El teatro costarricense vive en estos d�as dos acontecimientos importantes. Uno doloroso y otro de alegr�a y esplendor.
El primero ha sido la desaparici�n de Sara Astica, esa notable actriz que lleg� a Costa Rica como exiliada pol�tica chilena, y se incorpor� (junto con su inolvidable marido Marcelo Gaete), a nuestro mundo cultural, social y cotidiano, permitiendo a los costarricenses disfrutar de su arte notable, de su talento, de su entrega, y de su gentil esp�ritu de cooperaci�n y ayuda que la convirtieron en una verdadera tica.
Gravemente enferma, fue a morir a su primera patria. Pero el mundo cultural de Costa Rica la lamenta y la llora como propia, como a una de las m�s importantes contribuciones que a nuestro pa�s le concediera el gobierno antrop�fago que la exili�, y le siguen dando los chilenos que se quedaron aqu�.
El acontecimiento de alegr�a y esplendor, es que estamos celebrando el cuadrag�simo aniversario de la llegada a Costa Rica de esa entidad art�stica y humana que conocemos como “los Catania”.
Gladys, Carlos y Alfredo, llegaron aqu� en 1967, atra�dos por la memorable embajada argentina que presidi� entre nosotros el inolvidable don Pancho Bello con la ayuda de su agregado cultural Mario Palacios. Andaban los Catania por Centroam�rica, y don Pancho y Palacios los llamaron. Llegaron aqu�, y el panorama teatral de Costa Rica cambi� para bien.
Nos trajeron un gran sentido profesional, una visi�n clara y moderna, y por supuesto, un gran talento y una total entrega. Y con esas condiciones, revolucionaron nuestro teatro, que dej� de ser (como dec�an algunos que nunca faltan) un pasatiempo de desocupados, para convertirse en una actividad art�stica concebida a fondo, con un profundo sentido de entrega, de profesionalismo y de proyecci�n social.
Desgraciadamente (y subrayo el adverbio), Carlos Catania nos dej� y regres� a Argentina. Pero aqu� quedaron los otros dos, y de cuando en cuando se re�nen los tres en Costa Rica. Y nos est�n haciendo disfrutar una vez m�s de la obra “Sibelius”, original de Carlos, que ya nos han mostrado anteriormente.
Gracias, pues, a los tres Catanias por lo que sucedi� hace cuarenta a�os, y por todo lo que hicieron suceder a partir de su llegada.
Es lamentable, sin embargo, reconocer que mucho de lo que nos ense�aron se ha perdido, y que nuestro teatro actual oscila entre el mercantilismo m�s putrefacto y la m�s constante, elitista, torpe y est�ril de las experimentaciones. Aquella idea inicial de darle teatro de calidad al pueblo para cultivarlo, se qued� perdida en alg�n bache del camino. Pero la deuda con los tres Catanias existe, sigue en pie, y alg�n d�a hemos de recuperar el camino que ellos comenzaron a marcar en 1967.
(La Rep�blica)
Alberto F. Cañas | 14 de Abril 2007
1 Comentarios
Vaya si ensancharon el camino. Caminos y rincones de todo el pa�s. El pueblo- pueblo disfrut� de La Carpa en San Jos� y dem�s provincias con una m�stica memorable. Decenas de ticos abrieron espacios importantes con los Catania: tanto a actores, actrices y dramaturgos nacionales como a p�blico asiduo al teatro.
Constituyeron la verdadera “gente” de teatro. Hac�an de todo: utileros, vestuarios, escenograf�a, montaban y desmontaban la carpa… encomiables! Y de Sarita y Marcelo… uy, la esencia y decencia humana!