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Un fundador casi secreto

Columnista huésped | 3 de Marzo 2007

Por Enrique Tovar ([email protected])

Armando Vargas Araya El doctor Zambrana Biograf�a pol�tica EUNED

La publicaci�n del libro sobre la vida, obra y pensamiento de Antonio Zambrana viene a colocar la pieza que le hac�a falta, para tener una mayor claridad y precisi�n, a la visi�n panor�mica de la historia de Costa Rica del siglo XX.

Eso significa que ahora hay que recomponer el encuadre del desarrollo del pensamiento pol�tico de esa �poca pues una de sus fundamentales figuras no hab�a sido tomada en cuenta o, si acaso, apenas tangencialmente considerada en las investigaciones o en los m�ltiples ensayos que sobre esos cien a�os se han elaborado.

El doctor Zambrana, en lo que Armando Vargas Araya logr� escarbar en numerosas fuentes del pa�s y del extranjero, es, de alguna manera, redescubierto, si es que en alg�n momento fue replanteado con toda su dimensi�n de intelectual y mentor, de jurisconsulto, y con todo el aliento filos�fico, jur�dico y hasta de precursor de doctrina social que de este personaje escondido dimana en forma torrencial.

Este pensador desconocido –es m�s apropiado expresarlo as�– tuvo en don Ricardo Jim�nez Oreamuno y varios de sus coet�neos, sus mejores disc�pulos, a tal punto que el ilustre patricio reconoci� que Zambrana era la persona que m�s hab�a influido en su formaci�n.

Con eso, casi todo queda dicho pues el Brujo del Iraz� fue el principal art�fice del esp�ritu republicano que estructura el edificio de la Patria, as� como con todo lo que tiene que ver con las libertades de las que disfrutamos hasta el d�a de hoy.

Teodoro Picado, una de las personas m�s cultas del pa�s, dec�a que, para su padre, el doctor Zambrana era “poco menos que un Dios tutelar”. Agregaba: “Creo que fue uno de los hombres que contribuyeron eficazmente a sentar las bases del pensamiento liberal costarricense, que a su vez sustent� nuestra vida democr�tica”.

En las 552 p�ginas del libro, el periodista e historiador Armando Vargas pone de relieve el pensamiento y la obra de este intelectual venido de Cuba y que radic� en Costa Rica de 1876 a 1911, salvo un peque�o par�ntesis en que se ausent�. El sesudo trabajo de investigaci�n est� respaldado con 989 citas bibliogr�ficas, equivalentes –solo ese texto– a un libro.

A la hora de navegar por sus p�ginas, de amena redacci�n, el lector va de sorpresa en sorpresa, a ratos qued�ndose pasmado ante la originalidad de las ideas que sustentaba este pensador, y que en algunos casos est�n consignadas como novedad de otras personalidades de nuestro medio.

En nuestro pa�s, este hombre de reflexi�n y estudio redact� leyes con conceptos adelantados a su �poca y que muchos a�os despu�s, con la paternidad de otras figuras, fueron tramitadas como genuinos aportes a nuestro devenir social y pol�tico.

Zambrana tambi�n se desempe�� como magistrado, dio c�tedra y difundi� por aqu� y por all� su ideario, su pensamiento vivo y din�mico. Muchas de sus iniciativas permearon en buena tierra y se convirtieron en simiente fecunda en las cabezas de sobresalientes intelectuales de la Costa Rica finisecular del siglo XIX y de inicios del siglo XX.

La obra cuenta con un bell�simo pr�logo de Rodrigo Madrigal Nieto, �ltimo texto que escribi� este gran ciudadano, desaparecido f�sicamente hace pocos meses.

“Olvidar es morir”, proclama el poeta espa�ol Vicente Aleixandre en sus Poemas de la consumaci�n. Armando Vargas –con esta investigaci�n doctoral– toma la v�a contraria pues al recordar –al rescatar desde lo soterrado o hurgar para replantear– le da reviviscencia a un personaje indiscutiblemente protag�nico –como fuente de inspiraci�n–, y que, a partir de su libro, permanecer� con presencia impostergable en la historia de nuestra Patria.

(Revista �ncora del diario La Naci�n)

Columnista huésped | 3 de Marzo 2007

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