Por Eduardo Lora, asesor principal del Departamento de Investigaci�n del BID. Se expresa aqu� a t�tulo personal.
Con las recientes elecciones de Nicaragua y Venezuela y los triunfos de Daniel Ortega y Hugo Ch�vez se cerr� un ciclo de doce elecciones en un a�o en Am�rica Latina. �Qui�n gan� y qui�n perdi�?
En primer lugar, gan� la democracia con todas sus instituciones de soporte, incluso en Venezuela, donde reapareci� la oposici�n. Sin embargo, en M�xico las instituciones democr�ticas quedaron resquebrajadas, pues Andr�s Manuel L�pez Obrador prefiri� utilizar los restos de su capital pol�tico para atacarlas, en lugar de aceptar la derrota.
En segundo t�rmino, gan� la ortodoxia macroecon�mica, aun en Per� y en Nicaragua, donde fueron elegidos los responsables de las espectaculares hiperinflaciones de hace cerca de dos d�cadas, ahora empe�ados en demostrar que aprendieron la lecci�n. Sin embargo, est� por verse qu� curso tomar�n las pol�ticas macro en Ecuador, el �nico pa�s con un presidente doctorado en econom�a, y con unas ganas tremendas de mostrarse innovador.
Triunf� tambi�n la moderaci�n en materia de pol�ticas econ�micas y sociales. Ganaron espacio propuestas de pol�tica que hace una d�cada eran anatema, como los bancos de desarrollo o las pol�ticas de promoci�n industrial, y aunque la palabra “privatizaci�n” s�lo fue mencionada en tono ofensivo durante las campa�as, se inventaron nombres y formas menos pol�micas para la misma idea.
En materia de pol�ticas sociales, el electorado sigui� la defensa del gasto social en general, y de algunos programas sociales espec�ficos, como Bolsa Familia en Brasil, Oportunidades en M�xico y las “misiones” en Venezuela. Aunque Evo Morales prometi� refundar el pa�s y Ch�vez profundizar y extender la revoluci�n, hicieron m�s carrera los candidatos que prometieron mejorar lo que ya hay, ofreciendo crecimiento y gobiernos m�s eficientes en lugar de cambios radicales.
Bolivia y Venezuela constituyen interesantes experiencias en otro sentido. Solamente Morales y Ch�vez tienen posibilidad de controlar los congresos y pueden impulsar pol�ticas de cambio profundo, aunque con un gran riesgo de inestabilidad econ�mica y social. Los venezolanos siempre han sido y contin�an siendo mayoritariamente promercado; los bolivianos, divididos en muchos frentes, est�n siempre unidos en su escepticismo frente a las instituciones del gobierno central. En los dem�s pa�ses, los gobiernos cuentan apenas con mayor�as de coalici�n, con tendencias e intereses muy diversos, o son francamente minoritarios en el Congreso, hasta el caso extremo de Rafael Correa, que no tiene partido ni bancada legislativa. En estas condiciones, imperar�n el gradualismo y el pragmatismo, aunque no es de descartar que alg�n presidente deba terminar su mandato antes de tiempo.
El populismo estuvo muy presente en las promesas -y los excesos- que se dicen en las campa�as electorales, que en la mayor�a de los pa�ses resultaron ser las m�s peleadas en mucho tiempo. El populismo tangible, expresado en d�divas preelectorales, aumentos del gasto p�blico o simple compra de votos, tambi�n estuvo presente, pero no con la fuerza capaz de alterar la situaci�n fiscal, desestabilizar la econom�a o generar serias distorsiones de precios o salarios, como era corriente hasta hace poco con cada elecci�n en muchos pa�ses, desde M�xico hasta la Argentina. Incluso Venezuela, donde Ch�vez se mostr� pr�digo con sus potenciales electores, no alcanz� a agotar el barril aparentemente sin fondo de las rentas petroleras ni a alterar los �nimos en los mercados cambiarios y financieros.
Sin embargo, no es evidente que el populismo y la revoluci�n hayan triunfado. Hace doce meses rondaba el temor -o la esperanza- de que en 2006 las cosas cambiar�an profundamente en Am�rica latina, una vez que los electores demostraran su fatiga e impaciencia con el neoliberalismo, la falta de crecimiento y las crecientes brechas sociales. Tres presidentes reelectos (Brasil, Colombia y Venezuela), cuatro veteranos reinstalados (Costa Rica, Hait�, Nicaragua y Per�) y dos partidos en el poder ratificados (Chile y M�xico) no constituyen exactamente una revoluci�n. Solamente hubo renovaci�n en Bolivia, Ecuador y Honduras. Los latinoamericanos resultaron mucho m�s cautelosos y las mayor�as de casi todos los pa�ses decidieron apostarles, no a la revoluci�n, sino a la continuidad y al gradualismo.
(La Naci�n � Buenos Aires)
Columnista huésped | 27 de Diciembre 2006
1 Comentarios
�Est� alguien absolutamente seguro de que Manuel L�pez fue realmente derrotado? �No habr� sido derrotada la democracia electotral? Lo que el candidato “perdedor” no acept� no fue su “p�rdida”, sino una muy cuestionable declaraci�n de un tribunal.
Y en otras partes, “�cosas veredes, Sancho!”