Por Ignacio Trejos Picado, obispo em�rito de San Isidro de El General
“Pero en todo salimos vencedores gracias a aquel que nos am�”. Rom 8,37
Ante Costa Rica por testigo, diez connotados especialistas de la Universidad de Costa Rica, defendiendo de manera brillante nuestra Patria querida, con todo el prestigio que les asiste, teniendo nuestra dignidad nacional como paradigma, como baluarte la libertad, y ambas como garant�a de nuestra democracia, han se�alado una serie de roces constitucionales del TLC que representan una amenaza seria y cruel contra nuestra entera soberan�a.
Como bien indican ellos, con toda la autoridad intelectual y moral que les asiste, una sola inconstitucionalidad bastar�a para que ese tratado no deba seguir adelante. Ni siquiera deber�amos ir al referendo. Tales son sus t�rminos: “Hemos encontrado m�ltiples roces constitucionales, pero basta con que tenga solo una, para que se impida que contin�e el proceso del TLC. Es fundamental realizar primero un an�lisis fuerte y detenido sobre la inconstitucionalidad de este tratado, porque de ser llevado a refer�ndum como est� actualmente, puede haber consecuencias lesivas para Costa Rica”. Uno de los riesgos que al parecer de los expertos se presentar�a, ser�a que al resolver esas inconstitucionalidades despu�s de su ratificaci�n, las partes que se sientan afectadas podr�an presentar serias denuncias contra la Costa Rica. Esto significar�a valiosas y onerosas indemnizaciones, como ya lo est�n experimentando pa�ses hermanos.
Me preocupa sobre manera sus consideraciones sobre el arbitraje obligatorio para controversias, la delegaci�n de funciones de los Poderes del Estado, el derecho a la salud violentado, las implicaciones en la legislaci�n laboral y los alcances de la ley de propiedad intelectual.
Este grupo de eximios ciudadanos han hecho una gran tarea y han puesto por encima de todos los dem�s intereses, la b�squeda del bien com�n del pueblo costarricense. Sus conclusiones deben ser le�das y reflexionadas por cada uno de los costarricenses, incluidos los respetables miembros de la Sala Constitucional, que estudian la Acci�n de Inconstitucionalidad presentada por la se�ora Defensora de los Habitantes.
Costa Rica vive un tiempo de vigilia, de reflexi�n, de oraci�n y de ayuno. No es tiempo de orquestadas, costos�simas e irreflexivas propagandas televisivas y radiales. Es una lucha dispar, por cierto. Por un lado abundant�simas sumas de dinero, y por el otro, nosotros con insignificantes recursos, pero plenos de m�stica y civismo, que estamos llamados a realizar una nueva Campa�a Nacional, a favor de la soberan�a costarricense, en nombre del Se�or, que sirva de ejemplo para la humanidad entera.
Invito a todos los costarricenses a que, con nuestras reflexiones, oraciones y sacrificios acompa�emos a los se�ores Magistrados de la Sala Constitucional en esta gran tarea que el pueblo les ha encomendado.
Columnista huésped | 28 de Mayo 2007
3 Comentarios
Impresionante valor el de Monse�or Trejos, que deja a la jerarqu�a de la iglesia convertida en t�tere vergonzoso.
Otros pastores de diversas iglesias, as� como muchos sacerdotes cat�licos han sabido rebelarse a la c�moda posici�n de la Conferencia Episcopal respondiendo como debe ser a su conciencia, a su fe y a los m�s elevados valores que saben deben defender por encima de las mundanas posiciones de una jerarqu�a m�s interesada en las temporalidades que en su papel hist�rico.
Estos sacerdotes valientes luchan al lado de un pueblo que sabe que el TLC como fue negociado no s�lo tiene roces constitucionales sino que m�s grave a�n, atenta contra la vida misma, aunque eso est� en otros 150 tratados, como s�lo lo puede defender una persona desalmada.
�Bravo Monse�or Trejos, a usted no lo silencia nadie y lo apoyamos much�simos!
�He aqu� el mensaje de un hombre sabio y santo! Deber�a fotocopiarse y distribuirse a las salidas de las iglesias cristianas. El pueblo de Dios no necesariamente est� representado por una jerarqu�a, que en principio, gan� un importante episodio en el Vaticano, pero luego perdi� -como poder terreno- sus arrestos.
Gracias Monse�or, por su palabra sabia y oportuna, por su posici�n valiente en un momento crucial para el futuro de este pa�s!