Por Jos� Luis Callaci
Aplaudimos los contenidos de la carta p�blica que el Coordinador del Frente Liberacionista contra el TLC le env�a al Embajador de los Estados Unidos de Norteam�rica pidiendo aclaraci�n y rectificaci�n por sus recientes y desafortunadas declaraciones.
Quienes formamos parte de la resistencia patri�tica, activa y pac�fica, contra este TLC tenemos la obligaci�n moral de hablar de frente y expresar nuestra oposici�n al mismo con claridad y sin tapujos. El presente Tratado redactado a hechura de las transnacionales cuenta con sol�citos socios locales, que han estado muy pendientes de que la redacci�n final del voluminoso documento, les garantice los beneficios personales negociados y esperados, a�n aquellos que van en detrimento del inter�s general, el bien com�n y hasta de las relaciones con nuestro gran vecino del norte.
Desde muy atr�s se viene debilitando al Estado y sus instituciones para disminuir su protagonismo y favorecer las tesis aperturistas. Se recurre a todo con tal de hacer a un lado lo que interfiera en cuenta los Partidos Pol�ticos y las propias organizaciones sociales. Todo induce a pensar que estamos frente a una conspiraci�n bien orquestada que cuenta entre sus logros el haber quebrado las resistencias dentro del Partido Liberaci�n Nacional hacia una candidatura impuesta, so pretexto de oxigenar a un enfermo bajo cuidados intensivos.
Los que en ese momento, se opusieron a lo que echaba por la borda doctrina e historia, fueron marginados y perseguidos. En primera fila se destacan los que no comparten los principios doctrinarios o los que creyendo en ellos, por las razones que fueren, no se muestran dispuestos a defenderlos. El oportunismo, unido a un servilismo vergonzante, invadi� las estructuras del Partido Liberaci�n Nacional.
Algunos resistentes a�n permanecen en el Partido (“disidentes” seg�n opini�n de un burl�n usurpador). Los que optaron por el �xodo a otras trincheras, lo hicieron por no aceptar claudicaciones, ni siquiera temporales. Se neutraliz� as� el potencial protag�nico y beligerante del PLN. Se puso en l�nea a los actuales ac�litos para que apoyen o callen sumisos ante el m�s feroz ataque a la obra hist�rica de Liberaci�n Nacional.
Los acelerados procesos iniciados, a partir de las nuevas alianzas a espaldas de las organizaciones y del pueblo costarricense se manifiestan hoy, de manera vergonzosa, en la Asamblea Legislativa. Las intervenciones de unos pocos miembros de la bancada oficialista suenan al un�sono con las voces de los representantes de un neoliberalismo a ultranza, hist�ricamente combatido por Liberaci�n Nacional.
Y aunque nos resulte triste observar el silencio complaciente de los m�s, abrigamos la esperanza que esa actitud se revierta, que prevalezcan los principios y valores y el sentido com�n. Que pronto, a las posiciones patri�ticas y valientes que se oponen al desmantelamiento del modelo de desarrollo solidario, se sumen aquellos que deber�an ser sus m�s fervientes defensores. Sin caer en trampas de “agendas complementarias de desarrollo” (solo en el papel) propuestas para paliar, dicen, los efectos negativos que producir� el brutal desmantelamiento del Estado Social de Derecho. Eso podr� servir tal vez como una medicina temporal de cuidados paliativos a un enfermo terminal. O como dec�a Galeano una medida que se compara a la de un destripador que reparte piezas ortop�dicas entre sus v�ctimas.
Pero volviendo al tema. El criticar los prop�sitos para que se apruebe este Tratado, no significa excluir las actuaciones de quienes se han venido mostrando como sus m�s febriles defensores. No busquemos afuera lo que est� aqu�, en casa y entre nosotros. Ni tratemos de absolver de la condena hist�rica a quienes, desde Zapote, echan mano a m�todos espurios, que ri�en con las m�s elementales reglas democr�ticas, para acallar voces y aprisionar conciencias.
Lo dicho por el Embajador debe ser objeto de condena y repudio pero eso no significa tener que aceptar que su intenci�n haya sido distorsionar una discusi�n y dificultar la labor de un, estadista democr�tico. �Cu�l discusi�n y cual estadista democr�tico? Nos resistimos a creer que desde la c�spide del poder pol�tico alguien est� intentando resolver la contradicci�n pol�tica y social, que existe en el seno de nuestra sociedad cuando los hechos nos indican todo lo contrario.
No compartimos que se le reconozca esa intenci�n a quienes transgreden y mienten, imponen, persiguen e infunden temor por medio de campa�as medi�ticas y alienantes. A quienes se valen de cualquier oportunidad, como la reciente visita a Casa Presidencial del Embajador de los Estados Unidos para amedrentar a un pueblo dispuesto a no darse por vencido en su lucha por la soberan�a y la dignidad nacional.
Si en lugar de Arias fuera don Pepe, �cual habr�a sido su reacci�n frente a las declaraciones del se�or Embajador? Nos reservamos la duda de que un representante diplom�tico de cualquier pa�s se atreva a decir en Costa Rica algo as�, sin haber sido inducido a ello o estando muy seguro de contar con la absoluta aprobaci�n de su anfitri�n. El cual, hasta el momento, no ha hecho ning�n reclamo mientras que, molesto, se ocupa en decir que “los ticos nos creemos la mam� de tarz�n y el ombligo del mundo” (Diario Extra, 31 de marzo del 2007). �No se acepta competencia?
Columnista huésped | 2 de Abril 2007
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