En un art�culo de don Oscar Arias que se public� en este peri�dico el lunes, le� lo siguiente: “La democracia es muchas cosas, pero, antes que todo, es un sistema para tomar decisiones”.
Lo mismo, con perd�n sea dicho, puede afirmarse de la dictadura. Con el agravante de que la dictadura las toma con m�s rapidez. Muchos antrop�fagos latinoamericanos se han autojustificado con esa afirmaci�n sobre su propia eficiencia.
No se trataba, claro, de definir la democracia, sino, me lo puedo imaginar, de decir, no que es un sistema, sino que es una manera de tomar decisiones. O sea que las decisiones se toman democr�ticamente o no.
Pero tomar decisiones democr�ticamente no es, como algunos en Costa Rica pretenden, salir a votar el primer domingo de febrero de a�o par y no bisiesto, y que de all� en adelante el que salga ungido haga lo que le d� le gana, piense la gente lo que piense, y aunque haya sido electo con menos de la mitad de los votos emitidos, y por tan solo una cuarta parte de los votantes inscritos.
Costa Rica consolid� su paz y su orden cuando, por iniciativa de don Ricardo Jim�nez, elimin� la necesidad de ganar las elecciones por mayor�a absoluta, y estableci� que un 40% de los votos v�lidos es suficiente. Esto se decret� en 1932, y hubo que aplicarlo por primera vez en 1958. Desde entonces hemos tenido gobiernos de minor�a, sin que la Rep�blica se haya resentido, ni la democracia sufrido. Los inici� don Mario Echandi. Tambi�n fue Presidente de minor�a Daniel Oduber. Ninguno de ellos pretendi� haber recibido un mandato. De eso, s�lo Jos� Figueres y Luis Alberto Monge.
Como son las cosas (y a�n si la administraci�n ha recibido el 66% de los votos v�lidos), no puede un gobierno pretender que lo han autorizado para hacer lo que le venga en gana, y que no es l�cito, o moral, que la poblaci�n le pida que no lleve a cabo determinada cosa, o que efect�e alguna otra.
El Derecho de Petici�n est� claramente establecido en el art�culo 27 de la Constituci�n Pol�tica, y todav�a no ha salido, que yo sepa, ning�n jurista a la violeta que pretenda que ese art�culo se refiere exclusivamente a la petici�n escrita. Puede ser oral. Puede ser individual. Puede ser colectiva. Y tambi�n puede ser multitudinaria.
Y una petici�n multitudinaria, la resuelve la autoridad a SU buen (o mal) saber y entender, pero a sabiendas del riesgo que corre. Por ejemplo: en el 2000, el tristemente c�lebre “combo del ICE” (hijo predilecto de la Administraci�n Rodr�guez), desapareci� de la Asamblea Legislativa despu�s de haber sido aprobado en primer debate. No s�, dichosamente, que habr�a pasado de haber metido cabeza el gobierno de entonces, empe�ado en aprobarlo a pito y caja (siendo, como lo era, un gobierno que hab�a obtenido m�s del 50% de los votos v�lidos en la elecci�n presidencial).
La democracia, en suma, no es “un sistema para tomar decisiones”, sino una manera de tomarlas: de acuerdo con el pensamiento popular (tambi�n llamado en c�rculos de arriba, del populacho), o de acuerdo con el pensamiento de ciertos c�rculos de arriba, platudos y sonoros (minor�as selectas que llaman). En todo caso, siempre valdr�a la pena que, como lo hac�an don Ricardo Jim�nez y don Pepe Figueres, se sopese y se considere c�mo piensan los que tienen, y c�mo piensan los que no tienen. En t�rminos cl�sicos: mercaderes frente a fil�sofos. (�Qu� diablo, suena bonito una suma de populacho m�s academia!)
(La Rep�blica)
Alberto F. Cañas | 28 de Febrero 2007
3 Comentarios
Luminoso, casi un nuevo elemento del refranero popular costarricense. En pocas y sobrias palabras, Don Alberto,sigue haciendo camino en la mente y el coraz�n de los costarricenses,cuando de defender la dignidad de la Patria se trata, haciendo de paso- como es su vocaci�n-docencia de alto nivel, explicandonos en pocas l�neas, qu� es y qu� deber�a ser en nuestra actual coyuntura, la democrac�a costarricense.Gracias.
La metaf�sica de la democracia es sencilla: no es un sistema para tomar decisiones, eso lo hace cualquiera, “…es una manera de tomar decisiones”, eso solo los pueblos m�s civilizados y educados de la tierra lo logran, bajo la direcci�n de los mejores y m�s avanzados gobernantes.
�F�cil!, es cuesti�n de leer a Don Alberto.
Dif�cil, imponer un exiguo triunfo electoral para justificar la toma de decisiones.
Gracias nuevamente, maestro.
Lo de triunfo, don Joaqu�n, habr�a que haberlo constatado con un recuento de votos en las mesas dudosas. Lo de exiguo qued� cabalmente demostrado. Lo que pasa es que los Arias son un par de hermanos prepotentes que se creen los due�os de este pa�s. Mientras el pueblo no le ponga coto a sus desmedidas y demenciales pretensiones, ellos no cejar�n en lograr lo que se han propuesto: centroamericanizar a este pa�s sin que les importen las consecuencias.