lo sabe, no es lo mismo. �Por qu� ser� que la izquierda critica los prejuicios de los dem�s y no ve los propios?
Gracias don Otoniel por su comentario. Creo que somos v�ctimas de la torre de Babel de los t�rminos y las denominaciones pol�ticas, de “izquierda” y “derecha”, hasta conservador, liberal, cr�tico, popular, centro izquierda y centro derecha. Por eso me sorprende que usted me descubra mi identidad de “izquierda cr�tica” para m� totalmente desconocida. Yo admiro su erudici�n en este diccionario enciclop�dico de las etiquetas con las que desaparecen las ideas y los argumentos y solo queda el sambenito de la Santa Inquisici�n.
Lamento que no me de los criterios por los cuales usted me recomienda menos “prejuicio ideol�gico”, para no caer usted mismo en la predica dogm�tica y la estigamatizaci�n gratuita que usted con toda razon rechaza. Yo no s� si Vargas es liberal o conservador, yo simplemente lo leo como un arist�crata peruano que encarna los valores y las actitudes de la �lite tradicional, que no comparto. Sin embargo, para que usted vea que poco prejuiciado soy, acepto y admiro sus ideas sobre el estado actual de la prensa. �Por que ser� que hombres inteligentes y cultos como usted don Otoniel, asumen el papel de gran or�culo e inquisidor de los que nos atrevemos a expresar nuestras ideas? Le juro que soy conciente de todos mis prejuicios y yeguadas personales, pero tengo el buen gusto y la cortes�a de decir en que los fundamento.