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Chisporroteos

Alberto F. Cañas | 3 de Enero 2007

Cerr� el 2006 con la satisfacci�n de leer el notable art�culo que public� Sherman Thomas en La Naci�n. Me levant� el esp�ritu saber que son m�s de lo que parece quienes en este pa�s tienen fe en �l, saben y comprenden que fue construido por los costarricenses y para los costarricenses, y que es en los costarricenses en quienes debemos depositar nuestra fe.

Pero estamos dominados por una generaci�n pesimista que no cree en Costa Rica y est� convencida de que solo del extranjero pueden venirnos el progreso, el adelanto y la salvaci�n.

Cuando toda la defensa del camino que nos proponen se basa en que va a haber m�s oportunidades de trabajo y que vendr�n los extranjeros a ofrecer a los costarricenses el trabajo que los nacionales no les dan, comprende uno que la generaci�n que manda es horriblemente pesimista.

Y si no es pesimista, es algo peor que no dir�. Lo que sucede es que han convertido en su ideal generacional, lo que Domitila H. Camacho postulaba en las Concher�as de Aquileo: �Dichosotes los que tienen / tata rico y patr�n macho�. La buena de Domitila se ha convertido en una precursora, y probablemente en la mujer m�s importante de nuestras letras si no de nuestra historia. �Tata rico y patr�n macho�. Who could ask for anything more?

Pero Sherman Thomas se acuerda de los tiempos, no muy lejanos, en que la banca nacional se dedicaba a financiar los proyectos y las empresas agr�colas, industriales y comerciales de los costarricenses, y no a las alterradoras alterras que nos han invadido y m�s que vendr�n.

Si la Costa Rica que tenemos (�tuvimos?) la alcanzamos con nuestros propios medios y nuestras propias empresas; si, como es obvio, la construimos con caf� y no con bananos (porque de Mamita Yunai solo vimos lo que hoy nos proclaman como ideal: puestos y salarios). Lo l�gico habr�a sido que las autoridades gubernamentales trazaran un futuro basado en la fabulosa experiencia de nuestros antepasados, y no en lo que las transnacionales pueden dejar aqu� antes de llevarse los dividendos.

Tiene raz�n Sherman Thomas. Lo que puede interesar de Costa Rica a los extranjeros, es lo que est� haciendo el Tecnol�gico de Cartago. Porque lo que Costa Rica puede y debe ofrecer son cerebros y t�cnicos. Pero, adem�s, la posibilidad de que una juventud preparada en serio, tenga la oportunidad de emprender por cuenta propia, como lo hicieron sus bisabuelos y tatarabuelos. Y para eso, exactamente para eso, fue que don Pepe Figueres nacionaliz� la banca: para que se pusiera al servicio del pueblo, dentro de los conceptos bancarios de hombres como Julio Pe�a y El�as Quir�s, aut�nticos benem�ritos.

Sin tata rico ni patr�n macho desarrollaron los empresarios costarricenses este pa�s nuestro. Un pa�s de peque�os empresarios agr�colas, comerciales e industriales, cosa que seg�n nuestros economistas, atacados como est�n de un horrendo pesimismo tal vez inspirado en su desconocimiento de la historia, tanto patria como universal, no es factible.

Siempre han existido los que en un momento dado afirman que algo es inevitable, y que �el mundo actual no hace posible tal cosa o la otra�. Son los conformistas, los resignados, los que les ofrecen la espalda y no el pecho a las ventoleras. Gracias por un Feliz A�o Nuevo, mi querido Sherman Thomas.

(La Rep�blica)

RICOS Y POBRES

Por Sherman Thomas, qu�mico

A prop�sito de la �ltima encuesta del INEC, hemos vuelto a o�r los mismos discursos y a leer los mismos refritos sobre las bondades de nuestro modelo de desarrollo econ�mico. La econom�a ha crecido, nos aseguran y, al ser el pastel m�s grande, la pobreza y el desempleo han disminuido. Mientras tanto, del otro lado de la acera, escuchamos que los resultados de la indagaci�n confirman que el paradigma neoliberal tiene como �nico prop�sito hacer m�s ricos a los que ya lo son.

A veces escuchamos y leemos a los analistas exponer sobre la necesidad de fortalecer la clase media. En otras oportunidades, refuerzan su punto de vista argumentando que �sin clase media se distorsiona la distribuci�n de la riqueza en el pa�s� o �la clase media es la que ha hecho grande a Costa Rica�.

A pesar de las diferencias de opini�n en torno al modelo econ�mico, tirios y troyanos est�n de acuerdo en que la econom�a debe crecer, pero que es preciso disminuir, dr�sticamente, la poblaci�n pobre del pa�s. �C�mo lograrlo? Comencemos por decir que la pobreza es una decisi�n.

La persona pobre lo es porque esa fue su elecci�n. Lleg� la hora de entender que la pobreza no se disminuye, de manera sostenible, con bonos de vivienda o alimentarios o con d�divas. El �nico logro que hemos alcanzado con esta pr�ctica es robar la dignidad a quienes reciben esas regal�as y declararlos inservibles e incapaces de levantarse por s� mismos.

Para revertir la grave asimetr�a que, en redistribuci�n de la riqueza afrontamos los costarricenses, la primera acci�n debe ser invertir en las personas. El costarricense debe tener la convicci�n de que vale por lo que es y no por lo que sabe o tiene. El compromiso nuestro, por otra parte, debe ser crear las condiciones para que aprenda a so�ar y a elevarse, no como una gallina, sino como lo hace un �guila. Quienes tienen una visi�n para su vida, nunca anteponen los recursos �dinero, educaci�n formal o estatus social� a la toma de decisiones y tampoco permiten que su pasado o su presente determinen su futuro.

Mi pueblo perece por falta de visi�n y por falta de conocimiento. Los sue�os se realizan cuando se abrazan con pasi�n y cuando se asume el compromiso de prepararse a fondo para lograr su cumplimiento, porque la mano diligente ser� prosperada y la mano perezosa, empobrecida. El tiempo es ahora, para que el costarricense comprenda que el �xito exige trabajo, que la excelencia no es un evento sino una pr�ctica cotidiana.

�C�mo financiar los sue�os de los costarricenses? El pa�s debe, en primer lugar, reconocer que las micro- y peque�as empresas son el motor del crecimiento econ�mico y los m�s importantes generadores de empleo. Por eso los Gobiernos est�n obligados a estimular esquemas innovadores de pr�stamos, a mantener un programa permanente para la incubaci�n de nuevas empresas y a ofrecer la asesor�a que asegure su �xito.

Hubo una vez una banca estatal que ayudaba al micro- y peque�o empresario o empresaria con dinero y asistencia t�cnica. Hubo una vez una banca estatal que iba en busca y hallaba a los costarricenses creativos, con ideas innovadoras y con vocaci�n empresarial. La pol�tica gubernamental debe hacer suya esta pr�ctica porque solo beneficios traer� al pa�s.

(La Naci�n)

Alberto F. Cañas | 3 de Enero 2007

1 Comentarios

* #1686 el 23 de Abril 2007 a las 09:47 AM Sherman Thomas dijo:

Amar es dar sacrificialmente.

Se ha vuelto un lugar com�n hablar del creciente distanciamiento entre los que m�s tienen y los que, a duras penas, satisfacen sus necesidades b�sicas. Los gobiernos han prometido disminuir esta brecha. �Juzgue usted si lo han logrado o si, por lo menos, han contribuido a elevar el optimismo de los pobres en su lucha por superar su precaria condici�n! De mantenerse la tendencia que se observa, se producir�, a corto plazo, una concentraci�n a�n mayor de la riqueza, con el consiguiente deterioro de la, ya de por si precaria, calidad de vida de los que menos tienen.

Los pudientes, como les dec�amos antes a los ricos, eran compasivos y se ocupaban de hacer el bien, sin mirar a quien. No hac�an alarde de su riqueza porque no era de ella que depend�a su seguridad y su confianza. �Valemos por lo que somos y no por lo que sabemos o tenemos!, habr�an dicho.

�C�mo han cambiado los tiempos! �Qu� pas� con la igualdad y la solidaridad que inspiraron la extraordinaria obra del Dr. Rafael �ngel Calder�n Guardia, Licenciado Manuel Mora Valverde y Monse�or V�ctor Manuel Sanabria Mart�nez? Advierto que no estoy pregonando que todo tiempo pasado haya sido mejor, pues ya lo dijo el Rey Salom�n: “nunca hay sabidur�a en esta pregunta”. Pero, cuando respondemos a esta interrogante caemos en cuenta que hemos sido, en las d�cadas m�s recientes, un pueblo sin visi�n, conforme con sus logros y dispuesto a luchar para que todo contin�e igual.

El general Tom�s Guardia, el Dr. Rafael �ngel Calder�n y don Jos� Figueres, supieron escuchar, fueron capaces de interpretar el momento hist�rico y plasmaron su sue�o en la Constituci�n de la Rep�blica. La voz del pueblo no ser� la de Dios, pero hay que ponerle mucha atenci�n. Somos una naci�n sin conciencia hist�rica. Y, por eso, hemos tropezado contra la misma piedra liberal. Pero si nos libramos del liberalismo, a partir de 1940 -a�o en que es electo presidente el Dr., se grad�a de abogado el Lic. y es nombrado Arzobispo el presb�tero, lo vamos a volver a lograr.

La “discusi�n” del TLC es un ejemplo, de libro de texto, de esta nueva actitud conformista. La obligaci�n del gobierno de educar, por medio de una informaci�n veraz y equilibrada de las consecuencias, buenas y malas, que nos traer�a la ratificaci�n o no ratificaci�n de este tratado, no se ha dado. La superficialidad de la campa�a en favor del mismo, es una muestra m�s que, para quienes nos gobiernan, el fin justifica los medios.

La v�a r�pida, expresi�n propia de los pugilistas, ha invadido el terreno de la pol�tica y los pol�ticos la han incorporado en su quehacer cotidiano. La consigna: r�pido es mejor es el fundamento del s�ndrome de los atajos. No hay que leer el libro, basta con ojear el resumen. Los textos no existen, proliferan las antolog�as. La fotocopia de la presentaci�n en power-point del profesor es suficiente para tener �xito. Los hogares han sido presa f�cil de este s�ndrome devastador. Los padres, ansiosos de ver caminar a su beb�, deciden apurar el proceso provey�ndole de una andadera. Pero esta, en lugar de acortar, alarga el tiempo necesario para que el ni�o camine. La andadera, contrariamente a la creencia generalizada, no otorga beneficio alguno al bebe porque para su desarrollo muscular y psicomotor, no hay atajos. �Tiremos las andaderas a la basura!

La discusi�n que enriquece, es reposada, apegada a la verdad, llena de argumentos persuasivos y exentos de amenazas para quienes no coinciden con los puntos de vista del gobierno de turno. El analista educa con su an�lisis. Educar es un acto de amor. Se puede dar sin amar, pero es imposible amar sin dar. “De tal manera am� Dios al mundo que dio a su hijo unig�nito”. Esta es una manera sencilla y certera de recordar, en estos d�as, el sacrificio de Jes�s en la cruz del calvario.

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