Ya por fin se convirti� en esc�ndalo nacional la intromisi�n de los diputados amigos del gobierno en el nombramiento de maestros, profesores y directores en escuelas y colegios. Y nuevamente, como viene sucediendo, ha sido la prensa, la que asumi�, como viene haci�ndolo, la responsabilidad de denunciar el esc�ndalo. Porque en Costa Rica todav�a hay periodistas, aunque se abuse de la corronguera.
Desde hace muchos a�os y es bueno recordarlo; desde que era diputado y yo me sentaba en otra curul, viene Ott�n Sol�s denunciando esta situaci�n, que ha sido uno de los caballos de batalla m�s permanentes de su lucha sin cuartel contra la corrupci�n, y de la lucha del PAC que �l fund�… lucha que nadie sabe por qu� razones, ridiculiza todos los d�as en este peri�dico la p�gina de La Machaca, ahora dedicada a aparear a Sol�s con el por otra parte muy respetable l�der marxista Merino. (�Las voces del odio otra vez, las que apareaban a Daniel Oduber con Fidel Castro?).
Creo sinceramente que en estos momentos Costa Rica tiene Ministro de Educaci�n (algo que no siempre ha tenido). Leonardo Garnier es hombre de ideas claras, pensamiento concreto y decisiones en�rgicas, y es de esperar que, as� como tuvo el coraje de salir a pito y caja de un viceministro de corruptelas, tambi�n sabr� frenar los abusos de los diputados, pues ya hace alg�n rato apareci� aquello de los rapid�simos ascensos de una hija de diputada.
No podemos tener una buena educaci�n si los encargados de educar a nuestros ni�os y adolescentes son nombrados por ese procedimiento, y seg�n sus nexos de parentesco o de lo que sea con diputados.
Siendo yo diputado, all� por 1996, y conocedor de la trayectoria del Colegio San Luis Gonzaga, que es municipal, tiene ley propia y no ha sufrido, que se sepa, la corrupci�n de que hablamos, present� un t�mido proyecto para darle la misma independencia del MEP, aunque sin municipalizarlos, a un colegio de cada cabecera de provincia, para ir haciendo la experiencia.
El alarido espantoso no lo dieron los diputados sino los organismos gremiales de educadores, que tambi�n tienen su cuota de corrupci�n en este campo, y la ejercen centralizadamente en San Jos�. Me llamaron a una reuni�n en su propio local, me insultaron, y luego algunos me fueron a esperar armados de garrotes a la salida de la sesi�n de la Asamblea Legislativa, supongo que no con la intenci�n de usarlos sino de atemorizarme.
Alguien me explic� que la descentralizaci�n que yo propon�a, iba a obligar a los “lobbystas” a descentralizarse ellos tambi�n. En todo caso, mi proyecto no pas� de primera base.
Pero eso me convenci� de que son muchas las fuentes de corrupci�n que conspiran contra la calidad (y contra la decencia) de nuestra educaci�n p�blica. Tengo fe en que Leonardo Garnier (como en su oportunidad Francisco Antonio Pacheco) se enfrente a las situaciones de corrupci�n, pero esta vez para acabar con ellas de ra�z y para siempre (aunque en la pol�tica costarricense la palabra “siempre” no goza de mucha popularidad).
Claro que hay otros puntos… la preparaci�n espec�fica y adecuada de los profesores de secundaria en las materias de su especializaci�n (algo as� como las generaciones de chilenoides hace cien a�os), pero ese no es mi tema de hoy, aunque lo sea de siempre. Mi tema de hoy ha sido la corrupci�n de origen diputadil.
(La Rep�blica)
Alberto F. Cañas | 16 de Mayo 2007
2 Comentarios
La corrupci�n tiene consecuencias muy negativas…
Soy Profesor, Profesional y desempleado; que trabaja de manera informal gracias al “desorden administrativo del MEP”, que no es otra cosa que el “orden de la corrupci�n”. No se puede creer en “modelos” y menos en un gobierno formado por “modelos” que dicen “pensar” por nosotros y que sin duda quieren decidir por nosotros.
Hasta el d�a de hoy veo los comentarios de Don Alberto en esta p�gina, pero su mensaje siempre me ha inspirado a creer que los cambios que necesita este pa�s pueden llegar a darse y que realmente hay personas que piensan y so�amos con una Costa Rica honesta.
Gracias Don Alberto por compartir toda esa sabidur�a que necesitamos los j�venes.