Disminuir tamaño de letraAumentar tamaño de letraImprimir paginaEnviar esta pagina por e-mailAmpliar el ancho de la paginafluid-width

Siete victorias hist�ricas del Pueblo de Costa Rica

Columnista huésped | 21 de Mayo 2007

Por Miguel Picado G., Pbro.

Algunos han querido sembrar la idea de que el costarricense es un pueblo sumiso, d�bil en los momentos decisivos, en fin, domesticado. Un r�pido recorrido por la historia de las sublevaciones populares, todas victoriosas, lo desmiente. La pr�xima victoria ser� el NO al TLC. Para elevar nuestra autoestima y reforzar la fe en Costa Rica, recordamos los anteriores triunfos, fundamento de nuestra nacionalidad, soberan�a y bienestar.

15 de setiembre de 1842. Derrota del invasor Francisco Moraz�n y del traidor Vicente Villase�or

Era jefe de Estado don Braulio Carrillo. Sus enemigos consiguieron el apoyo del general hondure�o Francisco Moraz�n parra derrocarlo. Moraz�n invade Costa Rica y obtiene la rendici�n de las tropas enviadas a combatirlo, comandadas por el militar salvadore�o Villase�or, hombre de confianza de Carrillo. Don Braulio fue depuesto y se declar� a Costa Rica un Estado m�s de la Federaci�n Centroamericana, en un intento por resucitar el cad�ver de la Rep�blica Federal. La mayor�a de los costarricenses se opuso, pues no soportaron el aumento de los impuestos, el servicio militar obligatorio ni los atropellos de las tropas extranjeras.

La sublevaci�n armada, al mando de don Antonio Pinto, comenz� en Alajuela, continu� por Heredia y San Jos� hasta terminar en Cartago. Moraz�n, trasladado a San Jos�, fue merecidamente fusilado pero, como a hombre de honor, se le permiti� dirigir el pelot�n. A Villase�or se le fusil� por la espalda, por traidor. La ocupaci�n extranjera hab�a durado 5 meses.

1856-1857. Gloriosa Campa�a Nacional contra los filibusteros

Amenazada la existencia misma de la Patria por los filibusteros estadounidenses que ocuparon Nicaragua aprovechando una guerra intestina, don Juanito Mora, secundado por Mons. Anselmo Llorente, supo llamar a las armas y sostener el �nimo de la poblaci�n. Los servicios diplom�ticos del pa�s alertaron a tiempo y anudaron alianzas con pa�ses latinoamericanos. Se prepar� un ej�rcito bien armado, muchas mujeres se encargaron de mantener la producci�n sustituyendo a los soldados y algunas hero�nas acompa�aron a la tropa. La cooperaci�n de las naciones hermanas de Centroam�rica fue determinante. Costa Rica, de abril a agosto de 1856, perdi� el 10% de la poblaci�n por la peste del c�lera causada por la guerra. No obstante, tuvo el coraje de retomar las acciones militares y cerrar el paso filibustero por el r�o San Juan. El resultado final: se conserv� la soberan�a y se detuvo la expansi�n de los Estados Unidos.

7 de noviembre de 1889. Noche de San Bartolom� o de los machetes

Siendo presidente Bernardo Soto y estando pr�ximo el fin de su per�odo, se empecin� en que el Lic. Ascensi�n Esquivel le sucediera en el poder. Maniobr� para arrebatar la victoria electoral al leg�timo triunfador de las elecciones, el Lic. Jos� Joaqu�n Rodr�guez. Permiti� que Esquivel lanzase a la polic�a a las calles para que lo declararan vencedor de las elecciones y pr�ximo presidente. El pueblo no permiti� tan torpe artima�a. El Lic. Rafael Iglesias aprovech� el descontento y, con ayuda de algunos sacerdotes, consigui� que el 7 de noviembre de 1889, los habitantes de los pueblos vecinos de San Jos� desafiaran a las fuerzas del gobierno con machetes y armas de cacer�a. Bernardo Soto, para no mancharse las manos de sangre, reconoci� la derrota de su protegido. Fue la primera vez que se defendi� la pureza del sufragio.

10 de agosto de 1919. Sublevaci�n popular contra la dictadura de los hermanos Tinoco. Ganaron las mujeres

Los hermanos Tinoco, de familia cafetalera, respaldados por la oligarqu�a a la que pertenec�an, depusieron al presidente Alfredo Gonz�les Flores, el 27 de enero de 1917, por atreverse a imponer tributos directos a los ricos, fundar el primer banco estatal y detener un contrato petrolero. Contaban, por supuesto, con el apoyo de la prensa. Instauraron una dictadura proclive a la persecuci�n, el asesinato y la tortura. El pueblo costarricense, cansado de los dos hermanos tiranos, se levant� en armas para desalojarlos del poder. El asunto no fue f�cil. Se recuerda en especial los martirios del maestro salvadore�o Marcelino Garc�a Flamenco y de Rogelio Fern�ndez G�ell, y los apaleamientos de los sacerdotes Salom�n Valenciano y Ricardo Rodr�guez, cura de Atenas. Los esfuerzos militares al mando de Julio Acosta y Jorge Volio, entre tantos otros, no consiguieron deponer la dictadura.

La victoria la consigui� una rebeli�n estudiantil comandada por maestras y maestros, en especial Carmen Lyra, la costarricense m�s notable del siglo XX, y el argentino Julio Barcos. La gente proteg�a a los rebeldes escondi�ndolos en sus casas del acoso de la polic�a. Fue incendiado el diario La Informaci�n, vocero de los intereses olig�rquicos. Perjudic� el af�n dictatorial el no reconocimiento del gobierno de los Estados Unidos. Federico Tinoco huy� hacia Par�s el 13 de agosto de 1919. El 10 de agosto hab�a sido asesinado su hermano y Ministro de Guerra, Joaqu�n Tinoco.

“Que la Patria se hunda en el fango o se remonte en la virtud es tarea que corresponde a cada uno de sus hijos. Que la Historia nos sirva de ense�anza y de ejemplo, porque, bajo diferentes nombres y circunstancias, la Historia se repite” (Eduardo Oconitrillo Garc�a, Los Tinoco: 1917-1919. San Jos�, 1980, p. 240).

1940-1949. Un decenio de cambios socioecon�micos

Es digno de admiraci�n que el pueblo de Costa Rica haya logrado en esos a�os, y a pesar de una guerra civil, las Garant�as Sociales, la Caja Costarricense del Seguro Social, el C�digo de Trabajo, la Universidad de Costa Rica, el Tribunal Supremo de Elecciones, y la creaci�n de una serie de instituciones estatales que, de manera coordinada, lograron mejorar las condiciones de vida. Cabe destacar la supresi�n del ej�rcito como instituci�n permanente y la nacionalizaci�n de la banca. Pero es de lamentar que, tiempo despu�s, los electores se hayan equivocado al confiar la Presidencia de la Rep�blica a Calder�n Fournier y Figueres Olsen, cuyo �nico m�rito era ser hijos de los caudillos. Lejos de defender, actualizar y renovar la obra hist�rica de sus padres, prefirieron hacer “jugadas de pared” entre sus negocios privados y los bienes e instituciones estatales.

1970. Huelga contra Alcoa

La transnacional Aluminum Company of America, mediante acciones dudosas logr� del presidente Jos� Joaqu�n Trejos y su Ministro de Planificaci�n, Miguel �ngel Rodr�guez, un contrato para extraer bauxita en el cant�n de P�rez Zeled�n. La Asamblea Legislativa deb�a aprobarlo. Alcoa iba a recibir unas 30.000 manzanas de tierra con derecho a excavarlas para extraer el mineral. Aunque se compromet�a a dejar los terrenos en condiciones aptas para el cultivo, eso era t�cnicamente imposible. Adem�s, casi no iba a pagar de impuestos, recibir�a agua gratuita y electricidad en condiciones privilegiadas.

No se hizo esperar la reacci�n del pueblo costarricense y muy en especial de los estudiantes de la Universidad de Costa Rica, dirigidos por el vicepresidente de la federaci�n estudiantil de entonces, Jorge Enrique Romero, hoy doctor en derecho y profesor de esa casa de estudios superiores. Estudiantes de diversas orientaciones pol�ticas y religiosas se coordinaron para lograr la victoria. Fue decisivo el empuje dado por estudiantes de secundaria. Tambi�n particip� una docena de diputados liderados por Rodrigo Carazo Odio y Salazar Navarrete. Por varios meses el pueblo se manifest� en contra de la aprobaci�n del contrato. El 24 de abril de 1969, a las cuatro de a tarde, se inici� un enfrentamiento entre manifestantes y polic�as, que deriv� en una persecuci�n por la ciudad josefina. El contrato fue aprobado, pero Alcoa escogi� retirarse. As� se libr� el pa�s de desertificar parte de su territorio, s�lo para favorecer a extranjeros.

Marzo y abril del 2000. Victoria contra el Combo-ICE

El “Combo del ICE”, tiene su g�nesis en la administraci�n Figueres Olsen, pero es en el periodo presidencial de Miguel �ngel Rodr�guez cuando se env�a a la Asamblea un proyecto de ley sobre energ�a, telecomunicaciones y “modernizaci�n del ICE”. El proyecto fue aprobado en primer debate por la Asamblea Legislativa el 20 de marzo del 2000, pero el 23 de marzo el pueblo costarricense se levant� con gran fuerza pol�tica.

Hubo tantos cierres de v�as p�blicas y tanta unanimidad de diversos sectores, dirigidos por los sindicatos del ICE, que contaron con el apoyo de Monse�or Trejos, Obispo de San Isidro, que el Presidente Rodr�guez se vio en la necesidad de retirar el “Combo”de la corriente legislativa. Luego la Sala Constitucional anul�, por errores de procedimiento, la aprobaci�n recibida en primer debate. El “Combo-ICE” no pas�, gracias a la participaci�n activa del pueblo costarricense que defendi� una instituci�n exitosa. Sin embargo, contin�an las presiones de los interesados en privatizarlo. Los sucesivos gobiernos, sin excepci�n, le imponen trabas administrativas, le cortan el presupuesto, lo obligan a financiar el d�ficit fiscal para descapitalizarlo. Luego, los medios de difusi�n en permanente campa�a, lo acusan de ineficiencia. Al principio de la negociaci�n del TLC se dijo que el ICE no era negociable, ni en energ�a ni en telecomunicaciones, pero despu�s “nuestros negociadores costarricenses” cambiaron de opini�n…

Con tu esfuerzo, Costa Rica lograr� su octava victoria

Columnista huésped | 21 de Mayo 2007

1 Comentarios

* #1817 el 22 de Mayo 2007 a las 03:04 PM julio su�ol dijo:

Magn�fica s�ntesis hist�rica. No importa en cu�l bando se est� en relaci�n con el TLC, es refrescante y positivo que un joven y brillante presb�tero haga este recuento. La conclusi�n es que el pueblo de Costa Rica siempre ha sabido defender sus derechos y mostrado en todo momento el amor a la patria, no patriotero, sino aut�ntico. En el mar de prosa prosaica y mediocre que nos inunda — con las excepciones de siempre— es estimulante que alguien use las palabras para decir cosas relevantes y no para hcer el juego a las omisiones, mentiras, complacencias y requiebros zalameros de supuestos intelectuales que, por supuesto, no lo son.

Debemos tener fe en Costa Rica, en sus mejores valores, y confiar en estas juventudes incontaminadas que enarbolan p�blicamente y con energ�a sus convicciones.

Publique su Comentario




Recordar mis datos?


Reglas para publicar comentarios: Antes de publicarse, cada comentario ser� revisado por el moderador. Su direcci�n de e-mail no aparecer�.