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Con aroma a cipr�s

Luko Hilje | 21 de Diciembre 2006

Alisios o nortes, frescos y raudos vientos que espantan a nubes rezagadas -despejando el cielo para que el sol y la luna derramen toda su luz veraniega-, pero que tambi�n tonifican nuestro esp�ritu. E, inevitablemente, con ellos nos llegan desde lo profundo de los sentidos y la memoria los aromas y colores de la Navidad, en la evocaci�n de la calidez hogare�a de la ya lejana infancia.

S�. De aquellos tiempos de vacaciones. De encumbrar papalotes, azotados por sus s�bitas r�fagas. De buscar y deshilachar las duras y puntiagudas hojas de itabo para las amarras, as� como cortar y soasar hojas de pl�tano en el multitudinario ritual familiar de hacer los infalibles tamales, de aroma tan propio al cocinarse entre borbotones en las grandes ollas de aluminio. De sembrar ma�z y arroz con la abuela Ramona para construir campos agr�colas en miniatura, te�ir aserr�n con colores vistosos para los potreritos y senderos, inmersos todos entre amplios predios tapizados con musgo -llamado lana entonces-, y tambi�n llenar de ocres y reluciente escarcha los negros cartones encerados para perfilar los lomer�os que delimitaban al portal, que despu�s se poblar�a de peque�as figuras.

Y, en el r�stico pesebre, el peque�o pero finamente labrado y sobrio pasito de madera, el cual extra�amos con reverencia de entre telas protectoras en una caja de madera, que de especial nada ten�a, salvo ser la del pasito, lo que la convert�a en sagrada.

�C�mo disfrut�bamos de ayudar a hacer el portal, espacio buc�lico de concordia y bienaventuranzas! Portal aromado a musgo y a cipr�s que, con su penetrantes aceites esenciales, entre m�s se seca m�s grato huele. Y, con �l, el arbolito navide�o -entonces d�bamos aspecto de tal, entrelaz�ndolas, a algunas ramas bien escogidas de alg�n generoso cercado-, multicolor en los brillantes globos de variado tama�o, as� como en las sencillas y diminutas luces sincronizadamente parpadeantes.

Pude haber escrito sobre esto hace mucho tiempo, pero nada me lo hab�a provocado. Y, curiosamente, lo indujo ahora un anuncio hallado en La Gaceta de hace casi 140 a�os, en una reciente visita a la hemeroteca de la Biblioteca Nacional. En efecto, para la Navidad de 1868, en un peque�o recuadro se anunciaba la venta de �rboles de pascua, lo cual me sorprendi� al instante, pues desconoc�a que se comerciara este tipo de �rboles tan temprano en nuestra historia. Quien lo suscrib�a era Jacinto Guzm�n, de quien ahora me entero que era casado con Josefa Victoria Quir�s, prima hermana de mi abuelo Ascensi�n.

Ahora bien, es de suponer que se trataba de arbolitos de cipr�s, pero esta especie no es nativa del pa�s, sino de M�xico y el norte de Am�rica Central. En el anuncio aparece la figura de un �rbol grande -nada parecido a una con�fera-, pero esto obedec�a a que los logotipos de imprenta eran prefabricados e invariables. Otra posibilidad es que fueran arbolitos de uruca (Trichilia havanesis), cuyas suavemente arom�ticas ramas se usaban para decorar altares, pero esto amerita mayor indagaci�n. Curiosamente, para la Navidad de 1869 el anuncio ya no apareci�, y desconozco si la tradici�n continu�, pues ese no es el tema de mi investigaci�n. Pero lo llamativo es que alguien visualizara desde entonces la modalidad de plantar y vender arbolitos para la Nochebuena.

De haber sido el cipr�s el �rbol aludido en el anuncio, es claro que alguien debi� importarlo y naturalizarlo. Pero, �qui�n fue esta persona? No se sabe con certeza aunque, tras consultar con varios conocedores de etnograf�a y bot�nica, el ingeniero forestal Freddy Rojas, del Instituto Tecnol�gico de Costa Rica, me remiti� a una muy �til evidencia, que aparece en una tesis de maestr�a realizada en el CATIE (entonces IICA) en 1967. Su autor, el chileno Jos� Bucarey, indica que muy posiblemente quien lo hizo fue don Ricardo Casorla en 1860, cuando sembr� cipreses y otros �rboles ornamentales en Carrizal de Alajuela. Creo que este dato es de fiar, pues la informaci�n se la suministr� el c�lebre bot�nico don Jos� Mar�a Orozco Casorla, nieto de aqu�l.

Al indagar sobre don Jos� Ricardo, he hallado que naci� en 1836 en Panam� y se hab�a establecido en Costa Rica en 1860. En Puntarenas fungi� como agente de las Compa��as de Vapores del Pac�fico, lo cual podr�a explicar sus contactos para conseguir semillas de �rboles ex�ticos. A�os despu�s se mudar�a a Alajuela, donde fue inspector de escuelas, fund� un colegio primario-secundario y dirigi� el peri�dico El Porvenir. V�ctima del gobierno de Tom�s Guardia, regres� a su patria en 1876, donde publicar�a un libro sobre el cultivo del caf� y ser�a presidente por un corto per�odo. Sufrir�a varios atentados, tras lo cual se retir� de la funci�n p�blica, para morir en Las Tablas en 1880. Con su esposa Rafaela Soto procrear�a siete hijos, entre ellas Rosa Mar�a, quien se casar�a con don Secundino Orozco Salazar y tendr�an cinco hijos, entre ellos Jos� Mar�a y Claudia (madre de la recordada do�a Victoria Garr�n de Doryan, ex-vicepresidenta de la Rep�blica).

Retornando al cipr�s, aunque su nombre cient�fico (Cupressus lusitanica) alude a un origen portugu�s, hoy se sabe que ello es infundado. La confusi�n surgi� porque fue a partir de un centenario �rbol plantado en el convento de Bu�aco, cerca de Coimbra, que la especie fue descrita en 1700 por el bot�nico franc�s Joseph Pitton de Tournefort, tras lo cual el tax�nomo escoc�s Philip Miller la bautiz� en 1768, tres a�os antes de morir. Indagaciones posteriores sugieren que fueron las monjas carmelitas de dicho convento quienes lo introdujeron desde M�xico cerca de 1634.

Esto indica que, en contraposici�n con lo muchos creen, el cipr�s no es tan ex�tico ni distante nuestro como lo parec�a. Aunque se le introdujo en Costa Rica como �rbol ornamental, Bucarey se�ala que tiempo despu�s tuvo gran aceptaci�n para formar tupidas cortinas rompevientos en las zonas altas de Alajuela, Heredia, San Jos� y Cartago, sobre todo para evitar la ca�da de las flores del caf� y evitar la erosi�n de los suelos. Pero tambi�n se convirti� en una valiosa y continua fuente de le�a para hogares rurales, as� como de muy buena madera para ebanister�a y construcci�n. Seg�n los registros de dicho autor, su siembra en plantaciones data de 1914, en Pacayas de Cartago.

Ahora bien, el origen de su presencia en nuestros portales es incierto a�n. Cuesta aceptar que, con apenas ocho a�os de establecido por Casorla, ya Jacinto Guzm�n comerciara al cipr�s como �rbol de pascua, lo cual sugiere que lo que �l vend�a no era cipr�s, sino alguna otra especie con propiedades arom�ticas, pues las fragancias naturales son inherentes a los portales en los hogares cat�licos, sobre todo en Europa y Am�rica, donde es frecuente la presencia de frutos fragantes.

En todo caso, m�s all� de las acciones de Casorla o Guzm�n, es claro que, quiz�s por la influencia de la tradici�n europea de colocar pinos y otras con�feras en los hogares -de origen pagano, incluso-, en Costa Rica se adopt� al cipr�s, en una suerte de curioso sincretismo, para aromar nuestros portales. Y lo m�s llamativo es que fuera aqu� donde en los �ltimos 30 a�os -al estilo de la rentable �industria� navide�a t�pica de Europa y Norteam�rica- pr�cticamente se domesticara al cipr�s para establecerlo en peque�os predios y comerciarlo como arbolitos decorativos a partir de tres o cuatro a�os de edad, por lo cual Costa Rica es hoy reconocida como pionera en el plano internacional.

Al margen de esto, y mientras escribo este art�culo, un enervante y grato efluvio llega a mi nariz y, sobre todo, invade y colma de nostalgia mi alma, dici�ndome que, desde el fondo del tiempo y la infancia, la Navidad ya est� aqu�, con sus frescos nortes, la c�lida evocaci�n de quienes ya partieron, la cercan�a afectiva de los que amamos y el aroma a cipr�s, pues no podr�a ser de otra manera. S�, con ese envolvente e inefable aroma a cipr�s, �nico, invicto e infinito en nuestra memoria.

Luko Hilje | 21 de Diciembre 2006

5 Comentarios

* #1099 el 21 de Diciembre 2006 a las 09:33 PM ELIZABETH CALDERON RODRGUEZ dijo:

Queride Luko esta lindo tu articulo,pero el ultimo parrafo se quedo grabado en mi mente y mi corazon.Un gran abrazo navideno con aroma a cipres.ELI

* #1101 el 21 de Diciembre 2006 a las 11:29 PM EDGAR dijo:

Gracias por su articulo, mi duda es que Panama no era Independiente en 1876, como podria tener preseidente?

….regres� a su patria en 1876, donde publicar�a un libro sobre el cultivo del caf� y ser�a presidente por un corto per�odo

* #1106 el 22 de Diciembre 2006 a las 10:28 AM Luko Hilje dijo:

Gracias a ambos! Tiene raz�n don Edgar, y no me extend� en detalles, por la longitud del texto, ya de por s� algo extenso. Seg�n me lo aclar� en estos d�as don Ricardo Orozco (hijo de don Jos� Mar�a), Casorla fue presidente del as� llamado Gobierno Soberano de Panam� (entonces Estado Asociado de la Gran Colombia). De hecho, �l me remiti� copia de una especie de proclama suscrita por su bisabuelo, fechada el 30 de diciembre de 1878, en su condici�n de Presidente del Estado.

* #1219 el 12 de Enero 2007 a las 11:05 AM Ra�l Sol�rzano dijo:

Estimado Luko, cada vez que leo tus art�culos o comentarios lo hago con una taza de caf� para saborearlos juntos. Que cosa m�s bella, esto realmente es un cuento con datos reales por lo que logra el objetivo de educar y encantar al lector.

* #2296 el 17 de Agosto 2007 a las 03:03 PM Alfonso dijo:

Estimado Luko, que agradable poder leer siempre tus acertados an�lisis y remembranzas muy nuestras. Muchisimos recuerdos amigo.

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