Disminuir tamaño de letraAumentar tamaño de letraImprimir paginaEnviar esta pagina por e-mailAmpliar el ancho de la paginafluid-width

Pobres diablos... �y diablas!

Luko Hilje | 23 de Noviembre 2006

Hace pocos meses, cuando escrib�a mi reci�n publicado libro sobre la vida y obra del Dr. Karl Hoffmann, m�dico de nuestro ej�rcito en la Campa�a Nacional, necesitaba recabar informaci�n sobre la tumba de �l y su esposa, enterrados en Esparza en 1859. Me recomendaron entonces conversar con don Hern�n Elizondo, vecino de dicho cant�n. Me extra�� que �l supiera de esto siendo escritor, hasta que, al llamar por tel�fono a su casa, me percat� de que es su hijo, hom�nimo, quien es historiador, y con gran gentileza me ayudar�a a clarificar lo que requer�a.

Pero quien contest� el tel�fono fue su padre, lo cual result� muy oportuno para expresarle mi gratitud de casi toda una vida, por haber escrito en 1964 el libro Memorias de un pobre diablo. Y fue entonces cuando me dijo que muy pronto se reeditar�a por quinta vez la obra, por parte de la Editorial Costa Rica, lo cual ocurri� en setiembre pasado.

�Qu� decisi�n tan atinada! Porque ese libro es una verdadera joya por su riqueza po�tica -aunque el propio autor reconoce que le falta t�cnica literaria-, pero sobre todo por su hondura humana, ya que es un estremecedor grito de dolor brotado desde las pampas guanacastecas, escenario de tanta injusticia y arbitrariedad, desde siempre. Y, curiosamente, naci� como el c�lebre Cocor�, que el querido don Joaqu�n Guti�rrez escribiera a toda prisa para participar en un concurso a punto de cerrarse, en Santiago de Chile, el cual gan�. En este caso, don Hern�n Elizondo Arce, interesado en concursar en los Juegos Florales de 1963, articul� con formato de novela varios textos antes publicados en una columna que ten�a en un suplemento del diario La Rep�blica, lo cual concluy� al amanecer del propio d�a en que se cerraba el concurso. Y no solo lo gan�, sino que al a�o siguiente recibir�a el Premio Nacional de Novela Aquileo J. Echeverr�a.

Tuve la fortuna de leer este libro siendo apenas un muchachito que iniciaba la secundaria, gracias a mi hermano Adri�n, quien lo adquiriera reci�n publicado -de hecho, como �xito editorial ins�lito en nuestro medio, se agotar�a en pocos meses- y circulara entre todos los hermanos. Y me conmover�a tanto, que me marcar�a de por vida, as� exactamente, en mi sensibilidad y compromiso social.

Tan fue as� que al siguiente verano, en las vacaciones familiares fuimos a conocer Guanacaste y, mientras mis ojos y piel disfrutaban de los sorprendentes paisajes de nuestras bajuras y sus paradis�acas playas, mi coraz�n andaba por otro lado: captando en vivo lo que el libro retrataba, en aquellos ranchos tugurientos a la vera de los resecos y empolvados caminos, en el olor del humo emergiendo de paup�rrimos fogones, en las interminables cercas de p�a delimitando los amarillentos jaraguales de los latifundios, en los cuerpos retostados y enjutos, de las extenuantes faenas bajo esos inclementes soles, as� como de tantas hambres acumuladas.

Hasta imaginaba a la Juanilla, al igual que a tantas que engrosaban la tropa familiar de algunos veraneantes pudientes en su retorno al Valle Central, quienes llevaban consigo �un perico en un juc�, una lora en una vara, y alguna muchachita ingenua para cocinera barata�. De ella, en verso el autor dir�a que: �Juanilla Mairena se fue de los llanos / buscando el bullicio de la capital; / dej� su ranchito, dej� sus hermanos, / dej� el viejo patio con mango y sandal�. Pero a esta nostalgia por el terru�o se sumar�a despu�s el hostigamiento y abuso sexual de los hijos del patr�n, la expulsi�n de la casa por denunciar lo ocurrido y, como remate, el alquiler de su maltrecho cuerpo en los p�tridos y aguardentosos prost�bulos de la capital, para despu�s morir tuberculosa y abandonada, de regreso a su tierra: �All� va tu sombra tras la sombra bruna / en la hora postrera del postrer dolor, / mientras en la pampa ba�ada de luna / se oye como un llanto de llanos en flor�.

Hombres y mujeres desheredados e irredentos todos, encarnados en el �pobre diablo de los llanos� que nos introduce el libro as�: �Yo nac� en esta Guanacaste c�lida, en un rancho que salpicaba el Tempisque […] Nac� con mi destino marcado. Destino de llevar soles bajo la mirada de los caporales; destino de correr tras un toro o tras un sue�o; destino de vagar por los llanos con un nudo en la soga y otro nudo en la garganta […]. Nac� y me cri� entre siestas de garrobos tendidos sobre el filo de las ramas secas; entre acechos de cascabelas con su ponzo�a escondida bajo las hojarascas tibias; entre abrazos de politiqueros olorosos a alcohol y a fraude. Y en las noches de luna, de coyol y de guitarras, cant� mi copla alegre para olvidarme de mi herencia triste�.

Pero, en medio de tanta desolaci�n y desesperanza, un d�a surgir�a de la propia pampa, de un villorrio de Filadelfia, un hijo cabal, valiente y justiciero. Era Francisco Vargas Vargas, de origen humilde, pero quien hab�a estudiado medicina en Francia y, consecuente y comprometido con los suyos, retorn� a su terru�o donde, dolido por tanta injusticia, �levant� pr�dica y bandera, y su voz retumb� en la pampa con �mpetus mesi�nicos� hasta agitar la sabana entera. Entonces �el viento de los llanos sacudi� los ranchos y de �stos sali� un grito de redenci�n y protesta: �Viva Vargas!�. S�, grito simple en su forma, pero pre�ado de aut�ntica esperanza e ilusiones. Y, tal ser�a su convicci�n, que el movimiento varguista crecer�a con inusitado vigor, aunque quedar�a silenciado en unas elecciones diputadiles de medio per�odo, signadas por el burdo fraude y la represi�n.

Miseria y dolor cr�nicos e interminables, que Elizondo recre� con gran sensibilidad y mano diestra, a pesar de no ser guanacasteco de cepa. Hijo de padre herediano -de Santo Domingo- y madre orotinense, este breve hombre de apenas 1,61 de estatura es tambi�n domingue�o de nacimiento, y lleg� a Orotina reci�n nacido, para trasladarse por fin a las bellas serran�as de Tilar�n cuando ten�a apenas seis a�os de edad. Este guanacasteco por adopci�n -aunque esparzano ahora- anduvo descalzo hasta los 16 a�os, y ser�a maestro rural emp�rico, viajando hasta siete horas a caballo a�n de noche, para despu�s laborar en la municipalidad y trasladarse a la capital a cursar de noche la secundaria. Esto lo ha relatado en una grata entrevista en Ojo recientemente, en la que resalta el apoyo que recibiera de don Pepe Figueres en 1945 -cuando no era conocido como l�der pol�tico, y visitaba al catal�n don Domingo Flaqu� en Tilar�n- para la publicaci�n de Alma, dolor y paisaje, su primer poemario, y que don Pepe pagara de su propio bolsillo.

En dicha entrevista y a prop�sito del libro que comento -por cierto, traducido al ingl�s y al alem�n-, me sorprendi� por oportuno el juicio de este noble patriota de casi 85 a�os, ante la coyuntura actual de Guanacaste: �He insistido mucho en algo, en lo que me adelant� a los hechos, y es que las playas se nos est�n yendo […]. El problema es que llegaba gente de la capital y se adue�aba de la costa. Ahora ni siquiera eso: las playas est�n en manos de los extranjeros. El turismo por un lado es bueno; por otro, terminaremos como en M�xico, jalando valijas. Al norte de Acapulco hay barriadas miserables. All� pas� lo que pasa aqu� con Papagayo�.

Palabras certeras, sin duda, porque el furor mercantil est� propiciando la fren�tica venta de nuestras hermosas playas guanacastecas al mejor postor, sin reparar del todo en sus consecuencias humanas, sociales y econ�micas. Todo se justifica con el espejismo de los megaproyectos tur�sticos creadores de empleo, pero… de quinta categor�a (saloneros, maleteros, mucamas y jardineros). Y, ahora que a fuerza de escucharlos tan bien conocemos la forma de argumentar de los tecn�cratas apologistas de estas iniciativas -�misma mancuerna con los del TLC!-, no ser�a de extra�ar que hasta dijeran que un �plus� de tan novel enfoque es que las Juanillas Mairena ya no sufrir�n de desarraigo. Eso s� -�y que lo entiendan bien!-, tendr�n que ser muy eficientes para competir con las dominicanas, colombianas, etc., como sucede entre el ne�n, la fanfarria y la droga en la otrora apacible Jac�. �Pobres diablas!

Luko Hilje | 23 de Noviembre 2006

6 Comentarios

* #953 el 23 de Noviembre 2006 a las 09:07 AM Doris Osterlof dijo:

Felicitaciones por recordarnos a todos los costarricenses quien es este extraordinario escritor nacional, del que debemos sentirnos muy orgullosos, y de quien mucho podemos aprender, no solo como escritor, sino como el hombre de familia y ciudadano ejemplar que ha sido. Tengo el honor de conocerlo desde peque�a y de tener una entra�able amistad con su hijo, politologo por profesio�n, historiador por vocacio�n. Gracias por recordarnos a los costarricenses las buenas lecturas con que contamos de nuestros propios autores.

* #1433 el 28 de Febrero 2007 a las 11:36 PM Dr. Carlos Araya Guill�n dijo:

“Memorias de un pobre diablo” es una obra de denuncia social, de lucha por la justicia encabezada por el grito de rebeld�a “Viva Vargas”; y de reverencia por la bajura guanacasteca. Tambi�n es una novela de sensibilidad humana y de sue�os que recoge la esperanza de los labriegos sencillos de morar en un rinc�n del llano con los ojos cerrados para siempre.

Aunque el autor advierte que no participa de las tertulias de los pont�fices del verbo (olorosos a lat�n) ni ha escuchado las meditaciones metaf�sicas de los intelectuales de “�lite”; ni se ha rozado nunca con los sabios intocables del Olimpo est�tico, ni con los cerebros iluminados de los cen�culos literarios, logra escribir una obra de aguda reflexi�n filos�fica, donde se pregunta por la vida, la existencia, el yo personal, el pr�jimo, el destino y la verdad que guarda el ser humano en lo m�s �ntimo de su alma.

Si bien es cierto, no estamos ante una concepci�n epistemol�gica del individuo, si estamos ante un “llanero”, “coste�o” “sabanero” o “pe�n” que define su “yo” en relaci�n con el mundo de tal suerte que su futuro no escapa a la realidad de su casta maltratada. Es decir, don Hern�n Elizondo se niega desde la presentaci�n del libro (primer cap�tulo) a construir un hombre de la pampa abstracto en su esencialidad, por el contrario, propugna por un costarricense que es voluntad, libertad y conciencia social que llora, r�e y canta en la construcci�n cultural de su propia identidad.

Por eso, con mucha raz�n se pregunta el autor: �Hay acontecimientos en la vida que puedan cambiar a un ser humano? �Hay hechos en la existencia que puedan volcar un alma, haci�ndolas mostrar facetas hasta entonces desconocidas? �Hay una fuerza superior y misteriosa, que haga aparecer valiente al que fue cobarde, villano al que fue justo, noble al que fue canalla?

Su respuesta es clara: Yo un pobre diablo, que no tengo nombre, soy capaz de levantar con dignidad la verdad de mi “yo” para encontrarme a mi mismo entre cascabelas de ponzo�a escondida y politiqueros olorosos a licor, a fraude, a mentiras y a corrupci�n.

“Memorias de un Pobre Diablo” una novela, donde la mezcla entre pensamiento y ser provocan la m�s apasionada actitud existencialista: Ser aut�nticos.

* #1592 el 30 de Marzo 2007 a las 09:36 AM Elena Luisa Beunza dijo:

Ante todo muchas gracias por la oportunidad de escribir un comentario sobre la obra maravillosa de Don Hernan Elizondo Arce. Mi nombre es Luisa Beunza (Luchi) y en el a�o 1991 tuve la suerte de conocer a Don Hernan y compartir con el algunas veces el almuerzo. Lo conoc� de forma muy curiosa, yo regresaba de una larga jornada de trabajo de las cooperativas de mujeres maquiladoras como asesora administrativa y contable, que realmente se torn� en ayuda social pues aquellas humildes pero valientes mujeres habian sido maltratadas en algun punto de su vida y llegaban a estas asociaciones en busca de trabajo pero tambien de oomprensi�n y encontraban casos similares a los que ellas acarreaban,… sucede que tom� el bus que ven�a de Puntarenas, pues el regular ya se habia marchado ya que llegue tarde a la parada, y sumamente fastidiada por fin logre tomar el puntarenense luego de mucha espera, como se imaginaran no quedaba mucho de mi buen humor y pens� tener un pesado regreso de una hora de camino, cansada,… cuando sucedio lo inesperado, sentarme al lado de Don Hernan a quien jamas habia visto ni sabido de �l, no supe en que momento me vi envuelta en una conversaci�n encantadora, obviamente fue su verbo que cobr� en mi esa espontanea y magica curiosidad por saber mas de ese hombre hasta ese momento desconocido y cuando me di cuenta era hora de bajarme del bus asi que decid� pedirle su telefono y darle el m�o, en adelante nos reuniamos a almorzar en el restaurante de enfrente de la Editorial Costa Rica…realmente todo era tan increible, yo peruana en una tierra de pocos amigos y mucho trabajo, fugada de mi pais con mis tres hijos peque�os y almorzando de vez en cuando con un hombre tan iluminado como Don Hernan, me parecia la gloria, pues siempre me gusto la literatura y leer siemre ha sido mi pasion, aunque siendo cabeza de familia y autodesterrada de mi patria no habia mucho tiempo para eso, el se convirti� rapidamente en el oasis de mis rutinarios dias… sus obras que fue regalandome a trav�s de estos encantadores almuerzos de los Martes, fueron un manjar en el paladar de alguien como yo que tenia muchas responsabilidades en la vida y poco tiempo para mis sue�os y mi hambre de leer; sin embargo puedo decir ahora que en esos escasos momentos cuando conversabamos mis penas y emociones desgastadas se convertian en increible esperanza y alegria que el lograba sacar de mi interior. Quisiera que el supiera cuanto toco mi vida con su sensibilidad y despert� mi conciencia social, la forma de ver la vida y la ayuda moral que represent� ser parte de su vida aunque sea por unos pocos momentos de almuerzo y conversacion. Sus obras, cargadas de emociones intensas dejaron una huella profunda en mi, muy positiva y me ayudaron a seguir adelante y resolver mi vida todos estos a�os. He ido leyendo “Memorias de un Pobre Diablo” en diferentes escenarios de mi vida y siempre encontraba algo mas de qu� nutrirme. Es un honor el haberlo conocido y cada vez que abro el libro que menciono y leo la dedicatoria que escribio para mi no puedo contener el gozo de mi alma de aquellos dias de Costa Rica, mi segunda patria.

* #2674 el 21 de Octubre 2007 a las 12:28 AM Alberto S�nchez Fernandez dijo:

Excelente, quer�a obtener mayor informaci�n sobre el doctor Vargas Vargas aparte de la plasmada en libro “Viva Vargas, Historia del Partido Confraternidad Guanacasteca” El aporte en su ensayo me ha sido valiosa.

La confraternidad nace de nuevo

* #8211 el 27 de Junio 2008 a las 09:54 PM Percy Neiman H dijo:

Conoci a don Hernan, alla por 1964, solamente mediante una correspondencia amistosa y de intercambio filatélico. Por aquel entonces desconocía que era un escritor y, por añadidura, famoso en Costa Rica-Hoy, buscando en el baúl de los recuerdos me he encontrado con sus cartas y ha despertado en mi un inmenso interés por volver a contactarlo. Si alguien pudiese darme su direccion postal, electrónica o su teléfono, esta chilena estaría muy agradecida.-

* #11140 el 26 de Agosto 2008 a las 11:50 PM Marta Ma Elizondo Vargas dijo:

Gracias a todos los que han hablado tan maravillosamente de mi padre. El hombre sencillo, humilde, tímido, pero de conciencia social y de verbo exquisito. Considero que su obra magistral de Memomorias de un Pobre Diablo, debió y deberá ser obra literaria de lectura obligada en los programas de secundaria del país, sin embargo nunca nadie se ha preocupado por hacerlo y nos obligan a leer otros que no nos enseñan nada de nuestras tierras. Algún día será, quizás cuando ya se haya ido. Por él, gracias a todos.

Publique su Comentario




Recordar mis datos?


Reglas para publicar comentarios: Antes de publicarse, cada comentario será revisado por el moderador. Su dirección de e-mail no aparecerá.