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�M�s armas?

Columnista huésped | 4 de Mayo 2007

Por Francisco Escobar - [email protected]

Juan Carlos Hidalgo, director del Proyecto Latinoamericano del International Policy Network, una ONG en Londres que promueve los intereses empresariales y de quien he le�do numerosos art�culos favorables al TLC, escribe en uno de sus escritos:

“Durante a�os se les ha inculcado a los costarricenses la idea de que los ciudadanos respetuosos de la ley, con el fin de no resultar lastimados, no debemos oponer resistencia a los maleantes que pretenden atracarnos… El temor a que haya una ‘carrera armamentista’ entre criminales y ciudadanos responsables es refutado por la experiencia en diversos estados de Estados Unidos que indica que los criminales no est�n interesados en verse envueltos en batallas campales con sus v�ctimas. El m�s m�nimo riesgo de resultar herido es disuasi�n suficiente como para que el maleante busque otras fechor�as que realizar.

“Tampoco es de esperar un aumento dram�tico en el n�mero de personas armadas en las calles. En los estados norteamericanos donde las armas son m�s populares, la cantidad de ciudadanos con licencia para portar armas no rebasa el 5% de la poblaci�n. Ciertamente, hay un efecto donde la gran mayor�a de la poblaci�n se beneficia gratuitamente de la seguridad brindada por otros. La diferencia radica en que los criminales no saben qui�n est� armado y las probabilidades de asaltar a la persona incorrecta son mayores. Ante la escalada del crimen violento en Costa Rica y el fracaso del Gobierno de este pa�s en cumplir su funci�n elemental de proteger a las personas e impartir justicia, resulta imperativo que los costarricenses ejerzan sin obstrucciones gubernamentales innecesarias su derecho b�sico a defender su vida y sus familias con un arma de fuego.”

El argumento central a favor del rearme de la poblaci�n costarricense es el ejemplo de Estados Unidos. No creo necesario recurrir a las estad�sticas ni a los supuestos estudios acad�micos para refutar este argumento de manera terminante. Todos somos testigos asombrados de la escalada de violencia homicida armada en Estados Unidos. No solo los atentados en los que han muerto o han sido heridas figuras decisivas en la vida pol�tica y social estadounidense, incluyendo a Martin Luther King y a varios ex presidentes y candidatos presidenciales, sino la aterradora cifra de las matanzas en los centros educativos, que han culminado con la aterradora masacre de Virginia Tech.

No es que se haya argumentado que con el fin de no resultar lastimados, no debemos oponer resistencia a los maleantes. El problema radica en la preparaci�n que necesariamente implica la decisi�n de entrar en combate. En la guerra militar, los soldados reciben un largo y cuidadoso entrenamiento en estrategia de combate, uso de las armas, disciplina psicol�gica y autocontrol. Un ciudadano que no tiene este entrenamiento entra en combate para morir, porque su desventaja es absoluta. �Claro que el temor a que haya una carrera armamentista entre criminales y ciudadanos est� muy bien fundada! Es una teor�a rid�cula de la psicolog�a criminal suponer que los criminales no est�n interesados en verse envueltos en batallas campales con sus v�ctimas. Los criminales que est�n dispuestos a atacar, saben que nunca pueden estar seguros de que no ser�n contraatacados, por vulnerable que parezca su v�ctima.

Por supuesto que esta doctrina del International Policy Network favorece el comercio de las armas que es y ha sido uno de los mayores negocios del mundo y que es garantizado por el Tratado de Libre Comercio. Aumentar la oferta de armas en el mercado costarricense, fortalecer�a la corrupci�n gubernamental del tr�fico ilegal de armas y convertir�a el pa�s en un cementerio de las v�ctimas indefensas, que mueren con un arma de fuego en la mano.

(La Prensa Libre)

Columnista huésped | 4 de Mayo 2007

1 Comentarios

* #1747 el 4 de Mayo 2007 a las 09:19 AM Edwin Zamora dijo:

Muy atinada la opini�n del se�or Escobar.

Un punto adicional al comentario tiene que ver con el hecho de que la pobreza y desigualdad son elementos que inciden positivamente en el incremento de la delicuencia e inseguridad en general.

Un modelo neoliberal como el que hemos tenido en nuestro pa�s durante los �ltimos 20 a�os que acent�a la diferencia entre ricos y pobres, la inequidad y la pobreza, como queda demostrado por m�ltiples estudios, inclusive de la Academia de Centroam�rica, genera impotencia y resentimiento social.

Esta es la principal causa del aumento de la delicuencia. Esto se resuelve no con m�s armas en la calle, sino con m�s oportunidades y un modelo econ�mico m�s inclusivo, que por cierto el TLC no ayuda en nada a conseguir.

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