Por Carlos Fern�ndez-Vega
Muchos agujeros negros registra la historia del Tratado de Libre Comercio de Am�rica del Norte, y nadie, m�s all� del discurso oficial, se animar�a a meter las manos al fuego por sus hipot�ticos beneficios econ�micos y sociales para los mexicanos (especialmente en generaci�n de empleo y distribuci�n del ingreso), pero lo que queda claro es que el TLCAN s�lo ha fortalecido los de por s� r�gidos patrones de concentraci�n existentes en el pa�s.
En 13 a�os de operaci�n sus defensores hablan de “lo mucho que se ha modernizado” el pa�s desde que el tratado entr� en vigor el primero de enero de 1994, pero a la hora de documentar los beneficios tangibles para la poblaci�n, no para un grup�sculo de empresas, los jilgueros brillan por su ausencia.
M�s de 3 millones de unidades econ�micas registradas oficialmente participan en todos los sectores productivos del pa�s, y de ellas s�lo 1,2 por ciento, aproximadamente, le clava el diente a la jugosa actividad exportadora no petrolera, aunque tambi�n estas cifras concentradas tienen sus bemoles.
De acuerdo con cifras de la Secretar�a de Econom�a, 37 mil 344 empresas participan (2005) en el mercado exportador asociado al TLCAN (una cifra raqu�tica si se considera el universo nacional), las cuales, aparentemente, se repartieron los casi 186 mil millones de d�lares que en ese a�o signific� el pastel de esta actividad.
Sin embargo, el detalle confirma que, como en tantos otros sectores de la actividad econ�mica en M�xico, la concentraci�n de la actividad exportadora no petrolera es brutal: s�lo 601 empresas se quedan con el 76,3 por ciento del valor exportado, porcentaje que en 2005 se tradujo en casi 142 mil millones de d�lares.
Esas 601 empresas (no necesariamente mexicanas y con ventas de 50 millones de d�lares anuales en adelante) representan 1,6 por ciento del por s� angosto mundillo exportador que oficialmente opera en el pa�s, y 0,02 por ciento de las unidades econ�micas registradas y reconocidas oficialmente.
Justo antes de la entrada en vigor del TLCAN, en 1993, la situaci�n no era muy distinta a la actual, porque 154 empresas exportadoras (0,7 por ciento de las 21 mil 475 registradas como tales en el pa�s) se quedaron con 58 por ciento del pastel. Con el tratado, son 601 las empresas concentradoras que se quedan con poco m�s de 76 centavos de cada d�lar exportado.
En sentido contrario, alrededor de 32 mil empresas dedicadas a esos menesteres y con ventas de hasta un mill�n de d�lares al a�o (casi 85 por ciento del total de exportadoras y 1,1 por ciento de las unidades econ�micas registradas y reconocidas oficialmente) se quedan con una rebanada equivalente a 1,7 por ciento de los cerca de 186 mil millones de d�lares exportados en 2005. En 1993, previo a la entrada en vigor del TLCAN, su rebanada fue de 4,5 por ciento.
Si se resume el panorama, queda claro, pues, que el TLCAN no ha propiciado igualdad de oportunidades, como reza la propaganda oficial. Lo cierto es que casi 92 por ciento del pastel exportador (alrededor de 170 mil millones de d�lares en 2005) se queda en manos de poco m�s de mil 800 empresas, considerando la segunda y tercera (muy alejadas de la primera) posiciones en el ranking respectivo.
En 1993 los tres primeros lugares en monto exportado se quedaron con 80 por ciento del pastel, aunque la segunda y la tercera tuvieron mayor peso que en 2005 (14,7 y 8,1 por ciento del total en ese a�o, contra 10,3 y 4,8 por ciento en 2005).
Todas estas cifras aparecen en uno de los apartados del m�s reciente informe de la Auditor�a Superior de la Federaci�n, en el cual se destaca que de 1993 a 2005 el n�mero de empresas exportadoras se increment� en casi 74 por ciento, pero la concentraci�n de la actividad se profundiz�.
Por lo que toca al mundillo de las importaciones, las cifras revelan que aquel sue�o de un M�xico industrializado y poderoso devino en pesadilla tercermundista. Con la indiscriminada apertura comercial y la entrada en vigor del TLCAN, miles de empresas mexicanas reventaron, dej�ndoles s�lo dos opciones: cerrar sus puertas o “reconvertirse”, y muchas de ellas optaron por esta �ltima “oportunidad”: de productores activos se “reconvirtieron” en importadores, en simples intermediarios, en agentes de ventas de productos estadunidenses.
En este sentido, las cifras son devastadoras: de 62 mil empresas importadoras en 1993, el universo pas� a 423 mil y pico en 2005, un incremento cercano a 600 por ciento en el periodo, o lo que es lo mismo a un ritmo ocho veces superior al de las exportadoras. Tal “reconversi�n” se dio en tiempos del “cambio”, al grado de que en 2005, 14 de cada cien unidades econ�micas oficialmente registradas (aparte la informalidad) se dedicaban a importar lo que alg�n d�a produjeron.
De cualquier suerte, con TLCAN o sin �l, las exportaciones mexicanas no petroleras (la maquila ocupa un lugar preponderante) terminan en el mercado estadunidense: en 1993 representaron 85 por ciento; en 2005, 88 por ciento, am�n que, igual hoy que antes, el grueso de esas exportaciones corresponde a productos para la industria automotriz.
En resumidas cuentas, subraya la ASF, por s� solo el TLCAN no ha sido suficiente para lograr que M�xico aproveche las oportunidades de la apertura comercial y pase de una balanza deficitaria a una superavitaria.
Las rebanadas del pastel
Por cierto, m�s all� de Pemex, las principales exportadoras “mexicanas” son General Motors, Daimler Chrysler, Ford Motor Company, Volkswagen, Hewlett Packard, y dem�s por el estilo.
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Columnista huésped | 13 de Abril 2007
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