Cada 8 de marzo, tras las celebraciones del D�a Internacional de la Mujer, termino m�s deprimida y molesta, comenzando porque m�s que una celebraci�n es una fecha para recordar.
Funcionarios y funcionarias de los distintos poderes a quienes nunca antes les ha interesado la causa de las mujeres, sueltan discursos con el artificial sabor de la sacarina, sin otro af�n que escucharse porque esas palabras no salen de un pensamiento honesto ni de un coraz�n sincero… al d�a siguiente todo es olvido y otro a�o entero tendr� que transcurrir para que vuelvan a desempolvar los mismos discursos mientras las mujeres siguen siendo acosadas, despedidas, humilladas y desvalijadas.
Si lo anterior es desagradable, m�s fue darnos cuenta que el 8 de marzo de este a�o Francisco Antonio Pacheco pronunci� un discurso dirigido a las mujeres desde la curul de Carlos Federico Tinoco. �Falta de tacto o deseos de enviar un mensaje subliminal? Nunca lo sabremos, mientras tanto la Ley Tinoco contra el Acoso seguro quedar� anclada en la fecha emblem�tica.
Que un hombre haga eso, es horrible, pero m�s desagradable que mujeres que incursionaron en la funci�n p�blica usen la sensualidad para manipular. Otras parecen “hombres vestidos de mujer” por su forma de actuar y que al final prefieren cubrirse con la misma cobija de franjas verdes y blancas, que reconocer las faltas de sus colegas y aconsejarlos a actuar con rectitud y decoro �c�mo lo van a hacer si son incapaces de reconocer cuando tienen conflictos de inter�s?
Quiero mujeres de verdad, que con sabidur�a que armoniza, ayuden a equilibrar e integrar las dos partes de manera hol�sitica: raz�n y sentimiento, espiritualidad y materia en todos los �mbitos del quehacer humano, sobre todo en el gobierno. Las mujeres siempre hemos sido trabajadoras, antes s�lo en el hogar, ahora tambi�n en las empresas y en puestos de elecci�n popular con un espejismo de 40% de representaci�n, qu� m�s parece un tope que un m�nimo, pero antes de tener m�s Margarets Thatcher, es mejor hombres solidarios y sensibles que amen al pueblo y se desvivan por hacer su trabajo con amor en el coraz�n.
Flora Fernández | 11 de Marzo 2007
1 Comentarios
, mientras las mujeres de verdad ampl�an su participaci�n.
Aclaraci�n: por un error involuntario falt� esa frase final.