Por Horacio Serpa
Los colombianos hemos sido dados a aislarnos del contexto internacional, mantenernos alejados del entorno regional y pensar solo �para adentro�. Este complejo de autosuficiencia le sirvi� a L�pez Michelsen para decir que somos �el Tibet suramericano�.
En plena globalizaci�n hay que dejar esa tara pol�tica y abrirnos al mundo y a las nuevas corrientes pol�ticas. El multilateralismo y el regionalismo abierto que el pa�s ha acogido te�ricamente para sus relaciones internacionales, tienen que ponerse en pr�ctica sin dilaciones.
Hoy no gozamos de buena imagen en el globo. En muchas partes nos clasifican como un pa�s violento, ahogado en la mayor crisis humanitaria del planeta, dominado, m�s que asediado, por la guerrilla, el narcotr�fico y el paramilitarismo, y bajo el mando de un presidente adicto al poder. Pol�ticamente nos definen como incondicionales aliados de Estados Unidos.
Nadie discute que debemos tener buenas relaciones con esa potencia. Pero no solo con ellos. El mundo est� abierto a nuestros requerimientos, a nuestros productos y llamados de solidaridad, a cambio de que tengamos una pol�tica internacional definida y estemos dispuestos a corresponder con amistad, consideraci�n y reciprocidad.
Basta mirar el entorno regional para saber que no se hace lo apropiado. Venezuela es nuestro segundo aliado comercial y son muchos los lazos que a ella nos unen, pero se la mira por encima del hombro y con desconfianza. Igual sucede con Ecuador, al que se est� incomodando injusta e innecesariamente, y con Panam� que ha sido objeto de inamistosas actitudes.
El gobierno colombiano no se da cuenta de ciertos aspectos esenciales. Uno es el que nuestros problemas de orden p�blico y delincuencia organizada terminan afectando al vecindario. No es el prop�sito de Colombia y se trata de gente por fuera de la ley perseguida por las autoridades, pero se perjudican por acciones cometidas desde nuestro territorio, como ocurre con Ecuador.
El gobierno tampoco examina el contexto pol�tico que caracteriza a las cinco Rep�blicas colindantes. En Panam� y Per� gobierna la Socialdemocracia, con Mart�n Torrijos y Alan Garc�a. Ch�vez manda con criterios de izquierda en Venezuela. Lo mismo Lula en el Brasil. Y pr�ximamente Correa instaurar� en Ecuador un gobierno de izquierda. Por el lado que se mire, tenemos al lado gobiernos progresistas, de talante social, definitivamente respetables.
El que nos rodeen cinco pilares de la izquierda democr�tica, no debe ser �bice para que el gobierno derechista de Uribe tenga con ellos buenas relaciones. Hacerles el feo porque siguen una diferente l�nea pol�tica, o porque tienen discrepancias con los Estados Unidos, y a�n porque no consideren apropiado declararse enemigos de la guerrilla calific�ndola de terrorista, es una gran equivocaci�n.
Para afrontar las complejidades de la nueva realidad global debemos encontrar solidaridad internacional, y ninguna es m�s favorable, as� haya m�s dinero y mayor poder b�lico en otros lares, que nuestros vecinos mas directos y los otros pa�ses hermanos del Cono Sur, dirigidos, sin excepci�n, por gobiernos de izquierda democr�tica: Chile, Uruguay, Argentina, Bolivia y Paraguay.
No es bueno ser el �matasiete� del vecindario. Tampoco encerrarnos en nosotros mismos, ni poner todos nuestros intereses en una sola canasta. Hay que obrar con criterio multilateral, mientras nos ponemos a tono con la izquierda regional.
Se nos hizo lo tarde, pero llegaremos. Tenemos que dejar de ser los malos del vecindario, abandonar la dependencia absoluta de Estados Unidos e integrarnos con Am�rica Latina, Europa y Asia. Y dejar ese discurso de guerra, que solo le gusta al se�or Bush, quien ya est� de salida. Vientos sociales soplan por aqu� cerca. Va siendo hora de refrescarnos.
Columnista huésped | 6 de Enero 2007
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