Mensaje de don Luis Alberto Monge en el centenario del Dr. Aureliano S�nchez Arango, Miami, 29 de junio de 2007.
Me duele el alma, al no poder estar f�sicamente presente, en el homenaje que se rinde al Dr. Aureliano S�nchez Arango, con motivo del centenario de su nacimiento y organizado por el Instituto de Estudios Cubanos de la prestigiosa Universidad de Miami.
Me siento dignamente representado por dos entra�ables amigos de toda una vida. Me refiero a Antonio Santiago y al Dr. Armando Fleites. Armando se ofrece bondadosamente para leer este mensaje de fervorosa adhesi�n al homenaje a una personalidad cubana, que gan� con pleno derecho, la categor�a de ciudadano de las Am�ricas, por su inquebrantable esp�ritu de lucha a favor de la libertad y la democracia.
Hay tentaci�n de relatar hechos relevantes de intensa hermandad entre los pueblos de Costa Rica y Cuba. Pero pensamos que debemos resumir todo lo posible, para no abusar del amable auditorio que nos acompa�a.
Reclamo que no est� suficientemente historiada la profundidad de estas relaciones, que tuviera ya ben�ficos efectos antes de que el pueblo hermano de Cuba, con ejemplar hero�smo y al precio de sangre, conquistara su independencia.
Imposible no recordar esta noche, que Antonio Maceo busc� refugio en Costa Rica, acompa�ado de otros pr�ceres como su hermano Jos� Maceo, Flor Crombet y Enrique Loynaz del Castillo. Solicit� tierras en la vertiente atl�ntica de nuestro pa�s, para su proyecto agroindustrial. Como esas tierras daban al mar Caribe, el C�nsul de Espa�a, hizo fuertes presiones para que no le concedieran nada. Como hab�a franca simpat�a a la causa de la independencia, el gobierno de la �poca siempre firm� un contrato, pero para tierras en el lado del Oc�ano Pac�fico, a muchos kil�metros de malos caminos y con el Golfo de Nicoya de por medio. All�, en el lugar que se llama ahora la Mansi�n de Maceo, r�pido se not� la presencia de seres con gran capacidad de trabajo e iniciativa empresarial. Desde luego, el C�nsul de Espa�a se quej� con frecuencia de la presencia de Antonio Maceo en reuniones de la capital San Jos�, con otros cubanos y con costarricenses identificados con la causa de la independencia de Cuba. Voy a agregar una an�cdota curiosa, en la que surge el Dr. Aureliano S�nchez Arango, en uno de los tantos v�nculos con Costa Rica. Avanzada la cuarta d�cada del Siglo XX, en la zona del asentamiento agr�cola de Maceo, las gentes insist�an en que un personaje humilde y muy querido, era hijo de Antonio Maceo. Le ten�an por apodo “Cubita” y seg�n el decir popular era “pasadito de horno”. Se enter�, el Ministro de Educaci�n de Cuba, Dr. Aureliano S�nchez Arango y le consigui� una pensi�n. Lo triste es que cuando triunfa Fidel Castro, no volvieron a enviar la pensi�n de “Cubita”. Entonces el Gobierno de Costa Rica le nombra en el modesto cargo, con sueldo tambi�n modesto, de Agente de Polic�a en el distrito que ahora se llama La Mansi�n de Maceo.
Por esos mismos a�os, la eximia figura de Jos� Mart�, visit� Costa Rica en dos ocasiones, para reunirse con Antonio Maceo y sus compa�eros. La presencia del que ser�a el m�s joven y sublime de nuestros libertadores, a finales del siglo XIX, constituy� un verdadero sacudimiento en la buc�lica Costa Rica de entonces. Conferencias en la capital San Jos� y en Cartago, declaraciones en La Prensa Libre, propiedad de inmigrante catal�n y dirigida por el poeta y periodista P�o V�quez, que se convirti� en uno m�s de los grandes admiradores del ap�stol Jos� Mart�.
Hace varios a�os Armando Vargas Araya, periodista, escritor e historiador, que desempe�� con brillantez el cargo de Ministro de Comunicaci�n en mi Gobierno 1982-1986, escribi� un libro que culmina largas investigaciones sobre el impacto de la presencia en Costa Rica de Jos� Mart� y Antonio Maceo y sobre los acontecimientos m�s salientes de la �poca. Por dicha obra, recibi� el Premio Nacional de Historia que otorga la Academia de Geograf�a e Historia de Costa Rica.
El mismo Armando Vargas Araya, hace dos a�os rescat� de las sombras del pasado, una extraordinaria figura venida de Cuba y que dej� una luminosa huella en los �ltimos a�os del siglo XIX y la primera d�cada del siglo XX: el Dr. Antonio Zambrana. Su influencia en las mentes mas esclarecidas de la �poca, fue extraordinaria. El t�tulo de la obra, adelanta el edificante significado de su paso por Costa Rica: “El Dr. Zambrana, padre y maestro de la democracia republicana costarricense (1846-1922)”.
El 1� de diciembre de 1948, Jos� Figueres Ferrer, lanza su hist�rica y hermosa proclama de la abolici�n del ej�rcito como instituci�n permanente. Era la primera vez en la historia que el triunfador de una guerra para rescatar las libertades electorales y pol�tica, disolv�a su propio ej�rcito. Obedec�a a la vocaci�n civilista y al apasionado amor de su pueblo por la paz. Proteg�a a Costa Rica de las frecuentes agresiones a la Constituci�n, a la democracia y a los derechos humanos, perpetrados por los ej�rcitos latinoamericanos. Pocos d�as despu�s, se recib�a en la capital por tel�grafo, la incre�ble noticia que hab�amos sido invadidos por un ej�rcito procedente de la Nicaragua gobernada por el fundador de la dinast�a somociana, el General Anastasio Somoza Garc�a. Pronto trascendi� que era una conjura de las dictaduras del Caribe en venganza por la solidaridad de Costa Rica con los perseguidos de esos regimenes y la presencia de centenares de exilados en su territorio. Las m�s activas en esa agresi�n fueron la de Somoza Garc�a y la de Rafael Leonidas Trujillo de Rep�blica Dominicana. Con el fin de resumir, salto hechos importantes de este episodio triste para la democracia de Nuestra Am�rica. De nuevo y con premura, se improvisa un ej�rcito de profesionales, estudiantes, artesanos y agricultores. �De donde llega la primera ayuda para la agredida Costa Rica? De la Cuba republicana y democr�tica, cuyo Presidente era el Dr. Carlos Pr�o Socarr�s. Un avi�n con armas para las centenares de patriotas que deb�amos partir hacia los terrenos colindantes con la frontera nicarag�ense a repelar la agresi�n. En el avi�n, acompa�ando a las armas, no ven�a un general del Ej�rcito Cubano. Ven�a a hacer la entrega de las armas salvadoras, el Ministro de Educaci�n, Dr. Aureliano S�nchez Arango. Todav�a hoy, 59 a�os despu�s, cuando hago esta evocaci�n, se estremece todo mi ser, casi hasta el llanto. Que excelso simbolismo nos regala la Patria de Jos� Mart�, para un pueblo enamorado de la libertad, de la paz, de la civilidad. Y que el mayor rubro de su Presupuesto Nacional est� asignado a la educaci�n. La Patria de Jos� Mart�, hace casi medio siglo maltratada por una b�rbara satrap�a, se hizo presente a nuestro lado por medio de un abogado, profesor universitario y rector de la pol�tica educativa. Gracias Cuba. Gracias Jos� Mart�. Gracias Dr. Aureliano S�nchez Arango.
Por m�s que deseo resumir, no puedo hacerlo tanto como quisiera. Solo har� referencia a otro episodio ingrato. En diciembre de 1955 fuimos nuevamente invadidos por la frontera con Nicaragua, todav�a bajo el yugo de la dinast�a somociana. Cito el hecho para recordar que Jos� Antonio Echeverr�a, a�os despu�s m�rtir de la lucha por la libertad, y una veintena mas de patriotas cubanos, se sumaron al improvisado ej�rcito costarricense.
Eran los a�os de interminables luchas contra las llamadas dictaduras militares de derecha, que desgobernaban en muchos de los pa�ses latinoamericanos. El Dr. Aureliano S�nchez Arango fue el promotor principal de una inspiradora idea. Reunir a los principales luchadores por la libertad y la democracia. As� surgi� el Primer Congreso Pro Democracia y Libertad, celebrado en La Habana, Cuba, del 12 al 15 de mayo de 1950. Nunca antes hubo una concentraci�n tan grande, de l�deres pol�ticos, acad�micos, intelectuales y sindicales. Y no solo de Am�rica Latina, tambi�n de los Estados Unidos de Am�rica, para demostrar que dentro de la naci�n americana exist�an factores solidarios con nuestras luchas pol�ticas y sociales, separados de los factores militares y gubernamentales gravemente equivocados en su enfoque hacia Am�rica Latina. Convendr�a que alguien rese�e, para las presentes y futuras generaciones, los detalles y proyecciones de este gran acontecimiento hist�rico.
Se estructur� un movimiento unitario y de mejores y coordinadas estrategias. Gan� importantes batallas contra los despotismos de derecha. En la c�spide se constituy� un fraternal y esclarecido tr�o que asumi� las m�s altas responsabilidades en las acciones: R�mulo Betancourt, Jos� Figueres Ferrer y Aureliano S�nchez Arango.
Debo concluir estas palabras en el homenaje al Dr. Aureliano S�nchez Arango. Queda mucho por decir de sus contribuciones a las luchas democr�ticas de los pueblos que padec�an la opresi�n de los despotismos de derecha o de izquierda. El movimiento en el que fue cabeza junto con R�mulo Betancourt y Jos� Figueres Ferrer, se fue debilitando. En parte porque algunos de los que fueron firmes en la lucha contra las dictaduras de derecha, se tornaron ambivalentes y falsos a la hora de dar solidaridad al sufrido pueblo cubano en su enfrentamiento a una denominada dictadura de izquierda. En realidad ese sistema dej� de tener relaci�n con el debate de izquierda y derecha. Hace mucho se convirti� en un monstruoso aparato de represi�n y crimen.
Por haberme involucrado desde adolescente en las luchas sindicales, cooperativas y pol�ticas tuve el privilegio de conocer grandes figuras de Europa, Medio Oriente y Am�rica comprometidas con la libertad y la democracia. Entre ellas, el Dr. Aureliano S�nchez Arango. En tertulias en Caracas, en San Jos�, en la finca “La Lucha sin Fin” de Jos� Figueres Ferrer; en sus conferencias en la Escuela del Centro de Estudios Democr�ticos de Am�rica Latina, del que soy Presidente hasta la fecha y donde entreg� su ejemplo de honestidad integral y regal� sus ense�anzas a centenares de j�venes latinoamericanos, se fue consolidando la maravillosa amistad que me brind�, acompa�ada de sabias ense�anzas que no olvidar� jam�s.
Hasta el sitial de la eternidad donde nos esperas, otra vez Aureliano, te hago llegar mi cari�o, mi amistad y mi gratitud.
Columnista huésped | 30 de Junio 2007
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