Hemos conmemorado el centenario del nacimiento de don Francisco Jos� Orlich Bolmarcich. M�s entra�ablemente: de don Chico Orlich. Habr�a sido maravilloso haber podido celebrar su cent�simo cumplea�os. Es decir, haberlo tenido vivo en el tiempo que ha transcurrido desde que falleci�, para que como sol�a ocurrir cuando viv�a, su sola presencia hubiera sido una luz roja para los mequetrefes que han corrompido este pa�s. Y porque pol�ticos como �l deber�an agregar una de orden f�sico a la inmortalidad de que son merecedores.
Converso con los veteranos, con los que recuerdan el cuatrienio 62-66 en que �l gobern�, y lo que escucho, indefectiblemente, es el recuerdo de que la presencia de don Chico Orlich en la Casa Presidencial le dio a Costa Rica cuatro a�os de tranquilidad, de confianza en el gobierno, de fe en lo que el gobierno estaba haciendo.
Eso era. Todos los costarricenses sent�amos que ocupaba la Presidencia un hombre tranquilo y modesto pero sabio, entre cuyas sabidur�as figuraba preferentemente la de saber administrar el pa�s. En dos platos: que sab�a gobernar. La prueba de ello es que no tuvo que enfrentar una oposici�n fuerte porque ninguna de sus ideas, ninguno de sus proyectos, ninguno de sus planes, despert� desconfianza, ni la sospecha de que detr�s hubiese inter�s monetario de alguien.
Era un empresario, y un hombre adinerado. Pero es p�blico y notorio que sali� de la Presidencia con menos dinero que el que ten�a antes. �Qu� ejemplo, y qu� pena que algunos de sus sucesores no lo hayan imitado!
En la conmemoraci�n oficial de su centenario, se hizo alg�n �nfasis en el hecho de haber sido don Chico quien aprob� la inclusi�n de Costa Rica en el Mercado Com�n Centroamericano, decisi�n inofensiva puesto que nadie hab�a visto all� ning�n peligro, aunque el gobierno que precedi� al suyo le hubiese encontrado inconvenientes. �nicamente inconvenientes. No hay duda de que se quiso establecer un paralelo entre don Chico y lo que hoy tenemos pendiente… que m�s que un paralelo es un meridiano.
La obra de don Chico es mayor que eso. Es la creaci�n del Instituto Nacional de Aprendizaje, del Movimiento Nacional de Juventudes, del Instituto de Tierras (hoy Instituto de Corruptierras), la ley de Planificaci�n (a la que no es sino hace pocos d�as que han anunciado que la van a sacar del exilio en que la han tenido), la adjudicaci�n del contrato con la Allied Chemical que sac� de Costa Rica a las “hermanas petroleras”, la ejemplar manera como enfrent� las erupciones de ceniza del Iraz�. Y sobre todo la calma pol�tica que vivi� el pa�s bajo su mando, y que qued� estampada para la historia cuando, tras su �ltimo mensaje de primero de mayo a la Asamblea Legislativa, los diputados de oposici�n solicitaron se les permitiera a ellos acompa�arlo a su casa, sin participaci�n de los diputados de gobierno.
Hay mucho que escribir y que decir sobre este hombre singular, que supo sabiamente superar las fallas de su formaci�n acad�mica con una inteligencia excepcional, un envidiable don de gentes, una conciencia democr�tica intachable y de avanzada, y una condici�n humana que le permit�a fraternizar con los poderosos y con los humildes, encarnaci�n total que era �l, de lo que significa ser costarricense.
(La Rep�blica)
Alberto F. Cañas | 10 de Marzo 2007
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