• Mensaje de Monse�or Ignacio Trejos Picado ante el referendo sobre el TLC26 de abril del 2007
Perm�tame por medio de estas l�neas, distraer su distinguida atenci�n para manifestar mi opini�n personal al respecto.
No creo estar equivocado si considero que Dios ha llamado a Costa Rica para ser un modelo de libertad en el concierto de las naciones.
�Lo estamos siendo? Debemos preguntarnos.
Pareciera nos hace falta, en las presentes circunstancias, una profunda dosis de reflexi�n con miras a cumplir esa alt�sima vocaci�n, con la responsabilidad del caso.
El profeta Jerem�as atribuye las desgracias del hombre sobre la tierra precisamente a la falta de reflexi�n. Es as� como expresa las quejas de Dios: “Muchos pastores han desvastado mi vi�a, han pisoteado mi heredad, han convertido mi frondosa posesi�n en un �rido desierto (…) Toda la tierra est� horrorosamente desolada y a nadie le importa (…) Sembraron trigo y cosecharon espinas, se fatigaron trabajando sin provecho, quedaron confusos de su cosecha” Jer 12,10-13
Frente al referendo sobre el TLC nos encontramos ante una situaci�n sumamente delicada: �la verdad es oficial u oficiosa?, �no estaremos verdaderamente en una trampa? La verdad no necesariamente la tiene la mayor�a, sino quien se pone de parte de quienes promueven la justicia. Esta no se puede manipular… jam�s debe ser distorsionada.
�Qu� necesidad habr�amos tenido de este referendo si los pros y los contras del tratado se hubieran expuesto a la ciudadan�a con toda franqueza y equidad en el uso de los medios? �Para qu�, pues, tanta precipitaci�n en la firma del mismo y las sumas cuantiosas de dinero que se han gastado en su propaganda con el fin de imponerlo a toda costa?
De lo que todos somos testigos, y debemos confesarlo en buena ley, es que sobre los intereses de la Patria, est�n prevaleciendo los de los poderosos, que tratan de imponerse pero hasta ahora no lo han logrado, con la celeridad deseada.
�Cu�l es, entonces, la ventaja del mencionado referendo? Ciertamente buscar la soluci�n por la v�a pac�fica que ha sido siempre, para bendici�n nuestra, lo mejor.
�Cu�l debe ser, pues, nuestra actitud? La cristiana. S�lo as� seremos verdaderos testigos, poni�ndonos de parte de la verdad y de la justicia, como lo hizo el Se�or. El desarrollo que no atiende al bienestar comunitario se traduce lamentablemente en fracaso, en rotunda opresi�n.
Se pide a nuestra Iglesia manifestarse neutral en esta contienda. Eso significar�a, ni m�s ni menos, que desfigurarla totalmente: nuestra Iglesia debe estar siempre del lado de la verdad y de la justicia porque lucha por la paz y debe sembrar el amor. Por esta causa luch� y muri� Jesucristo. Este fue, es y ser� siempre signo de contradicci�n. Causa de salvaci�n para cuantos creemos en �l; desgracia para quienes le abandonan.
Efectivamente: no podemos ser neutrales. �C�mo serlo por ejemplo, ante un texto del Tratado como el siguiente?: “Ninguna disposici�n de este Cap�tulo se interpretar� en el sentido de impedir que una Parte adopte medidas que sean necesarias para proteger la salud o la vida humana, animal y vegetal, siempre y cuando dichas medidas no se apliquen en forma que constituyan una restricci�n al comercio entre las Partes” Norma 9.14 del TLC. Dicen proteger la vida siempre y cuando no afectemos su comercio… No. No podemos ser neutrales.
No conocemos nada tan revolucionario como Jes�s con su Evangelio y su Cruz. Se declar� siempre contra el poder corrupto, generador de injusticias. Por combatirlas derram� su sangre y entreg� su vida. Lo quitaron del medio, cual piedra de tropiezo, pero el Padre del cielo, en cuyas manos se puso, lo exalt� y convirti� en piedra angular de su edificio: la Iglesia. Esta brot� con la sangre y el agua salidas del coraz�n redentor. Y as� como �l, cual esposo fiel se entreg� a ella, �sta debe dar siempre, con su ayuda, testimonio de fidelidad a su esposo.
Por estas y abundantes razones m�s, la Iglesia lejos de ser neutral estar� siempre, inalterablemente del lado de la vida y no de la cultura de la muerte: el aborto, la esterilizaci�n, la violencia, las guerras de todos los tiempos. La Iglesia estar� siempre en contra de cualquier tipo de injusticia, atropello contra la humanidad.
El amor es la ley del Se�or y a �l nos invita a todos, sin distingo de raza ni naci�n. Por tanto, Cristo es ese gran revolucionario que no esgrimi� m�s espada que el Evangelio. �l no derram� una sola gota de sangre de quienes lo persiguieron, pero s� verti� la suya propia por cuantos con nuestro pecado, deliberadamente, nos hemos convertido en enemigos suyos. No hay enemigo peor que �ste.
Definitivamente nos hace falta valent�a. Nos dice San Pablo que hemos sido bautizados no en esp�ritu de cobard�a sino de fortaleza. No debemos confundir la prudencia con la pusilamidad. Cristo prometi� estar siempre del lado de la Iglesia y jam�s le ser� dado defraudarla. No tengamos miedo.
Monse�or Ignacio Trejos Picado Obispo Em�rito de San Isidro de El General
Columnista huésped | 27 de Abril 2007
3 Comentarios
Monse�or, lo felicito por recordarle al resto de la Jerarqu�a cat�lica costarricense, cu�l es el papel de la Iglesia. Bien lo dice usted, y nos lo remarca a los cristianos decididos y con criterio, la Iglesia debe estar del lado de la verdad y la justicia social. Pero mejor a�n, nos recuerda que aunque prudentes, no debemos ser pusil�nimes ante las injusticias.
No deja de causar en m� un gran sinsabor la posici�n “neutral” del resto de los obispos, que en realidad s� han tomado una posici�n… la del “puede que s�, puede que no”, queriendo evitar con esto pecar de imprudentes. Lo cierto que es que a partir de la aprobaci�n del referendum, ES TOTALMENTE IMPRUDENTE PARA CUALQUIER COSTARRICENSE RESPONSABLE NO TENER UN CRITERIO ADECUADO PARA VOTAR, y la posici�n de los obispos demuestra, a mi criterio y con el respeto que sus investiduras merecen, que preveen ciertas injusticias en el CAFTA, pero mejor “hablan bajito para no causar mucho revuelo”.
M�s lamentable a�n es o�r al Ministro de la Presidencia, solicitarles a los obispos que eviten que los sacerdotes utilicen el p�lpito para hacer la denuncia social que mejor les parezca al respecto. Habrase visto tal mordaza!! �Sres. Obistos de Costa Rica, no se dan cuenta que este CAFTA no se trata �nicamente de pol�tica, sino de justicia social y desarrollo con equidad, y que los directamente afectados ser�n las futuras generaciones! �C�mo, en nombre de Dios, acallan las voces de sacerdotes que a diferencia de ustedes, han decidido denunciar las injusticias que quieren endosarle a estas nuevas generaciones?
Bien lo dice Monse�or Trejos, y por eso lo felicito nuevamente, que lo que nos falta es valent�a, coraje.
No es momento de violencia, no es momento de posiciones extremas que cierren el di�logo, pero s� es el momento de entender que hay que parar esta injusticia llamada CAFTA. �No tengan miedo Obispos de Costa Rica!
don Ignacio: qued� perfectamente clara su posici�n, muchas gracias
Comparto en todos sus extremos las valientes palabras de Monse�or Ignacio Trejos. Me extra�� mucho escuchar de labios de Monse�or Hugo Barrantes que el pueblo no est� preparado para oir a los sacerdotes hablar de temas como el TLC. Y mi imaginaci�n vol� hasta la d�cada de los 40 cuando Monse�or Sanabria, por defender las Garant�as Sociales, se ali� a los comunistas con tal de que esta conquista no se perdiera. Si en vez de hacer este gesto tan generoso y valiente, Monse�or Sanabria hubiera salido con medias tintas, todav�a estar�amos luchando por las Garant�as Sociales y nuestro pueblo estar�a sumido en una miseria e injusticia a�n mayores que las que hoy padece. Estoy de acuerdo con Monse�or Igancio Trejos en que ante la sumisi�n que el TLC quiere perpetrar contra la vida respecto del comercio -es decir, que �ste tiene primac�a sobre aquella- NO SE PUEDE SER INDIFERENTE. Si nuestros obispos proclaman una neutralidad ante el TLC que contiene semejante aberraci�n, �con qu� autoridad van a luchar ellos contra otros atentados que se nos vienen encima como el aborto y la eutanasia que tambi�n, degradan el valor supremo de la vida y que la Iglesia dice combatir? No es posible, sin contradecirse, que los obispos hagan casa aparte en lo que corresponde a una cuesti�n de justicia y de verdad, como lo es que sobre el valor de la VIDA no hay nada que se le anteponga. Por estas razones critico como cat�lico que nuestros pastores asuman semejante actitud, dejando a las ovejas disgregarse lejos del redil, sin una luz que las defienda de los mercaderes que cual lobos hambrientos, pretenden devorarlas.