La aprobación del TLC por la comisión legislativa es el fin de un largo precalentamiento. Ahora empieza la fase decisiva de la pelea sobre el tema. ¿Cómo anda el clima de opinión pública? Hace poco, con Luis Rosero Bixby, hicimos un estudio sobre la cultura política en este país. Uno de los temas indagados fue el de las actitudes ciudadanas sobre el TLC con Estados Unidos. Imaginaba a las y los costarricenses muy divididos sobre esta cuestión, algo así como tirios contra troyanos. Para mi sorpresa, privan actitudes bastante más ambivalentes.
A mediados del presente año, la mayoría de las personas creían que el TLC traerá más beneficios que perjuicios: punto a favor del gobierno. Al mismo tiempo, el grupo más grande creía que era necesario renegociar el tratado: punto a favor del PAC. Un estudio posterior de UNIMER RI arrojó que “renegociar” podría estar más ligado “a ponernos de acuerdo entre nosotros” que a volverse a sentar en la mesa con los Estados Unidos.
Poco menos del 20% de la gente con alguna opinión sobre el tema, estaba en contra del TLC en todos los asuntos indagados, y un 30% estaba militantemente a favor. La mayoría expresaba, simultáneamente, distintos grados de reserva y de apoyo al tratado según el tema particular. Es un “centro” político difícil de descifrar pues no está matriculado ni con los opositores ni con los promotores del TLC.
Entre el 2004 y el 2006 hubo un descenso generalizado en la confianza pública en el TLC como herramienta de desarrollo, aunque el promedio está en terreno favorable para el Gobierno. El factor que explica esta caída fue la fuerte baja en la percepción ciudadana sobre la eficacia del Gobierno: punto en contra del gobierno de Pacheco. Ninguno de los grupos enfrentados exhibe diferencias en el nivel de apoyo a la democracia, por lo que esta disputa sobre el TLC no es una pelea entre demócratas y antidemócratas: punto a favor de Costa Rica.
Si esta medición es correcta, tanto el Gobierno como los opositores están sobre territorio jabonoso. Para el “centro” político, la discusión del TLC no es solo una discusión sobre un tratado comercial: tiene una fuerte demanda a favor de reformas internas. Por otra parte, las actitudes ciudadanas sobre el tratado están muy influidas por el desempeño general del Gobierno en otras áreas; en un ambiente de descontento hay resquemor sobre una aprobación “rápida” del TLC, una alta volatilidad de las preferencias políticas y, al mismo tiempo, una clara petición a favor del orden público. En este contexto, me parece que gana el que conquiste al “centro político”, donde está la mayoría ciudadana, y esto no es tarea fácil para nadie.
(La Nación)
Jorge Vargas Cullel | Diciembre 14, 2006
6 Comentarios
Los medios de comunicación masiva tienen su papel en esta obra.
No es solo lo que se dice, sino como y cuanto (por ejemplo, los medios televisivos escogen que tomas presentar y que partes de una entrevista cortar/editar).
Muchas personas utilizan como base de sus argumentos la información que proviene de las noticias, no se trata de pensar en los medios como agujas hipodérmicas* y en los ciudadanos como seres totalmente pasivos, pero sí se tiene que considerar que la influencia existe y es evidente que la tratan de ejercer al máximo.
(*) http://es.wikipedia.org/wiki/Teoría_hipodérmica
Punto en contra de “varguitas”: no toma en cuenta (¿o prefiere no mencionarlo?) quiénes han gastado millones de millones de millones en propaganda pro-TLC.
Punto en contra de quienes han despilfarrado tal cantidad de millones: es mucha la gente que duda del TLC.
Punto a favor de quienes nos oponemos: con medios supremamente modestos hemos hecho que toda esa gente se pregunte y desconfíe de tanta propaganda.
Punto en contra de los promotores del TLC: han gobernado ininterrumpidamente por más de 20 años, no obstante lo cual hay una demanda de “reformas internas”, ¿Después de haber tenido tanto tiempo tanto poder aún alquien -aparte de “varguitas”- creerá que ellos podrán o tan solo querrán hacerlas?
Punto a favor del pueblo de Costa Rica: que la mayoría se ubique -al decir de “varguitas”- en el centro político, es una hazaña heróica de la izquierda, vista la magnitud cósmica de la propaganda que empuja desesperadamente hacia la derecha.
¿Qué sucederá en Costa Rica si NO se aprueba el TLC por los diputados, la Sala Constitucional o la democracia de la calle? ¿En qué quedan el gobierno, el congreso y los partidos telecistas? ¿En que quedan los ganadores de la batalla? ¿Se terminará de hundir la clase política podrida? ¿Intervendrán fuerzas militares extranjeras, como se comenta por ahí?
¿Qué sucederá en Costa Rica si se aprueba el TLC? ¿Qué efectos políticos seguirán? ¿Crecerá la ingobernabilidad? ¿Qué harán los movimientos sociales? ¿Seguirá todo igual? ¿Se entrará al camino ecuatoriano de manifestaciones callejeras continuas que tumban uno, dos, tres presidentes uno tras otro?
¿Por qué el Señor del Premio no gobierna para todos, los que están a favor y los que están en contra del TLC, sino solamente a favor de los telecistas? ¿Será ideología? ¿Serán otros compromisos, otros intereses? ¿Alguien tiene conocimiento sobre lo que motiva a los hermanísimos en este asunto?
¿Tendrá Costa Rica un Estado Social de Derecho o reculará a un Estado Liberal de Mercado?
Si además del neoliberalismo, como en el Chile de Pinochet, el gobierno tuviera a su disposición un Ejército… Si en lugar de 25 el Señor del Premio tuviera 29 diputados…
El poderoso siempre saldrá ganacioso cuando trate con los de abajo. El problema radica en la dependencia de nuestra economía del mercado estadounidense. Creo que aspectos como el de la pérdida de soberanía, se han sobredimensionado. Claro que se pudo haber obtenido una mejor negociación sin que nos estrujaran, pero estas son consecuencias de nuestra poca formalidad para atender tanto nuestros asuntos internos como los externos. Al no haberse presentado una opción para contrarrestar la pérdida de exportaciones, producto del trabajo de miles de ticos, estamos “jodidos”. O aceptamos el TLC o lo aceptamos. Un amigo de San Ramón me decía que él prefería morirse de hambre que negociar el TLC; se niega a la aceptación de un mundo globalizado. Una cosa es decirlo, otra muy diferente, es afirmar algo que no se ha vivido. Ver morirse de hambre a nuestros hijos y parientes es una experiencia que felizmente no esta en nuestra historia. Si todos fuéramos un poco más honestos en nuestro trabajo diario y pagáramos lo que hay que tributar, otro gallo cantaría. La globalización es un hecho real, en la que sólo el tezón, el orden y la disciplina son las armas para mantenerse por lo menos a flote. Y flotar… ya es mucho.
Julie le diré que pasará con el TLC. Se concentrará aún más la riqueza. Subirán los salarios pero el costo de la vida se disparará(Bienes y servicios). No aumentarán los empleos, pero si la economía y por ende el monto impositivo. Perderemos las instituciones públicas rentables(ICE=telefonía) con las que los políticos-empresarios se sueñan dueños. En fin, nos convertiremos en una clase trabajadora endeudada sin esperanza de mejorar nuestro nivel de vida.
Si se ha sobredimensionado el aspecto de la pérdida de soberanía, cosa que no creo, pues la globalización por si sola apunta a eso, sólo que este fenómeno no es obvio en todas sus dimensiones, todavía, no así el hecho de que los ticos nos hemos acostumbrado a poner las manos hacia arriba, esperando siempre que alguien nos salve, y no hacia abajo, agarrando con fuerza las oportunidades que se nos presentan, que en palabras sencillas quieren decir honestidad, trabajo arduo, responsabilidad, humildad, fuerza de carácter, empeño, creatividad, y todo aquello que hará grande a nuestra Costa Rica en el Siglo XXI.
Como alguien me dijo una vez, si ustedes los costarricenses no trabajan por el país, con o sin TLC, en 25 años van a tener un país hecho pedazos, en ruinas. La tabla de salvación no es un TLC, menos aun bajo al amparo de las negociaciones hechas por desacreditados políticos; y por que conformarnos con “flotar” si perfectamente podemos “navegar” y trazarnos nuestro propio rumbo. No en vano nuestros antepasados se esforzaron tanto para darle a Costa Rica el sello de país desarrollado en el aspecto social, llámese educación, medio ambiente y salud, del que goza hasta el momento.
Esto también está endeble, precisamente porque lo hemos dejado de lado para empezar a pensar que no hemos hecho las cosas tan bien, y que sin la aprobación de un TLC con Estados Unidos, nos estamos aislando, cuando en realidad debido a ello hemos sido los “vanguardistas” de América Latina.
Esta es una paradoja a la que hay responder con la sabiduría que nos caracteriza, y nuestro paradigma reside en reencontrar ese Centro que nos hizo grandes y adaptarlo a las nuevas dimensiones políticas, económicas, culturales y sociales de la Costa Rica de hoy.
Tamaña tarea la que nos toca, pero estoy convencida de que podemos, sino, preguntémoslo a nuestros abuelos y abuelas… después de darnos unas nalgaditas nos dirán que en la Costa Rica que ellos forjaron, todo lo bueno es todavía posible, sólo es necesario proponérselo, conseguirlo y mantenerlo. La decisión está en nuestras mentes.